El envidiado caso noruego sabe de cuotas

HAZ5 agosto 2012

Cuando se habla de la introducción de una Ley de Cuotas siempre se termina poniendo el ejemplo de Noruega, como el país que dio el paso hace nueve años y cuyos resultados muchos miran con envidia, con casi el 42% de mujeres ocupando puestos en los consejos de administración.

La Ley de Cuotas exigiendo a las empresas una representación del 40% de mujeres en los consejos fue anunciada por Angsar Gabrielson, ministro de Comercio e Industria, del Partido Conservador, en el año 2002 y aprobada por el Parlamento en el 2003.

La ley entró en vigor para las empresas públicas en el 2004, con un periodo de dos años de transición y se extendió a cerca de 500 empresas privadas cotizadas en el año 2006. Han transcurrido casi diez años y muchos se preguntan ¿cuáles han sido los resultados de esa medida? Hay opiniones para todos los gustos. Según un estudio realizado por Amy Dittmar, profesora asociada de finanzas en la Ross School of Business de la Universidad de Michigan, en el que analizó qué sucedió tras la decisión del gobierno noruego de imponer una cuota del 40% en el año 2003, tras el fracaso de las medidas voluntarias, los resultados muestran que el valor de la empresa disminuyó cuando el incremento anual de mujeres en el consejo superó el 10% anual: «Cuanto más grande fue el cambio en la estructura del consejo, más grande fue la caída en el valor de la empresa».

Similar opinión comparte la profesora de la Universidad de Pittsburg, Doug Branson, experta en el tema, que señala que «la demanda de mujeres para los consejos en Noruega sobrepasó con creces la oferta, dándose casos en los que una mujer formaba parte de 18 consejos».

Para muchos, sin embargo, este tipo de análisis y estudios son todavía muy prematuros. Establecer una correlación entre el incremento del valor de la empresa y la presencia de las mujeres en los consejos no solo es complejo desde el punto de vista técnico, sino muy precipitado, pues además de la dificultad en establecer una correlación entre dos variables, «el aumento del valor de una empresa no es un resultado que se produzca automáticamente», como señala Betty-Anna Heggie, exvicepresidenta de PotashCorp y una de las Top 100 Most Powerful Women Hall of Fame de Canadá.

Con independencia de los efectos positivos que haya podido tener la ley en los resultados de las empresas noruegas, lo cierto es que la aceptación de la medida por parte de la sociedad ha sido bastante generalizada. Las principales enseñanzas que se pueden extraer del caso noruego son las siguientes:

1. La aprobación de la ley tuvo un gran apoyo por parte de todos los partidos políticos, tanto de los partidos de la coalición de centro derecha gobernante, como de los partidos de la oposición, Partido Laborista y Partido Socialista.

2. La propuesta legal vino precedida de un gran debate en la sociedad que dio pie a que se pudiesen expresar los distintos argumentos a favor y en contra de la ley de cuotas.

3. Sin sanciones, no hay resultados. La implementación de las cuotas en las empresas no se podría haber llevado a cabo sin un régimen de sanciones para las empresas incumplidoras, que contemplaba, incluso, la desaparición de la compañía.

4. Se concedió a las empresas un periodo de cuatro años para alcanzar el objetivo.

5. Se elaboraron bases de datos con perfiles de mujeres que podían ser candidatos a formar parte de un consejo.

6. Se lanzaron diversos programas de formación para futuras consejeras.

7. Aunque se ha alcanzado la cuota del 40%, sigue habiendo algunas resultados que no han sufrido cambios. La mayoría de los consejos de administración siguen presididos por hombres y tan solo un 2% del puesto de primer ejecutivo está ocupado por una mujer.

8. La ley ha sido ampliamente aceptada por la sociedad; la asociación de empleados no ha informado tras estos nueve años de ningún problema, y la mayoría de los líderes empresariales no consideran acualmente las cuotas un tema controvertido.

Por Javier Martín Cavanna

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