Cadenas híbridas de valor: Simbiosis rentable entre empresas y emprendedores sociales

Varios emprendedores sociales de la red de Ashoka han tomado un primer contacto con el panorama empresarial español en un evento celebrado el pasado marzo bajo el título 'Compartiendo oportunidades'. El objetivo: buscar alianzas rentables con claro impacto social -conocidas como cadenas híbridas de valor- donde las empresas aportan su estructura consolidada y el emprendedor social aborda así una necesidad presente en la sociedad.
Nuria García30 marzo 2015

El concepto es aún incipiente en España, pero ya existen casos de éxito como el de una importante marca de software que contrata a personas autistas por sus especiales capacidades.

Desde la Fundación Seres, promotora de este primer encuentro conjuntamente con Ashoka, describen una cadena híbrida de valor como un sistema donde el emprendedor social aporta el know how acerca de una necesidad o problema social que se puede solucionar desde la fortaleza de una compañía.

“Para las empresas significa un nuevo mercado, pero a la vez crea una solución ad hoc para una necesidad existente en la sociedad”, afirma Lucila García, subdirectora general de una fundación que agrupa a más de 100 empresas realizando actuaciones empresariales de carácter estratégico -y sostenibles en el tiempo- para contribuir a la integración social de colectivos desfavorecidos.

Este tipo de alianzas procura una visión más a largo plazo y permite acceder a ventajas competitivas (innovación, ahorro de costes y nuevos mercados, entre otras), mientras el emprendedor social se aprovecha de los recursos y la capacidad de influencia de ciertos grupos empresariales.

 “El tema de los emprendedores sociales para la fundación es clave y Ashoka es el mejor partner”, afirma Lucila. Ejemplos de cadenas híbridas de valor ya están funcionando en Estados Unidos de la mano de Ashoka. Ahora hay que “hacer aterrizar” este concepto en España, ya que aquí –apunta- solo existe alguna línea de trabajo.

Para entender bien cómo funcionan estas cadenas, Ashoka ha trabajado con la consultora PwC en la elaboración de un informe. A la Fundación Seres le pareció muy interesante este documento y las aportaciones de Ashoka desde un plano teórico, por lo que se ha comprometido a poner en práctica la parte de creación de valor.

La jornada de encuentro sirvió para mostrar la experiencia de los emprendedores con ideas de éxito en países como Francia o Portugal ante las más de 40 empresas que allí estuvieron presentes, como BBVA, Axa, Pascual, Endesa, Vodafone, Indra, L´Oreal o Fujitsu. “El objetivo era traer este concepto pionero y acercarlo a empresas y otros agentes”.

Lucila ofrece un ejemplo. Las mamografías no están cubiertas en muchos países. En el caso concreto de Alemania, se ha podido comprobar que las mujeres ciegas tienen una percepción sensorial especial para predecir posibles tumores de mama en exámenes rutinarios.

El coste económico de acudir a ellas es menor. Las aseguradoras, que antes no cubrían este servicio, han visto que estas mujeres pueden aportar mucho en la detección precoz del cáncer de mama, por eso este tipo de exámenes ya se están realizando en 24 centros hospitalarios y consultas del país. Al mismo tiempo, estas mujeres acceden a una ocupación como expertas en la detección, “un trabajo remunerado para el que han recibido formación”, aclara Lucila.

Una de las grandes ventajas de estas cadenas híbridas es que los proyectos se pueden escalar. La solución no es solo para una determinada empresa y para una zona de la geografía, sino que lo pueden emplear varias empresas en lugares distintos.

“Para las empresas no es solo el hecho de generar costes, no solo es cuestión de maquillaje y reputación social. Generan un impacto social”, subraya. Lucila se muestra positiva con respecto a la evolución de estas cadenas híbridas. Destaca la “buena respuesta” que ha recibido esta primera jornada con más de 70 asistentes de empresas muy diferentes y muy diversos sectores, con presencia no solo de representantes de RSC sino también de otros departamentos. Este primer paso significaría que las empresas están apostando por un “cambio” y que quieren mejorar su papel social, según la subdirectora de la Fundación Seres.

Specialisterne

El autismo como ventaja comparativa

El fundador de Specialisterne en Dinamarca, Thorkil Sonne, quiso demostrar al mundo que los afectados por Trastornos del Espectro Autista (TEA), síndrome de Asperger y síndrome de Tourette tienen un don para el desempeño de determinados puestos de trabajo.

Este colectivo de trabajadores presenta una tasa de desempleo en Europa de un 83%.  Specialisterne ofrece servicios de consultoría a empresas, especialmente en pruebas de sistemas informáticos, conversión de datos, archivo, tratamiento documental y adquisición de datos.

En España, Specialisterne ya está funcionando en Barcelona y dispone de otra oficina en Madrid (Vid. Las 10 iniciativas sociales más innovadoras 2013). Francesc Sistach, su director general, cuenta que son en total 23 empleados de momento, de los cuales 12 son consultores con TEA o enfermedades similares. Su perfil es variado, desde aquellos que no han finalizado la formación secundaria hasta otros que tienen carrera universitaria y están acabando un doctorado. El objetivo de la delegación española es llegar a 50 contratos con trabajadores que padecen dichos trastornos.

“Specialisterne es más sostenible que rentable”, afirma Sistach. En cada país se ha buscado un socio local con capacidad financiera y dispuesto a sacar adelante el proyecto. En el caso español, el inversor social pertenece al entorno de la familia que fue propietaria de Chupa Chups.

