El arte de donar

HAZ19 octubre 2012

Hace más de cien años el gran empresario y filántropo Andrew Carnegie pronunció la frase «Es más difícil donar dinero que ganarlo». Hoy también grandes empresarios altamente capacitados siguen preguntándose cuál es la mejor manera de realizar su filantropía. En los últimos años cada vez más filántropos se fijan en lo que hacen sus colegas, además de contar con la ayuda de un plantel cada vez más amplio de asesores especializados.

Al principio de verano treinta y cinco de los firmantes del Giving Pledge impulsado por Bill Gates y Warren Buffet causaron un revuelo por reunirse a «puerta cerrada» para debatir sobre asuntos de filantropía. Ante las quejas por su halo de misterio, los organizadores explicaron que el objetivo de la reunión era el de ayudarse unos a otros a ser mejores filántropos.

Steve Case, fundador de AOL, fue el anfitrión de la reunión, celebrada en un complejo turístico de Santa Bárbara, y que él mismo calificó como «una seria conversación sobre las lecciones que hemos aprendido». A pesar de sus brillantes trayectorias en sus respectivas industrias, estos exitosos empresarios escucharon con atención al inversor en capital de riesgo David Rubenstein hablar sobre la importancia de las colaboraciones con el sector público.

También asistieron a sesiones sobre cómo donar de manera eficaz en los campos de la educación, la investigación médica o la pobreza; sobre opciones para donar fuera de los EEUU y sobre, cómo no, de qué manera los filántropos pueden colaborar entre ellos. Según Case, entre los temas que más han calado estaban las inversiones de impacto. Hubo tanto interés que los asistentes convocaron otra reunión para seguir la discusión.

En otra cita reciente, el Forbes 400 Summit on Philanthropy, la revista Forbes invitó a cien de los emprendedores más adinerados en el mundo (según la clasificación de la revista) para debatir sobre cómo responder mejor a males sociales tal y como el hambre, los sin techo, el abuso de drogas, etc. Algunos de los emprendedores invitados eran filántropos bien conocidos.

Entre las anécdotas de la reunión se incluyó un momento en que Warren Buffet tocó el ukelele junto con el guitarrista y cantante americano de los años ochenta, Jon Bon Jovi, conocido por su Soul Foundation. Pero, a excepción del insólito dueto, grabado por muchos móviles y rápidamente visto en Youtube, el contenido de la reunión se mantendrá en secreto hasta que salga un informe oficial de las conclusiones en los próximos meses.

El afán de los filántropos por buscar ideas nuevas y validar sus estrategias actuales no se limita a los filántropos cuyos nombres y apellidos aparecen a diario en los medios. En una reunión de un grupo selecto de familias filantrópicas de New England, que tuvo lugar hace poco en la casa de campo familiar de una de ellos, se respiraba el mismo deseo de compartir experiencias y buscar respuestas a sus dudas.

Entre los partícipes de este evento estaban miembros de patronatos de fundaciones patrimoniales que aprueban cada año presupuestos de donaciones de dos millones de dólares; hijos y nietos, herederos de fortunas y fundaciones patrimoniales controladas todavía con mano de acero por los abuelos, y familias con patrimonios algo más modestos pero con todos su miembros comprometidos en apoyar a la comunidad.

Los temas que más interesaron a los filántropos reunidos en New England son relevantes tanto para el mil millonario que quiere cambiar el mundo como para la familia que tiene un millón de euros en el banco y desea aportar su granito de arena para ayudar al prójimo.

Antes de todo, lector-filántropo, piense en su familia. Seguro que ha tenido discusiones muy animadas sobre ¿cómo inculcamos los valores familiares a través de una actividad filantrópica? o ¿cómo diseñamos procesos para que nuestra fundación sirva de punto de unión para nuestra familia aun cuando somos cada vez más y el dinero disponible es siempre el mismo?

Y se habla sobre las segundas y terceras generaciones: ¿A qué edad debe empezarse a involucrarlos en los proceso de decisión? ¿Qué preparación necesitan los hijos o nietos para llevar a cabo correctamente su responsabilidad moral y legal? ¿Ayudará esta experiencia a su desarrollo profesional? ¿Y al personal? O han surgido conversaciones sobre qué hacer si las prioridades de las varias generaciones, o las diferentes ramas, de la familia entran en conflicto; o cómo salir de una situación en que un miembro de la familia domina la agenda filantrópica hasta el punto en que no ayuda a los beneficiarios y resta armonía a su familia.

