Personaje social del año 2014: Cristóbal Colón, presidente y fundador de La Fageda

Cristóbal suele contar que su padre, una persona con gran sentido del humor, le eligió el nombre a propósito. Si tienes la fortuna de apellidarte Colón no queda más remedio que completar la broma. El chiste le salió bien, porque Cristóbal desde muy joven, al igual que el navegante genovés, se decidió a explorar nuevos mundos.
HAZ4 diciembre 2014

Nacido en el pueblo de Zuera, en el centro de los Monegros, tras morir su padre y sin más equipaje que los estudios de primaría, a los catorce años marchó a Zaragoza para ganarse el pan. Allí encontró trabajo como mozo en la sastrería de su tío, donde aprendió el oficio y, lo que es más importante, a trabajar duro y cuidar los detalles.

Su inquietud social e intelectual le acercó inicialmente a las juventudes comunistas y le despertó el interés por conocer de primera mano lo que pasaba en el mundo. En París es testigo de las revueltas del 68 y en Bulgaria asiste, ese mismo año, a una reunión de las juventudes comunistas. A su regreso, la policía lo detiene e ingresa en prisión, periodo que aprovechará para leer a Sigmund Freud. Al salir de la cárcel decide dedicar su atención a los enfermos psiquiátricos y comenzar los estudios en la universidad.

Durante los setenta trabaja en distintas instituciones psiquiátricas impulsando iniciativas que ayudasen a los enfermos a través del trabajo profesional. Los escritos del psiquiatra Victor Frankl le convencen de que gran parte de las neurosis tienen su origen en una vida falta de sentido. Cristóbal ya había descubierto el suyo: encontrar un punto de sutura que facilitase a las personas con una enfermedad mental o discapacidad psíquica realizarse por medio de un trabajo digno.

El 7 de abril de 1982 convence al alcalde de Olot de que le ceda unos terrenos para una nueva cooperativa: La Fageda. El sector textil y el de la imaginería religiosa serán la primera actividad en la que se dio empleo a catorce personas con discapacidad psíquica y enfermedades mentales graves.

Aunque ya tenía las carabelas y la tripulación, descubrió que poner una empresa en marcha y que sea rentable requiere algo más que buenas intenciones. La apuesta inicial por la imaginería religiosa y el taller textil no tardaría en desinflarse al ser económicamente inviables.

Pero las dificultades nunca fueron un obstáculo. Al final avistaría tierra o, como le gustaba decir a Carme, la mujer de Cristóbal y el otro pulmón de La Fageda: «Saldremos a flote». A la actividad de imaginería, le siguió la jardinería, el cultivo de lombrices, las gestión de huertos y viveros ornamentales, los viveros forestales, las vacas y… ¡los yogures! Para entonces ya habían aprendido mucho porque, también, se habían equivocado mucho.

En La Fageda nunca han tenido miedo a tropezar porque cada caída les ha mostrado con más claridad el camino a seguir. Los yogures suponen un punto de inflexión para la cooperativa. Se trata de un producto de mucha calidad con el que pronto consiguen premios y reconocimientos.

En La Fageda no hacen yogures sino ¡el mejor yogur de granja del mundo! Sus vacas y terneros son los animales mejor cuidados, los más limpios y, también, los más felices. Se nota que están contentos de trabajar para La Fageda. Porque en la cooperativa se cuida a todo el mundo: a los trabajadores, a los clientes y, también, ¡a las vacas!

Con el yogur consiguen lo que siempre habían perseguido: ser una empresa de verdad, con una marca reconocida y respetada por la calidad de su producto y no por motivos sentimentales. Cristóbal nunca quiso hacer uso del «marketing social»: si la gente compra el yogur de La Fageda es porque es el mejor y no por solidarizarse con sus trabajadores. Atrás quedaron muchos años y errores, pero finalmente avistaron la línea de la costa y la noticia corrió como la pólvora. La gente cayó en la cuenta que La Fageda no era la ruta más corta para llegar a las Indias, sino un nuevo continente.

Una tierra todavía por explorar y llena de incertidumbres, pero también de grandes oportunidades, que les descubrió que sí existe ese punto de sutura; que es posible construir una empresa empleando al 100% de los discapacitados psíquicos y personas con trastornos mentales severos de toda la comarca de La Garrotxa; que se puede hacer incluso en el sector lácteo, uno de los mercados más competitivos de Cataluña, junto a marcas líderes como Danone y Nestlé; que es posible crecer a un ritmo de dos dígitos, sin gastarse un duro en publicidad y con unos precios un 40% superiores a los del líder de ventas en un mercado que permanece estancado; y que se puede hacer mientras se atienden los problemas de autismo de Elena, las neurosis de Eudald o las crisis de Jacob.