“Hemos ido cumpliendo los hitos que se marcaron desde Dinamarca. Los primeros consultores que fueron formados ya están trabajando y vamos consiguiendo más clientes, así que la valoración es bastante buena”, comenta. En el proceso de selección intervienen psicólogos y asociaciones vinculadas al autismo. La formación corre a cargo de la empresa y dura cinco meses trabajando la parte técnica (habilidades informáticas) y también la sociolaboral, donde estos empleados requieren un mayor apoyo para mejorar sus competencias.

Francesc Sistach destaca los puntos fuertes de sus consultores: pasión por el detalle, gran razonamiento lógico y matemático, memoria visual, capacidad para realizar análisis muy precisos y una alta sistematicidad en protocolos o procedimientos, entre otras virtudes.

“En estas áreas suelen estar por encima de la media de la población. Lo que aparentemente parece una incapacidad se convierte en una sobrecapacidad porque, a pesar de tener dificultades en ciertos aspectos, están dotados para otros”, señala.

Specialisterne ha comprobado que, para tareas analíticas y de gran precisión, la tasa de error en estos empleados es del 0,5%, mientras que en otros empleados sin autismo es del 5%.

El futuro cercano de Specialisterne en nuestro país se centrará en afianzar las oficinas de Barcelona y Madrid e ir poco a poco dando cobertura a otras zonas de la geografía. Al mismo tiempo, ya se están dando los primeros pasos para desembarcar en Latinoamérica, concretamente en Brasil.

A nivel mundial, Specialisterne y SAP tienen en marcha su particular cadena híbrida de valor. Las primeras pruebas piloto de esta alianza se han realizado en Irlanda y en India con gran éxito. SAP se ha comprometido a que el 1% de su plantilla global sean personas con TEA. Esto se traduce en llegar a contratar hasta 650 empleados con autismo y otros desórdenes similares de aquí a 2020.

coloradd

Colores universales para daltónicos

Se calcula que hay unos 350 millones de personas daltónicas en el mundo. Hace tan solo unos años, Miguel Neiva no hubiese imaginado la dimensión que iba a adquirir su proyecto. Este diseñador gráfico portugués estaba convencido de que el diseño podría ser algo más que proyectar “bonitos objetos” para potenciar el consumo.

“Pensé que también podría cambiar el mundo, fomentar la igualdad y la inclusión social. Para los diseñadores, el color es como una Biblia, hay que saber escoger en correcto. Por eso empecé a pensar en el concepto de design for all para fomentar la inclusión”, comenta este emprendedor, que cursó estudios con un compañero daltónico y ahora comprende las dificultades que tuvo que pasar.

Miguel decidió empezar por investigar con la ayuda de médicos para poder comprender el daltonismo. Entendió que había diferentes grados, que afecta mayoritariamente a los varones, que está asociado al cromosoma X y que pasa de madres a hijos. “La mayor confusión se da entre los verdes y los rojos, pero hay personas que solo ven en blanco y negro”, indica.

Decidió crear una solución para todos los tipos de daltonismo, es decir, un sistema universal que permitiera a todos la correcta interpretación de los colores mediante símbolos. “No quería que mi estudio quedase simplemente en una biblioteca de universidad”. Para su investigación tuvo que entrevistarse con 146 daltónicos de 16 países. “Las conclusiones fueron muy fuertes”, asegura.

Hay historias tan increíbles como la de una señora brasileña (hay pocas mujeres afectadas, pero hay) que todos los días veía peligrar su trabajo porque el jefe le mandaba un documento marcado en verde para determinados asuntos y rojo para otros. Era incapaz de diferenciar estos colores.

Así nació ColorADD como código universal e inclusivo. Su impresión en productos o lugares hace que los daltónicos puedan distinguir exactamente los colores, es decir, reciben mensajes visuales que antes se les escapaban.

Un ejemplo de cadena híbrida de valor es la alianza de ColorADD con el fabricante portugués Viarco sacando al mercado la primera gama de lápices de colores para daltónicos. Ya se han distribuido más de 220.000 lapiceros en más de 20 países. Miguel ha establecido alianzas similares con otras 10 empresas de Portugal, entre ellas Metro de Oporto, que utiliza este sistema de colores en su red de líneas.

“El daltonismo es una incapacidad invisible a los ojos de otras personas, pero desde una edad temprana puede crear una serie de impedimentos”, advierte Miguel refiriéndose a la los escolares.

Se puede detectar (“antes en Portugal el daltonismo se identificaba cuando los jóvenes ingresaban en el servicio militar”) desde los 7 u 8 años de edad. “Incluso los propios profesores no entienden cómo estos niños son incapaces de identificar un mapa o no consiguen elegir el verde para pintar un árbol. Son situaciones de vergüenza que generan complejos, pérdida de confianza y de autoestima”, expone.

La resonancia que ha tenido su brillante idea ha llegado a los medios de comunicación internacionales. El creador de ColorADD ha logrado colocar hasta 500.000 referencias de ColorADD en Internet y la aplicación ya tiene más de 600.000 descargas. Su proyecto vive de la tarifa que pagan las empresas por utilizar este sistema registrado, pero se trata de un precio bajo por ser una iniciativa social.

Hasta ahora, se han forjado alianzas con diferentes sectores como el educativo, señalética, parkings, medicamentos, alimentación, sector textil y transportes. El interés por este sistema ha llegado incluso a Japón, donde un fabricante de juguetes ha recurrido a este código en sus artículos para que los niños daltónicos puedan jugar con otros niños sin que el color suponga una barrera.

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