Contaminación acústica: la amenaza invisible

Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el ruido es uno los factores ambientales que mayor cantidad de enfermedades provoca. El problema es que parece que la sociedad en general se ha acostumbrado soportarlo y lo que es más grave, también a generarlo, por lo que se trata de un aspecto al que continúa sin atribuírsele las nocivas consecuencias que en realidad supone en relación a la calidad de vida y a la contaminación del entorno.

El nivel de ruido se mide en decibelios (dB) y el límite recomendado por la OMS como “tolerable” no debe superar los 65 durante el día y los 55 durante la noche. Si se sobrepasa ese límite ese ruido se convierte en perjudicial para la salud y son muchos los estudios y expertos que alertan de que, al menos en España, más de la mitad de la población está sometida a niveles sonoros muy por encima de este límite. Según la OMS, sólo el ruido del tráfico afecta a la salud de al menos un tercio de los europeos.

Atendiendo a los datos del reciente estudio de la Fundación La Caixa, La contaminación acústica en nuestras ciudades, pese a que está demostrado que la vida en la ciudad es cada vez más ruidosa, “no se concede a este hecho la importancia que merece, ni se aportan los medios necesarios para erradicar el problema”. Según este Informe, los vehículos a motor son los causantes del 80% de la contaminación acústica, mientras que la actividad industrial representa un 10%, el ferrocarril un 6% y el ocio alrededor de un 4%.

Los expertos de la OMS alertan sobre la relación directa que existe entre el exceso de ruido y el aumento de enfermedades, y destacan que, después de la contaminación atmosférica, la acústica es la segunda causa de origen ambiental que provoca más alteraciones en la salud.

Desde problemas auditivos -pérdida de audición, pitidos…- a psicológicos (irritabilidad, estrés, problemas de comunicación, ansiedad e incluso agresividad), pasando por fisiológicos, entre ellos el aumento de la frecuencia cardiaca y respiratoria o la presión arterial, y relacionados con el sueño y el descanso (insomnio, falta de atención, somnolencia durante el día, cansancio o bajo rendimiento), el ruido es sin duda, una amenaza silenciosa a la que hay que hacer frente.

Según el III Informe Ruido y Salud (2015) realizado por la aseguradora DKV y Gaes, uno de cada cuatro españoles no puede dormir por el ruido ambiental y más de 9 millones de personas en España conviven con niveles de ruido superiores a los 65 decibelios que recomienda la OMS. Y lo que es más grave: el 91% de los españoles cree que la población no es suficientemente consciente de los efectos negativos que tiene el ruido sobre su salud.

Los autores de este estudio analizaron en profundidad las cifras relativas a Madrid y concluyeron que existía una asociación evidente entre el ruido del tráfico de la ciudad y los ingresos hospitalarios de adultos y niños: una causa que aumenta, en general, en un 5% las probabilidades de sufrir un ingreso por urgencias, además de incrementar un 6,6% la mortalidad por causas cardiovasculares y un 4% por causas respiratorias en personas mayores de 65 años.

En este sentido, señala el estudio, el ruido por tráfico en esta ciudad aumenta la mortalidad y el bajo peso al nacer de los recién nacidos en torno a un 6%, además de aumentar la probabilidad de que se produzcan nacimientos prematuros en un 3,2%. En el caso concreto de los niños, a partir de los 50 dB pueden empezar a observarse alteraciones en sus capacidades cognitivas que afecten a su rendimiento escolar y a su capacidad de concentración y memoria.

El ruido por tráfico en Madrid aumenta la mortalidad y el bajo peso al nacer de los recién nacidos en torno a un 6%, además de aumentar la probabilidad de que se produzcan nacimientos prematuros en un 3,2%.

España, a la cabeza en materia de ruido

Puede deberse a tu tema cultural, pero lo cierto es que, según datos de la OCDE, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo, España es el país de Europa con mayores índices de ruido y el segundo del mundo, después de Japón, pese a que, desde hace más de una década cuenta con una Ley de Ruido además de normativas locales y autonómicas que buscan luchar contra este problema. A menudo, sin embargo, estas normativas no se respetan y a nivel social, las autoridades continúan siendo muy permisivas con su incumplimiento.