Y poco a poco la voz se fue corriendo y hasta los más escépticos decidieron embarcarse en la aventura. Como aquel empleado de un supermercado que desconocía la magia de esos yogures de granja y los situaba siempre en el estante superior de los productos lácteos. Hasta que una mañana una viejecita le pidió amablemente un taburete porque no alcanzaba a llegar a «sus yogures de siempre».

Por eso nos gusta pensar que quizás el padre de Cristóbal no fue un bromista, sino que vio muy pronto lo que otros no alcanzaron a vislumbrar: que sí, que es verdad, que a Dios le gustan las bromas.

Testimonios autorizados

Manuel Palou i Serra, vicepresidente de la Fundación Viver de Bell-lloc

Manuel-PalouCuando a finales de la década de los ochenta conocí a Cristóbal, poco podía pensar que mi futuro profesional estaría vinculado a un proyecto social próximo al de La Fageda, con el que compartiríamos muchos aspectos y buscaríamos enriquecedoras sinergias. Tampoco podía sospechar, que a través de estas relaciones profesionales se forjaría una auténtica amistad, que tengo como uno de mis más preciados tesoros.

De Cristóbal se pueden destacar muchos aspectos. Conocida es su capacidad de liderazgo, concretada básicamente en el exitoso proyecto de La Fageda. Para mí, llama poderosamente la atención y constituyen las claves de su éxito la visión y la coherencia.

La visión, hace referencia a su capacidad analítica. Mientras frente a un tema o problema la mayoría de las personas implicadas tenemos una visión o punto de mira muy compartido, Cristóbal ofrece a menudo una visión complementaria desde otro punto de vista, que aporta, la mayoría de las veces, las claves de la solución.

Y una vez acertado el diagnóstico, su segunda fortaleza es la coherencia. No duda en ser consecuente en la aplicación de las medidas que el diagnóstico requiere.

Esta visión y esta coherencia han sido claves para que el proyecto de La Fageda no solo haya crecido sino que sea ya un proyecto plenamente consolidado, sin renunciar nunca a su misión, la atención a las personas, especialmente las más vulnerables.

Suyas son frases cargadas de sentido que nos han iluminado a quienes compartimos proyectos como el suyo. «En la Fageda», dice «no trabajamos para hacer yogures. Hacemos yogures para dar trabajo». Siempre la misión por delante y la persona en el centro.

En el aspecto más personal, de Cristóbal destacaría su agudo sentido del humor, de trazo fino, su amor a la naturaleza y especialmente a la montaña, como prueban sus habituales paseos en compañía de su perro, su confesado amor por la música, especialmente por la de Claudio Monteverdi, su gusto por una buena mesa y una buena conversación.

Juan José Alonso, profesor de la Cetys University y de Ipade en México

juan jose alonsoLa frase de: «Soy Cristóbal Colón, vengo del manicomio con 14 enfermos mentales y queremos montar una empresa», que treinta años después es la compañía de lácteos más importante de la comarca y que además elaboran el mejor yogur del mundo, proviene del presidente de La Fageda, ejemplo de integración social de personas con capacidades diferentes y de una gestión empresarial impecable.

Efectivamente, aquel psicólogo se llamaba Cristóbal Colón y, efectivamente, iba acompañado de 14 internos del Psiquiátrico de Girona. La frase era una declaración de intenciones a un alcalde de una población de La Garrotxa y hoy, 32 años más tarde, esa empresa, La Fageda, es la segunda compañía de postres lácteos de Cataluña.

El psicólogo, después de quince años trabajando en varios hospitales psiquiátricos, se dio cuenta de que «el trabajo podía ser la vía para reconstruir la vida de estas personas». «No teníamos nada que perder. Lo único que podía pasar era que el proyecto no saliera adelante y volviéramos al manicomio». «Es un proyecto loco que está funcionando perfectamente desde el punto de vista empresarial». Aunque «la importancia de nuestro proyecto es hacer ver que un enfermo mental puede trabajar perfectamente».

Cristóbal me ha dejado una huella imborrable de cómo gestionar ideas, empresas e instituciones que mejoran la vida de la gente, generan recursos de manera sustentable y sostenible, embellecen los hogares, en fin de una persona que se ha preocupado por crear un mundo mejor para vivir.

Josep Torrell, psiquiatra jefe de Salut Mental de la Garrotxa (Girona)

josep_torrellHe estado con Cristóbal Colón desde el año 1982 cuando se creó La Fageda y observo que siempre ha sabido mantener un equilibrio entre la vertiente empresarial, obteniendo resultados positivos, y una buena atención y soporte a todos los usuarios y a los trabajadores de La Fageda. Este último aspecto solo se entiende considerando que trabajó 15 años en hospitales psiquiátricos. Siempre que voy a La Fageda observo que se respira un muy buen ambiente y clima laboral, cosa que es difícil de encontrar.