También se nota un serio interés por parte de muchos filántropos por conseguir el mayor impacto social posible con los recursos que dedican a sus iniciativas filantrópicas, sean donaciones o inversiones de impacto. En la reunión en New England se debatió sobre el valor relativo de enfoques estratégicos muy precisamente definidos frente a políticas de financiación más abiertas y flexibles, que responden más directamente a las necesidades identificadas por la comunidad beneficiaria. Hubo discusiones sobre el tamaño ideal de las subvenciones para ONG y sobre la importancia de asegurarse que la documentación requerida para la selección y seguimiento de un proyecto sea coherente con el monto de la subvención.

Para responder a diferentes «perfiles de riesgo» entre una pareja o miembros de una familia, los participantes compartieron estrategias llevadas a cabo en sus familias. Desde designar un porcentaje del presupuesto de donaciones para proyectos más arriesgados, a financiar un proyecto por etapas, aprobando las siguientes entregas de fondos solo si los gestores cumplieron con las metas previamente acordadas. También se conversó bastante sobre diferentes modelos para la medición de impacto, un tema tan importante como complejo. Tanto donantes modestos como destacados quieren tener la confianza de que sus contribuciones logran el resultado deseado y, sobre todo a los que tienen formación empresarial, les gustaría mucho saber: «¿Cuánto bien hemos conseguido?».

En España, un grupo de familias empresarias ha ido un paso más allá del puro intercambio de ideas. Varias familias se han unido para aprender y llevar a cabo una filantropía eficaz y eficiente. Su proyecto, Philideas, ofrece un vehículo para que varias familias comprometidas se unan para financiar proyectos sociales locales e internacionales, de excelente calidad. Sumando sus donaciones, las familias logran dar un apoyo muy importante a varios proyectos e involucrarse en ellos, a la vez que gozan de la confianza y eficiencia que ofrece un asesoramiento y seguimiento de los proyectos llevado a cabo por profesionales experimentados en el campo.

El líder de la iniciativa, Borja Durán, explica cómo él se dio cuenta que «una de las ventajas más importantes de la filantropía familiar es que permite mejorar la cohesión de los miembros de las familias. La filantropía aporta una visión y una misión conjunta, ofrece la conexión entre la distintas generaciones y articula mecanismos de desarrollo profesional y espiritual para los distintos miembros de la familia, según sus diferentes afinidades personales». Borja y sus socios de Wealth Solutions y KnowCapital impulsaron este vehículo para sus clientes porque observaron que, a pesar de las grandes ventajas de la filantropía familiar, habitualmente no se lleva a la práctica o, si se hace, no se lleva a cabo desarrollando al máximo su capacidad.

En contraste, Philideas permite que las familias den dinero y sus miembros puedan implicarse, por ejemplo con un voluntariado en el campo, con la confianza de que los grupos que apoyan están avalados por asesores especializados y que la suma que aglutina el grupo de familias es lo suficiente como para suponer un impacto medible y relevante.

El proyecto está diseñado para ofrecer a los miembros de las familias partícipes varias oportunidades de aprender y reflexionar juntos y permite conocerse mejor en el proceso.

La búsqueda de modelos y lecciones de otros grandes donantes es una tendencia cada vez más pronunciada, pero no del todo nueva. Aunque no llegará a Madrid hasta noviembre de este año, El Global Philanthropists Circle (Círculo Global de Filántropos) lleva once años reuniendo a filántropos empeñados en contribuir a erradicar la pobreza para que compartan sus ideas y sus experiencias en diferentes foros, viajes y retiros privados. (Vid. Entrevista a Peggy Dulany, fundadora del CGF).

¿En qué se concreta el aprendizaje que puede realizarse cuando los filántropos se conocen y se escuchan? Un ejemplo de los anales de CGF lo ilustra claramente. En una de sus reuniones una mujer de Colombia (no se menciona quién porque el CGF no publica los nombres de sus miembros) que estaba muy interesada en promover la paz entre la guerrilla, el gobierno y las milicias, casualmente se sentó al lado de un miembro de Sudáfrica que no solo era empresario sino también gobernante.

Cuando ella le contó lo que quería hacer, él contestó: «Ah, tenemos mucha experiencia en cuanto a reconciliación en Sudáfrica. Si quiere puedo contactar con el obispo Tutu, que presidió la Comisión para la Verdad y la Reconciliación, y llevarle en mi avión hasta allí». Así que Desmond Tutu fue a Colombia y aquello causó un gran impacto… motivando que el presidente asistiera a esa reunión y se consiguieran algunos resultados interesantes para el proceso de paz y reconciliación en Colombia. En todas las iniciativas el objetivo es siempre el mismo: que los filántropos aprendan, sus iniciativas sean cada vez estratégicas y maximicen su impacto.

Por Kristin Majeska y Catalina Parra

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