Los expertos alertan también de que, más allá de los efectos físicos sobre la salud, el problema de la contaminación acústica tiene también importantes implicaciones sociales. Y es que, señalan,  se avanzará más o menos en la erradicación del problema en función de la conciencia que vaya teniendo la sociedad, porque, a menos que se conciencie a ésta sobre los perjuicios del ruido, será complicado afrontar el problema.

Para ello, cada 25 de abril se celebra el Día Internacional de Concienciación sobre el Ruido, con el objetivo de sensibilizar a la población sobre los efectos perjudiciales del ruido en la salud y tomar medidas preventivas para evitarlo. Y es que, el primero paso es informar a la población con el fin de dar a conocer la magnitud del problema, para después formar y educar a los causantes de la contaminación acústica buscando, en realidad, un objetivo a más largo plazo: pasar de la cultura del ruido a la cultura del silencio.

En España, las actividades relacionadas con este Día Internacional están organizadas por la Sociedad Española de Acústica con la colaboración de diferentes organismos públicos y entidades privadas, entre ellos los ayuntamientos que buscan concienciar a la ciudadanía de la necesidad de cambios en el comportamiento cívico respecto al ruido a través de recomendaciones y prácticas que ayuden a mejorar los niveles sonoros ambientales.

Estas actividades se centran especialmente en el público infantil y juvenil a través de centros escolares desde los que crear una mentalidad respetuosa con el medio ambiente acústico. Desde la Sociedad Española de Acústica recuerdan que “el ruido, como otros agentes contaminantes, produce efectos negativos en el ser humano, tanto fisiológicos como psicosomáticos, y constituye un grave problema medioambiental y social”. Por ello, la lucha contra el ruido “debe ser una acción individual y colectiva, porque el ruido no lo hacen sólo los demás, sino que lo hacemos todos”.

Por ello, señala, la lucha contra el ruido requiere, “no sólo de la concienciación y colaboración ciudadanas, sino también de una implicación decidida y eficaz de las Administraciones competentes, con una legislación y normativas adecuadas”.

“La lucha contra el ruido requiere no sólo de la concienciación y colaboración ciudadanas, sino también de una implicación decidida y eficaz de las Administraciones competentes, con una legislación y normativas adecuadas”. Sociedad Española de Acústica

Mapas de ruido para afrontar el problema

Según el Sistema Básico de Información sobre Contaminación Acústica (SICA), dependiente del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, los mapas estratégicos de ruido son una buena herramienta para elaborar planes de acción que permitan prevenir y reducir el ruido ambiental.

El SICA, gestionado desde la Dirección General de Calidad y Evaluación Ambiental, destaca la importancia de estos mapas para poder evaluar globalmente la exposición al ruido en una zona determinada o para realizar predicciones globales para esa zona y obtener información sobre niveles sonoros y sobre la población expuesta a determinados intervalos de ruido, además de otros datos.

En palabras de David Montes, Doctor en Física Aplicada especializado en evaluación y gestión de ruido ambiental de la Universidad de Extremadura, ya en 1996 la Comisión Europea consideraba este aspecto como “un importante problema en la legislación y la política ambiental” y adoptó la Directiva 2002/49/CE para la evaluación y gestión del ruido ambiental, consiguiendo una mejora significativa en la concienciación del público en general y de los legisladores acerca del conocimiento de la situación acústica en las ciudades de los Estados miembros.

Sin embargo, a pesar de que la OMS insiste en considerar la contaminación acústica como un “importante factor de estrés ambiental con impacto sobre la salud pública”, parece que este problema, y sus riesgos asociados, “no han llegado a tener tanta visibilidad entre los ciudadanos como otros tipos de contaminación, como la atmosférica o la del agua”, alerta Montes en declaraciones a Revista Haz.

Asimismo, según explica este experto, desde las universidades y otras instituciones se desarrollan proyectos de investigación que permitan buscar posibles puntos de mejora como la reducción de la incertidumbre de los resultados de los mapas de ruido, o de costes para su elaboración y actualización. En otros casos, se llevan a cabo investigaciones con el objetivo de estudiar posibles medidas correctoras en los planes de acción como por ejemplo el desarrollo de asfaltos que ayuden a reducir los niveles de ruido ambiental generado por el ruido de tráfico.

