Yo de mayor quiero ser...

Foto de Esther Barrio
Esther Barrio16 septiembre 2014

Yo de mayor quiero ser como Eduardo, un hombre nonagenario que acude a diario al Banco de Alimentos de Madrid para poner sus capacidades y conocimientos al servicio de los demás. En primer lugar, por alcanzar los 95 años «y pico», como él mismo se encargó de especificarme en una conversación telefónica. A ciertas edades un mes es tan importante como un año o una década.

Es curiosa la percepción del tiempo dependiendo de la etapa de la vida en la que te encuentres. Para Eduardo los días se convirtieron en largos y duros cuando se jubiló, por eso optó por dedicar sus horas libres a ayudar a los demás. Y esta es la segunda razón por la que yo de mayor quiero ser como él, porque ha encontrado en la solidaridad la plenitud que necesitaba en la etapa dorada de su vida.

Pero Eduardo no solo es voluntario, es un hombre que transmite buen humor –»se me va a ver muy mayor», teme entre risas cuando le pido una fotografía– y bonitos sentimientos –»feliz coincidencia, este 4 de julio es nuestro 70 aniversario de boda», me explica durante la llamada de ese caluroso viernes, muy orgulloso de la familia que ha formado–.

Y es que yo de mayor quiero ser también como esos abuelos que se hacen cargo de sus nietos con ilusión y entusiasmo –lo cual me recuerda que primero tengo que ser madre– y que me expliquen cómo funcionan esos cacharros aún por inventar que te permiten comunicarte por telepatía; que me hagan correr tras ellos porque no quieren subir a casa a cenar; que me inviten a viajar en una posible máquina del tiempo, vete tú a saber, o que agilicen mi memoria teniendo que recordar sus cumpleaños.

¿Y si no los tengo? Si no los tengo quién me dice que no me acabaré uniendo a uno de esos programas de compartir piso con jóvenes estudiantes, que no solo aliviará la soledad que pueda acecharme sino que seguro algo se pega de la jovialidad de aquellos que están empezando una nueva vida, la universitaria.

Y yo de mayor quiero ser como María Luisa, una mujer que a punto de alcanzar los 60 decidió retomar los estudios y matricularse en la Universidad de Mayores de la Universidad de Alicante. De eso hace ya catorce años transformados en aprendizajes tanto a nivel intelectual como social y emocional.

Ha convertido el estudio en su mayor hobby, descubriendo nuevos conocimientos y recordando algunos otros almacenados en algún rincón de la memoria; codeándose con gente de otras generaciones, y hasta apuntándose al viaje de fin de curso que organizan todos los compañeros a Rusia.

Yo de mayor quiero aprovechar el tiempo de júbilo para seguir aprendiendo todo aquello que no es prioritario en el día a día de mi agenda.

Yo de mayor quiero seguir unida a mi profesión como lo hacen aquellos que ayudan a emprendedores, pequeños empresarios o trabajadores de organizaciones no lucrativas a solucionar los problemas que les surgen en la puesta en marcha de sus proyectos.

Quizás hasta tenga unos ahorrillos para apoyar a algún valiente que quiera embarcarse en uno de los tantos inventos e historias que se me pasan por la cabeza pero que nunca pongo sobre el papel por temor a tenerlos que llevar a cabo.

Quizás siga colaborando con algún medio o es posible que pueda participar en un programa radiofónico de esos hechos por y para mayores en radios comunitarias.

Y yo de mayor también quiero disfrutar con los de mi edad y ser como esas miles de personas que se apuntan a los viajes del Imserso y disfrutan del turismo y de los tratamientos termales. Y como aquellos que dedican su tiempo de ocio a escuchar música, leer libros, acudir al teatro y al cine o hacer excursiones para visitar ciudades y monumentos.

Siempre me han encantado esas parejas de ancianos con las que he compartido clases de baile de salón en ocasiones. También quiero ser como ellos.

Y no hay nada certero en estos deseos, en estos «querer ser» que se me han antojado con cada una de las fuentes consultadas y las entrevistas realizadas para la elaboración del artículo Envejecimiento activo, sumando vida a los años.

Pero dicen que querer es poder, y yo de mayor quiero ser como todos esos abuelos que dejan de pensar en sus achaques y dolores, en sus límites a veces autoimpuestos por la propia inseguridad o en su avanzada edad, para poner en valor otras tantas cualidades y capacidades que tienen y que no caducan.

Porque lo que se es, no tiene fecha de retiro, no desaparece tras la jubilación, yo de mayor quiero ser… un mayor activo.

Comentarios