¿Quién vive en una ‘smart city’ europea?

La mayoría de la población en Europa vive en ciudades. A nivel mundial, se estima que en el año 2050 un 85% de la población resida en urbes. Pero cuántas de esas ciudades están pensando en un desarrollo equilibrado y sostenible. En los rankings europeos apenas aparecen 77 ciudades que cumplen con los criterios que la Unión Europea ha determinado para considerar que una ciudad es una smart city.

¿Y qué es una smart city? Un lugar donde los servicios tradicionales han conseguido ser eficientes gracias a las telecomunicaciones y al uso de tecnologías digitales, principalmente. Se centran en mejorar la calidad de vida de los ciudadanos que viven en ellas y combinar el desarrollo económico con la competitividad y el desarrollo sostenible.

Son aquellas ciudades que han decidido hacer de la sostenibilidad su carta de presentación y además cumplen con una serie de criterios, que se han determinado en Bruselas.

De cara a avanzar hacia una estandarización, la Comisión Europea comenzó hace unos años un programa para el desarrollo de una red de ciudades inteligentes, con la vista puesta en el año 2020.

Este proyecto ha conseguido 370 compromisos para la financiación o el desarrollo de soluciones inteligentes en áreas como la energía, las telecomunicaciones y el transporte. Más de 3.000 socios de toda Europa se unieron para incrementar el potencial de las ciudades y hacerlas aún más atractivas e inteligentes para la creación de más oportunidades de negocio y empleo.

Son las ciudades medianas quienes están impulsando este concepto. Aquellas que pueden dirigir más fácilmente su desarrollo hacia políticas sostenibles. Y además es una forma de poder competir incluso con las grandes metrópolis, ya que el proyecto de ciudades inteligentes ayuda a tener una mejor capacidad organizativa o mejorar los recursos de la población. Este proyecto lleva a muchas ciudades pequeñas a destacar entre sus vecinas y a posicionarse atrayendo inversión.

Para elaborar el primer ranking de smart cities en Europa se eligió entre 1.600 ciudades que tenían una población de entre 100.000 y 500.000 habitantes, y al menos una Universidad, para excluir directamente a aquellas que tuvieran una población con conocimientos más débiles.

También se dejaron fuera a las ciudades que estuvieran dominadas por otra ciudad más grande, y además era necesario que se tuviera acceso a información de la misma desde las bases de datos europeas. De ahí, los datos se fueron puliendo hasta contar con un primer ranking de 70 ciudades, hasta llegar a las 77 en la última actualización.

Las ciudades inteligentes es uno de los ejes del objetivo 20-20-20 que se ha fijado de cara al año 2020 en Europa, que supondrá la mejora en un 20% de tres pilares fundamentales para la sostenibilidad. Se traduciría en la reducción en un 20% de las emisiones de efecto invernadero, también del consumo energético y, por último, un incremento del 20% en la producción de energía renovable.

La importancia de la tecnología

Sería inconcebible una smart city sin tecnologías de la información. De ahí su importancia a la hora de establecer una ciudad inteligente. Llegan a ser uno de los elementos transversales que ayudan a crear una smart city. Tal y como recuerda Endesa en su portal Endesaeduca.com “desde el suministro de energía hasta la gestión de residuos pasa por las TIC”.

Tanto es así que una ciudad inteligente estará conectada gracias a la red eléctrica y a las redes inalámbricas Wifi, que suelen inundar la ciudad para que los ciudadanos puedan utilizarla de forma gratuita.

El uso de aplicaciones móviles es otra de las características de las ciudades inteligentes, así como los paneles informativos que trabajan con información en tiempo real. Además, destaca el aprovechamiento de los big data, que llega después del tratamiento masivo de los datos de la red.

Seis claves para ser una ciudad inteligente

En Europa se han determinado seis áreas para reconocer a una localización como una ciudad inteligente. La primera de ellas, que su desarrollo económico esté basado en la sostenibilidad, en un equilibrio a largo plazo en el que tenga cabida la innovación y el emprendimiento local.

Asimismo, que las infraestructuras y el transporte preserven la accesibilidad, la eficiencia y el entorno, y prevalezca el compromiso entre la Administración y la ciudadanía para conseguir una mejor ciudad desde la participación activa. Normalmente, las ciudades eligen una o varias áreas para desarrollarse como smart cities.

1. Movilidad inteligente

En este apartado se tienen en cuenta cuatro factores con la misma importancia. La accesibilidad de los locales, la sostenibilidad y la innovación en el transporte, la accesibilidad internacional y la disponibilidad de infraestructuras de telecomunicaciones en una ciudad.

2. La economía sostenible

En cuanto a los indicadores en materia económica se valora el espíritu innovador, los negocios de emprendedores, así como la imagen económica de la ciudad o la productividad, la flexibilidad del mercado laboral o la inmersión internacional.

3. El medio ambiente

En este apartado se tienen en cuenta el atractivo del entorno natural, las medidas para evitar la contaminación o aquellas que busquen la protección y la preservación del medio ambiente, así como la gestión sostenible de los recursos.