Barreras a superar

Tras la aprobación de la Directiva Europea 2002/49/CE, en España se ha llevado a cabo un importante desarrollo legislativo en relación con el ruido ambiental que ha supuesto que, a día de hoy, todas las aglomeraciones (porciones de territorio con una población superior a 100.000 habitantes) y los grandes ejes de transporte (carreteras con un tráfico superior a tres millones de vehículos por año, vías férreas con un tráfico superior a 30.000 trenes por año y aeropuertos civiles con más de 50.000 movimientos por año) deban contar con un mapa de ruido y su correspondiente plan de acción en el que, además de evaluar el número estimado de personas expuestas al ruido, se deben incluir actuaciones y medidas de lucha contra este problema.

En España se ha llevado a cabo un importante desarrollo legislativo en relación con el ruido ambiental que ha supuesto que todas las aglomeraciones y los grandes ejes de transporte deban contar con un mapa de ruido.

Además, a nivel autonómico existen diferentes legislaciones que regulan las actividades de ocio y de carácter industrial. Por tanto, “se podría considerar que el desarrollo legislativo actual en España en el área de la acústica está bastante avanzado”, explica Montes, autor de la investigación Estudio de la influencia de los diferentes elementos y características del entorno urbano en la aplicación de la norma ISO 1996 para la obtención de mapas de ruido.

Según Montes, desde las diferentes Administraciones se están promoviendo distintas actuaciones en materia de lucha contra el ruido como las relacionadas con la movilidad -fomento del transporte público y no motorizado, reordenación del tráfico, sustitución de pavimentos, control de la velocidad de los vehículos, etc.-, o con el control de actividades molestas, con inspecciones o supervisión de horarios. A esto se suma la planificación urbanística y la ordenación del territorio, actuaciones sobre el paisaje urbano (barreras acústicas, configuración de las vías urbanas….) y la sensibilización y educación contra el ruido.

Sin embargo, y teniendo en cuenta la coyuntura económica actual, “es posible que en algunos casos los recursos económicos y humanos con los que cuentan estas Administraciones no siempre sean suficientes para llevar a cabo estas medidas de forma efectiva”, alerta David Montes, que se refiere a las molestias por ruido originadas por las actividades de ocio nocturno en las zonas residenciales como otro aspecto “bastante controvertido” cuya gestión se ha convertido en un verdadero desafío para las Administraciones, ya que, en muchas ocasiones, “resulta difícil compatibilizar el descanso de los residentes con este tipo de actividades de ocio”.

Desde la puesta en marcha de la Directiva Europea el ruido ambiental es un aspecto muy tenido en cuenta por los profesionales de la planificación urbanística y la ordenación del territorio. En España, gracias a la Ley 37/2003 del Ruido, se establecieron una serie de objetivos de calidad acústica a alcanzar en los diferentes tipos de zonas acústicas y edificios (residenciales, sanitarias, docentes, etc.). Estos valores del nivel de ruido establecidos sirven como referencia a la hora de diseñar las actuaciones de los planes de acción contra el ruido.

Asimismo, la legislación también contempla una figura denominada ‘zona tranquila’, espacios en los que se trata de preservar la calidad acústica dentro de las aglomeraciones de forma que sea compatible con el desarrollo sostenible.

En esta línea, en los últimos años se ha desarrollado el proyecto Quadmap cofinanciado por la Comisión Europea dentro del Programa Europeo LIFE+ y cuyo objetivo principal es el desarrollo de una metodología armonizada a nivel europeo para la selección de las zonas tranquilas, su evaluación (combinando variables cuantitativas y cualitativas) y su gestión, con la consiguiente reducción de la contaminación acústica de las zonas y el incremento de su uso y satisfacción de la ciudadanía.

En materia de concienciación de la población este experto coincide en que se trata de una  tarea “especialmente importante de cara a los niños y jóvenes” con el objetivo de promover en ellos una actitud responsable y una sensibilización real sobre este problema ambiental y sus efectos nocivos sobre la salud y la calidad de vida.

En este sentido, la Universidad de Extremadura ha desarrollado en los últimos años diferentes proyectos de divulgación científica como Desayuna con la ciencia o Ratones de laboratorio, orientados principalmente a alumnos de Educación Primaria de la región y en los que se pretende acercar la ciencia y la innovación a los más pequeños.

Dentro de este marco, el grupo de investigación Laboratorio de Acústica de esta Universidad ha participado en el desarrollo de sencillos experimentos adaptados a su edad, así como charlas explicativas que les permiten acercarse a la realidad de un problema ambiental de primer orden como es la contaminación acústica.

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