El cambio climático, un problema "preocupante", pero "lejano"

La preocupación social por el cambio climático existe, pero el problema "queda lejos". El Eurobarómetro de 2014 confirmaba que este fenómeno efectivamente preocupa a la mayoría de los ciudadanos europeos -nueve de cada diez-. Sin embargo, la responsabilidad de la acción para luchar contra él recaía, según los encuestados, en Gobiernos, empresas y en la propia UE.

Sólo uno de cada cuatro admitía que esa responsabilidad es de los propios ciudadanos. Y sólo la mitad decía haber emprendido alguna acción para luchar contra este fenómeno. Pero, ¿los ciudadanos están formados e informados en este sentido?

Según los dato del último sondeo especial del Eurobarómetro sobre cambio climático publicado en 2014, nueve de cada diez europeos creen que el cambio climático representa un problema grave. El 69% considera que se trata de un problema “muy grave” y el 21% “bastante grave”. Solamente un 9% no considera que sea un problema grave. En una escala de 1 (mínimo) a 10 (máximo), la gravedad del cambio climático recibió una nota de 7,3.

Según estas cifras, el cambio climático se considera uno de los problemas más graves a los que se enfrenta el mundo, después de la pobreza y la situación de la economía. Los ciudadanos de Suecia (39%), Dinamarca (30%) y Malta (30%) son los que más tienden a pensar que el cambio climático es hoy en día el problema más grave en todo el mundo.

A la hora de actuar de forma individual para mitigar el cambio climático, el 50% de los europeos declaraba en la encuesta haber actuado “de alguna forma”, en los últimos seis meses, para luchar contra este fenómeno. Pero cuando se les presentaba una lista de actuaciones concretas, sin especificación de calendario, el porcentaje subía hasta el 89%. Las actuaciones más comunes señaladas fueron la reducción y el reciclado de residuos (69%) y un menor uso de artículos desechables (51%).

¿Ciudadanos preocupados o indiferentes?

Las respuestas de los ciudadanos son claras en la mayoría de las encuestas realizadas a nivel europeo y mundial. El ‘gap’ se produce cuando se les pregunta por la responsabilidad del cambio climático o por su actitud personal o en su vida diaria a la hora de luchar contra este fenómeno.

La encuesta La percepción individual de los riesgos climáticos, de AXA/Ipsos, publicada en 2013 y realizada a 13.000 personas mayores de 18 años en 13 países de tres continentes (Europa, Asia y América), confirma este extremo: tres de cada cuatro personas consideraban que el cambio climático ha sido demostrado científicamente. Y casi nueve de cada diez encuestados manifestaron sentirse preocupadas por él.

En el caso de España, el 95% de los ciudadanos creía que los gobernantes mundiales no toman las medidas suficientes para hacer frente a los riesgos relacionados con el cambio climático.

Nueve de cada diez españoles culpaban a los países desarrollados de estos nuevos riesgos y el mismo porcentaje responsabilizaba del cambio climático sobre todo a las empresas energéticas.

Cerca del 80% estaba convencido de que el cambio climático «es un hecho científico», y el 86% creía que es el resultado «de la actividad humana y no de factores naturales».

Si se atiende a estos datos, los españoles son una de las poblaciones del mundo más preocupadas por las posibles consecuencias del cambio climático: el 91% aseguraba sentirse preocupado por este asunto (la media mundial era del 86%), aunque sólo uno de cada diez entrevistados afirmaba estar «muy preocupado» por lo que pudiera suceder en el futuro.

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¿Interesa el cambio climático?

Parece evidente que el gran reto al que se enfrenta el mundo en el siglo XXI es el cambio climático, pero ¿están bien informados los ciudadanos sobre este asunto?, ¿disponen de suficiente y buena información?, ¿es rigurosa, o está sesgada u orientada por intereses económicos, políticos o ideológicos?

Este fue precisamente el tema de debate de la jornada La percepción pública del cambio climático, organizada por la Asociación de Periodistas de Información Ambiental (APIA) con el apoyo de REE.

Durante el encuentro el director de la agencia de comunicación científica Divulga, Ignacio Fernández Bayo, corroboró efectivamente que en materia de cambio climático, como en muchas otras cuestiones científicas y ambientales, la información de los ciudadanos es “más bien deficiente”.

En conversación con Revista Haz, Fernández Bayo explicó que esto se debe, en parte, “a la complejidad del tema, a pesar de su aparente sencillez”. A su juicio, la información que llega desde las fuentes “tiene muchas carencias, y parece más interesada en concienciar que en informar”.

“Y por supuesto, el tema no interesa lo bastante al público como para que se molesten en profundizar en las noticias que les llegan”, asegura.

En este sentido, Fernández Bayo considera que en este tipo de información “por supuesto que hay sesgos, en todos los bandos, que responden a intereses de tipo económico, político e ideológico”.

“Los políticos y los partidos tienen posturas ideológicas, las empresas afectadas por las medidas de lucha contra el cambio climático y mitigación, también, y los ecologistas, en su obsesión por concienciar, emiten mensajes que a veces no se ajustan a la realidad”, explica.

“El resultado es que los medios reproducen estos sesgos en sus informaciones”, añade el responsable de Divulga.

Por su parte, Adeline Marcos, redactora de SINC, la agencia pública especializada en información sobre ciencia, tecnología e innovación perteneciente a la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (Fundación Haz), es más optimista y considera que en general, los medios de comunicación publican cada vez más noticias relacionadas con el aumento generalizado de la temperatura y sus efectos en los ecosistemas.

