Los ciudadanos fuerzan las puertas del Congreso de los Diputados

La sociedad está cambiando. Esto es un hecho patente que se puede apreciar especialmente en los diferentes proyectos e iniciativas que surgen directamente de la ciudadanía. Recuperar la confianza perdida en las instituciones democráticas no es una tarea solo para los políticos, o que tenga que partir únicamente de los poderes de la Administración, sino también es una responsabilidad de los ciudadanos, que deben mostrar interés y preocuparse por la gestión pública.

En este sentido, las nuevas tecnologías de la información se han convertido en las mejores herramientas para que cualquier persona pueda acercarse a sus representantes políticos, y asimismo pueda exigir honestidad y eficacia en la labor de gobierno. Por esta razón, cada vez son más los ciudadanos que se involucran en diversos proyectos con la intención de cambiar la sociedad actual y hacerla un poquito mejor.

Con esa idea de que las instituciones públicas españolas sean cada vez más abiertas y accesibles para la sociedad, surge la iniciativa ciudadana Proyecto Colibrí. Un pequeño equipo de programadores informáticos, Pablo Martín y Diego Pascual, que durante un congreso sobre Open Government y Open Data organizado por OpenKratio, se plantearon hacer una práctica de hacktivismo, para poner de manifiesto la escasa transparencia que hay en las instituciones españolas.

De esta manera surgió la idea de ordenar los datos publicados en la web del Congreso de los Diputados, para mejorar su lectura, simplificando la estructura de dichos contenidos. En el camino para desarrollar la aplicación, Javier Cordero se incorporó al equipo, que actualmente componen estos tres jóvenes. Estos hacen un llamamiento al sector de la comunicación para que colaboren con ellos: «Uno de nuestros principales objetivos es crear alianzas entre periodistas y programadores para generar aplicaciones útiles a disposición de la ciudadanía en su conjunto», explica Pablo Martín a Revista Haz.

Al igual que el nombre del proyecto, Colibrí, que surge de la combinación de la expresión Congreso Libre, la inspiración para llevar a cabo esta iniciativa bebe de dos fuentes principalmente. Por un lado, sigue el ejemplo de algunos países anglosajones, donde hay una mayor tradición sobre la rendición de cuentas de la Administración y el seguimiento de las acciones políticas. En este sentido, cabe recordar alguna de las dimisiones de ministros europeos, como la de Annette Schavan, ministra de educación en Alemania, quien tuvo que renunciar a su cargo después de que una plataforma digital denunciara el plagio de su tesis doctoral.

Por otra parte, el Proyecto Colibrí también tiene influencia española, al tomar como ejemplo otras iniciativas como Dónde van mis impuestos y Tu derecho a saber, de la Fundación Civio, Qué hacen los diputados o El BOE nuestro de cada día, entre otras.

«Al principio teníamos la intención de llevar a cabo un ejercicio de scraping o extracción de información automática de páginas web, con el objetivo de recopilar datos. La idea de empezar por la web del Congreso de los Diputados de España nos pareció interesante –comenta el equipo de Proyecto Colibrí– y hemos empezado por las votaciones parlamentarias de los representantes públicos en dicha cámara. A partir de ahí seguimos avanzando y añadiendo posibilidades a nuestro proyecto».

En términos informáticos, la gran aportación de este equipo es la creación de una API (Application Programming Interface), un intermediario que tiene acceso a los datos desordenados y los convierte a un formato JSON, entendible para el común de los ciudadanos, y cuya estructura está simplificada para que la información pueda usarse en posteriores aplicaciones web o móviles.

«Por ejemplo, para saber qué ha votado un diputado en concreto, a través de la web del Congreso, se tendría que ir mirando las sesiones una por una y ver qué ha votado cada diputado. Con nuestra aplicación puedes consultar qué ha votado un único diputado en todas las sesiones», explica Javier Cordero.

La mala organización de los contenidos, sumado a la cantidad ingente de datos que caben en una web, suele tener como resultado un alto grado de opacidad por parte de la Administración y las instituciones públicas, ya que cualquier ciudadano no dispone del tiempo y de las habilidades informáticas necesarias para conseguir la información que desea.

Gracias a la iniciativa de Proyecto Colibrí, las votaciones de los diputados, ya sean individualmente o por grupos, así como los datos de contacto de sus señorías, son más accesibles. Según explican los miembros del equipo, esta información es la más consultada actualmente por los usuarios, lo que demuestra una vez más que publicar contenidos de cualquier manera no significa ser transparentes.

«Con nuestra aplicación se pone de manifiesto que un diputado puede estar votando «sí» a una propuesta, que revierte negativamente a la circunscripción que le ha elegido», comenta Pablo Martín, «entonces ¿a quién rinde cuentas ese diputado: al partido o a los ciudadanos que le han votado para que represente a la circunscripción?».

Sobre la ley de transparencia

Desde el Proyecto Colibrí les gustaría que la futura ley de transparencia terminara con los problemas de acceso a la información institucional, pero no ponen demasiadas esperanzas en el texto legal. Por eso, Pablo, Diego y Javier aseguran que continuarán trabajando para obtener información sin presentar solicitudes, sino a través de métodos de hacking, que lejos de ser una práctica pirata, se basa en la teoría del acceso libre a la información y la cultura.