Cristóbal es una persona con un compromiso social y personal muy importantes que ha sabido entender y respetar a las personas que presentan deficiencia mental o esquizofrenia. Por otro lado, Colón es una persona muy trabajadora que continuamente tiene nuevos proyectos y que incluso sabe rentabilizar las dificultades.

Cuando la crisis de la cuota láctea de principios de los 90 que forzaba a los granjeros a bajar la producción de leche y a reducir el número de cabezas de ganado, Cristóbal, en vez del «apaga y vámonos» de la mayoría, reaccionó utilizando la leche para fabricar yogures de granja.

Pamela Hartigan, directora ejecutiva Centro Skoll, Saïd Business School, Universidad de Oxford

Pamela-HartiganCristóbal Colón es un pionero en el campo de la salud mental. Conozco a Cristóbal hace una década, desde que a través de la Fundación Schwab para el Emprendimiento Social se le otorgó el reconocimiento de Emprendedor Social del Año en España.

Ahora que desempeño cargos académicos en las escuelas de administración de empresas de algunas de las universidades más reconocidas mundialmente, no me canso de exponer el ejemplo de La Fageda como entidad que se ha dedicado a transformar las actitudes y prácticas que han caracterizado el trato a las personas que sufren de enfermedades psiquiátricas. Cristóbal se merece este reconocimiento que se le otorga ahora, y muchos más.

José Antonio Segarra, profesor de Dirección Comercial en IESE Business School

jose_antonio_segarraConocí a Cristóbal Colón en 1998 como participante en el programa de Dirección General del IESE en Barcelona y le estoy acompañando desde 2008 en el patronato de su Fundación Sentit. Cristóbal era, sin duda, el alumno más singular del programa, no solo por la iniciativa que había fundado y dirigía, sino por su marcadísima personalidad que no dejaba indiferente a nadie.

Cristóbal es maño y se le nota. Ideas clarísimas e innegociables y gran capacidad de ejecución, que arranca de una determinación que raya la obsesión. Pensamiento y acción indisociables.

Pasión por la libertad y por la responsabilidad personal y colectiva. Rechazo al paternalismo y a la sofisticación. Sencillez e integridad como sellos de identidad y un notable olfato natural para el negocio mercantil, puesto al servicio del proyecto asistencial.

Cristóbal ha creado y está dando una sólida continuidad a una iniciativa que cualquier persona con dos dedos de frente habría dicho que era imposible. Porque dar trabajo con sentido a casi 300 personas con distintas capacidades (180 de ellas con discapacidad intelectual y/o con trastorno mental severo) y hacerlo con éxito mercantil en los competitivos mercados de los yogures, helados y mermeladas es un «imposible» que Cristóbal y su equipo han hecho posible.

Y todavía está por verse lo mejor. ¡Tiempo al tiempo!

Por Javier Martín Cavanna
@jmcavanna

Comentarios

  1. ¡Muchas felicidades Cristóbal y muchas gracias!

  2. ENHORABUENA, Cristobal, por esta gran iniciativa dirigida a nuestros pacientes de salud mental. Me gustaría conocerte personalmente y poder invitarte a participar en algún congreso científico, porque tus aportaciones nos enriquecen enormemente para hacer una sociedad más humana.

    Lo único que aportaría a este artículo que he encontrado casualmente y me ha llevado a conocerte, es que quien coincide con tu enfoque de la psicología siendo pionero al hablar de la neurosis y la falta de sentido fue el psiquiatra Viktor Frankl, que trabajó en sus inicios con Freud pero precisamente se distanció de él porque su punto de apoyo era la búsqueda de sentido y no el deseo de placer que era lo que postulaba Freud.

  3. Así es (rafisantos) y en el propio artículo se menciona en «encuentro» de Cristóbal con Victor Frankl

  4. Felicidades,
    Por la iniciativa de los premios y por el galardonado de este año.
    Me parece que encarna a la perfección esa idea de hay que «hacer bien el bien».
    Una perogrullada, pero seguramente el mejor servicio a la sociedad por parte de todos (ciudadanos, empresas, entidades sociales, entidades públicas -también!!-) es trabajar bien; facilitando un auténtico servicio a sus destinatarios.

  5. Soy madre de un joven con discapacidad (síndrome de Down), en Zamora, Michoacán, México.
    ¡COMO ME GUSTARÍA TENER UN CRISTOBAL COLÓN EN ESTA CIUDAD PARA QUE NOS ORIENTARA A ORGANIZARNOS¡
    Apenas nos unimos diez madres de discapacitados, pero la verdad estamos estancadas…..