“Como España es uno de los países donde los cambios van a ser más evidentes, la información es bastante abundante a lo largo del año y suele interesar a los lectores”, explica a Revista Haz.

Asimismo, “se produce un importante incremento de noticias durante la celebración de las Cumbres del Clima anuales debido a las coberturas especiales de los medios”, dice.

A su juicio, las informaciones que se difunden en materia de cambio climático suelen tener una fuente científica, proceden de estudios nacionales o internacionales publicados, o bien han sido elaborados por alguna organización ecologista, por lo que los datos ofrecidos suelen ser fiables y objetivos”.

Sin embargo, para presidenta de la Asociación de Periodista de Información Ambiental, Clara Navío, la sociedad, en general “no está bien informada en materia de cambio climático, independientemente de que haya algunos ciudadanos que realmente sí estén interesados y desean estar informados en este sentido”. La información ambiental, concretamente sobre cambio climático, “es insuficiente y compleja, y no está en el día a día de la actualidad”, señala Navío a Revista Haz.

“La percepción social es que se trata de un fenómeno que no parece estar ocurriendo, ni afectándonos ahora mismo, sino que las consecuencias se producirán a largo plazo, en un futuro lejano que no veremos, y no es por tanto un tema de rabiosa actualidad”, explica la presidenta de APIA.

El hecho de que se trate de un tema transversal y que afecta a tantos ámbitos “tampoco lo pone fácil, y aunque esto no significa que la información sea mala -al contrario, suele ser de calidad- hay que buscarla”, remarca.

En materia de equidistancia y objetividad, “en la información sobre cambio climático este es un aspecto muy delicado que si no se usa bien puede contribuir incluso a la desinformación”, añade Navío.

“Los periodistas especializados deben partir del hecho de que el cambio climático es una realidad admitida y demostrada por la comunidad científica internacional, que en un alto porcentaje es consecuencia de la acción del hombre, y que éste tiene en su mano la posibilidad de corregirlo o mitigarlo. La información rigurosa debe partir de esa máxima si queremos que sea veraz”, sentencia la presidenta de APIA.

Para la bióloga y responsable del Programa de Cambio Climático de WWF/Adena, Mar Asunción, la información que se difunde en los medios sobre este asunto suele ser de carácter puntual y muchas veces “falta establecer las correlaciones que existen entre los impactos, los combustibles fósiles y el cambio climático”.

“A veces se le da un enfoque catastrofista, sin dar a conocer que la magnitud de las consecuencias de este fenómeno dependerá de las decisiones que se tomen en los próximos años sobre el modelo energético que se impulse desde las políticas”, remarca a Revista Haz. A su juicio, “falta dar más eco a las iniciativas que muestran que otro modelo energético es posible, más eficiente y justo”.

Barreras y prioridades

Fernández Bayo identifica desde Divulga algunas barreras a las que es necesario enfrentarse para incluir el cambio climático en las agendas de los medios y en las prioridades de quienes toman las decisiones en esos medios.

La primera de ellas es que “en general, la información científica y ambiental –y el cambio climático es fundamentalmente un tema científico- no resulta lo bastante ‘sexy’ para los responsables de los medios, formados habitualmente en las áreas de política o economía”.

“Para ellos es una parte decorativa de sus contenidos, periférica al núcleo duro de la información”, señala, algo que “no cambiará mucho en los próximos años”.

Sin embargo, vaticinó, su experiencia apunta a que surgirá en el corto plazo una demanda de información en profundidad, de calidad y con temas más amplios, y entonces, la ciencia y el medio ambiente tendrán una presencia mucho más frecuente y habrá trabajo para los periodistas especializados”.

Desde SINC, Adeline Mateo no detecta ese desinterés por parte de los directores de los medios o los lectores. Al tratarse de una agencia de noticias especializada en ciencia, el tema del cambio climático en su caso está “prácticamente omnipresente”. “De hecho, las noticias relacionadas con cambio climático suelen estar entre las más leídas, por lo que el interés, tanto del editor como del lector, en este caso, es real”, añade.

En opinión de la presidenta de APIA, el cambio climático es visto por los responsables de los medios como una cosa aburrida, “sin ir más allá y ver las historias que puede haber detrás; todo lo atractivo del tema y las historias asociadas que pueden extraerse (innovación, nuevos modelos económicos…), un nicho de información que aún está por explotar”.

En este sentido “hay mucho de estrechez de miras, y un poco de esa obsesión actual por el click, por las visitas”, dice.

A esto se suma que se trata de una información que cuestiona de forma directa el sistema de vida y consumo actual, “y eso es algo que no interesa cuestionar en muchos medios”. “A veces, hablar de cambio climático no es todo lo cómodo o amable que buscan los medios a la hora de elegir sus contenidos”, puntualiza Navío.

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Mar Asunción durante la manifestación de cambio climático en Nueva York, previa a la COP de Lima.

En la misma línea coincide Mar Asunción, de WWF/Adena, que recuerda que “la publicidad es una fuente importante del mantenimiento económico de los medios, y en ocasiones el mensaje de los anuncios es opuesto a los estilos de vida más sostenibles”.

A veces incluso “se da la paradoja de que, en un mismo ejemplar o emisión, puede aparecer un artículo con información fiable y objetiva sobre cambio climático, que se ve neutralizada por un anuncio incitando a consumos derrochadores o ridiculizando prácticas sostenibles como utilizar el transporte público”, concluye esta experta.

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