En este sentido, el trabajo de los hacktivistas consiste en entrar en las bases de datos públicas y reorganizar la información para que otras personas con menos pericia informática puedan comprender qué dicen, construir nuevas aplicaciones o denunciar malas prácticas.

«Hay gente que cree que la futura ley de transparencia es el fin y simplemente es el medio» –explica el equipo de Proyecto Colibrí–. En España a muchos políticos les falta la cultura de la transparencia, de la apertura y de la rendición de cuentas. Da la impresión de que lo hacen más por obligación que por convicción».

La difícil empresa de mejorar la sociedad también necesita apoyo y la colaboración de la ciudadanía. Por esta razón, desde el equipo Colibrí se hace un llamamiento a cualquier persona que tenga conocimientos y ganas de aportar; ahora son tres miembros, pero estarían encantados si pudieran ser diez. En este sentido, el proyecto necesita sobre todo a más periodistas involucrados que les sugieran datos para extraer, o que les soliciten herramientas para acceder a la información pública. «Hemos empezado por las votaciones, pero estamos deseando que venga alguien a pedirnos los datos de otras web y así, entre todos, vayamos completando el proyecto», comenta Diego Pascual.

Mientras tanto, su idea es continuar trabajando con motivaciones sociales para construir y animar a otros a elaborar aplicaciones, dentro de la estructura que ellos han desarrollado. El Proyecto Colibrí no es un proyecto aislado, sino que está enmarcado dentro de las acciones de desarrollo del colectivo ciudadano OpenKratio, cuya intención es hacer que la Administración y la sociedad adopten los principios de Open Government y Open Data.

Como otras acciones ciudadanas, su financiación es nula y está autogestionado en exclusiva por los tres miembros del equipo, aunque no descartan en un futuro acudir al sistema crowdfunding si necesitan desarrollar un hito importante dentro del proyecto, y fuera preciso la dedicación a tiempo completo. De momento solo solicitan la colaboración voluntaria de otros profesionales informáticos y del mundo de la comunicación, para seguir completando este proyecto pionero en España, que ya empieza a mostrar resultados muy interesantes y sorprendentes.

Un ejemplo de las acciones que permite desarrollar la API de Proyecto Colibri es la novedosa aplicación ColibriBook para el sistema móvil Android, la cual descarga en los smartphones un directorio con todos los diputados del Congreso ordenados por circunscripción y por partido político.

Con esta herramienta el ciudadano puede tener todos los datos de contacto de los políticos en una agenda dentro de su teléfono móvil, desde el correo electrónico hasta los perfiles en redes sociales o la página web.

Con marco legal, o sin él, la ciudadanía cada vez tiene más inquietudes sobre la gestión pública y busca caminos alternativos a los contactos vía email, que la Administración habilita en sus páginas web, pero que no siempre son útiles para obtener la información demandada. Si el aleteo de una mariposa puede provocar un huracán, ¿qué efectos conseguirá un pequeño colibrí dentro del Congreso de los Diputados?

OpenKratio

Este grupo ciudadano muy bien organizado, pero con la particularidad de que su estructura interna no se corresponde con organizaciones convencionales como asociaciones u ONG, era conocida como Open Data Sevilla, y posteriormente pasó a denominarse OpenKratio; su nombre deriva de las palabras Open (abierto en inglés) y de demokratio (democracia en esperanto).

Todo comenzó cuando un grupo de ciudadanos interesados por el acceso libre de datos públicos se reunió para poner en común sus inquietudes y decidió organizar el primer congreso sobre este tema, bajo el nombre Jornadas de Gobierno Abierto y Open Data, en noviembre de 2011.

Este primer encuentro puso de manifiesto la gran cantidad de personas que compartían este interés por el acceso libre a la información pública, y por querer inculcar en la Administración, en particular, y en la sociedad, en general, los valores de la transparencia, la participación ciudadana, el gobierno y los datos abiertos. Anualmente siguen celebrando este encuentro, que el próximo mes de noviembre celebrará su tercera edición.

De esta manera, comenzaron a desarrollar distintas actividades entre las que destacan los talleres de formación para divulgar las prácticas de Open Government, mostrando las técnicas y los formatos más adecuados para ofrecer la información a los ciudadanos por parte de la Administración. También es relevante la colaboración que mantiene con la Junta de Andalucía, quien le solicitó participar en el desarrollo del Anteproyecto de Ley de Transparencia Pública de Andalucía, y en la futura Ley de Participación Ciudadana, para incluir propuestas de los propios andaluces.

Además de estas aportaciones, es destacable también el éxito de la iniciativa Adopta una playa, que solicitaba la colaboración de todos los españoles, para recopilar información sobre la calidad de las aguas de baño, e introducir los datos obtenidos en un fichero público, habilitado por OpenKratio, el cual ya se encuentra disponible y actualizado.

Una vez más, iniciativas de este tipo ponen de manifiesto el interés colectivo por participar y mejorar la sociedad, en todos sus aspectos.

Por Beatriz C. Martisi
@Bc_Martisi

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