4. Ciudadanos inteligentes

Para medir a la smart people, se valora el nivel de estudios de los ciudadanos, la facilidad de aprendizaje a lo largo de la vida, la pluralidad étnica y social, la flexibilidad, la creatividad, si la ciudad es cosmopolita y el grado de participación en la vida pública. Los ciudadanos son sin duda una de las partes más importantes de una smart city, ya que sin su participación no se podrían concebir este tipo de iniciativas.

5. La vida inteligente

Un tipo de vida catalogada en función de 20 indicadores que miden las condiciones de salud, las infraestructuras para la educación y la cultura, la seguridad individual, la calidad de las viviendas, el atractivo turístico y la cohesión social.

6. Gobierno comprometido

Nueve son los indicadores que se tienen en cuenta para considerar inteligente a un Gobierno en cuatro áreas. La primera, la participación de la ciudadanía en la toma de decisiones. La segunda, los servicios públicos y sociales que se ponen a disposición de la población, así como la transparencia y las estrategias y las perspectivas políticas.

Ranking de smart cities europeas

En el ranking europeo de ciudades inteligentes que se encuentran en el top ten apenas están representados cinco países: Luxemburgo, Dinamarca, Suecia, Finlandia y Austria. Todos los países cuentan con un denominador común: son países ricos. Hay que llegar al número 15 para encontrar la capital de un pequeño país como Eslovenia, la ciudad de Liubliana, y más abajo en la lista, en el número 19 aparece la primera ciudad francesa, Montpellier, seguida de la primera ciudad belga, Gante, en el puesto 20.

Estos datos suponen que en el top 10 no figuran los países con mayor número de ciudades inteligentes sino aquellos que cuentan con mejor puntuación de forma global en las seis áreas establecidas para designar una ciudad inteligente.

Aunque para el desarrollo de una smart city no se necesita cumplir con todos los requisitos en todas las áreas, el ranking europeo hace una media de la puntuación en la totalidad de las seis áreas. En el caso español, no figura ninguna ciudad hasta que en el número 38 aparece Pamplona. Después de la capital navarra, apenas otras tres ciudades españolas engordan el ranking europeo. Santiago de Compostela y Valladolid le siguen de lejos en el puesto 43 y 44, respectivamente, y Oviedo en el 47.

Por delante de la primera ciudad española, se encuentran seis ciudades alemanas, cinco francesas, cuatro ciudades finlandesas, cuatro austriacas, cuatro holandesas, tres ciudades danesas, otras tres suecas y tres más británicas, dos belgas, una luxemburguesa, una irlandesa y otra eslovena.

En total, aunque Luxemburgo aparece el primero en el ranking con su capital, no cuenta con otra ciudad que cumpla los requisitos para sumarse a esa lista. El país, sin embargo, con mayor número de smart cities es Alemania, aunque su primera ciudad no llegue al ranking hasta el número 18.

Con el mismo número de ciudades inteligentes que Alemania figura Italia, aunque la mejor smart city, Venecia, apenas aparece en el número 46. Después, Polonia cuenta con seis ciudades inteligentes en la lista europea, seguida de Reino Unido y Francia, con cinco cada uno.

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El ejemplo de Luxemburgo

Gracias a un programa creado en 2002, derivado de la iniciativa europea, los luxemburgueses tuvieron la oportunidad de acceder a Internet desde cualquier parte de la ciudad. De la mano de servicios móviles inteligentes, integrados para ellos, Internet es accesible para cualquiera desde cualquier parte de la ciudad. Una ciudad en la que el acceso gratuito por Wifi es una realidad.

La ciudad cuenta con redes inalámbricas que cubren el 100% de la ciudad. Tanto es así que se podría considerar que la ciudad entera ofrece gratuitamente la información que todo aquél que visita la ciudad pueda necesitar. No sólo los ciudadanos sino también el turista que quiere conocer Luxemburgo cuenta con la ventaja de poder consultar aquello que necesite desde su teléfono móvil sin coste alguno.

Otro ejemplo lo conforma la ciudad danesa de Aarhus, que propone una nueva forma para encontrar soluciones sostenibles como uno de los grandes desafíos a los que se enfrentan las ciudades de hoy. A través de la colaboración entre el sector público y el privado, los ciudadanos y la comunidad emprendedora, la ciudad pone a disposición de todo el mundo, sin distinción, la oportunidad de sumarse a la digitalización.

Contenido realizado bajo acuerdo de colaboración con Endesa.
Esta noticia se adhiere a los criterios de transparencia de la Revista Haz.
Comentarios

  1. Muy buena esta nota. Todo el mundo habla de ciudades inteligentes, pero cuando se les pregunta que son les cuesta definirlas. Esta nota constituye un buen intento en ese sentido. De esta forma los gobernantes y habitantes podrán ir entendiendo que pueden conseguir que las ciudades vayan tendiendo a ser inteligentes en forma gradual, con pequeñas medidas.