Europa quiere una industria inteligente, innovadora y sostenible

La industria europea sólo puede ser más competitiva si se basa en una economía sostenible. Así lo cree la Comisión Europea, según ha planteado en su nueva estratega de política industrial. La renovación gracias a una nueva hoja de ruta ayudará a la industria a mantener una situación puntera en innovación, digitalización y descarbonización.
Lidia Soria18 octubre 2017

El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, lo planteó en el debate del Estado de la Unión, posicionando la sostenibilidad como el gran desafío para reforzar el liderazgo industrial de Europa. El objetivo es conseguir que el peso de la industria en el PIB de la UE vuelva al 20% en el año 2020. Un sector que emplea a 32 millones de personas de forma directa no debe dejar escapar las oportunidades de las nuevas transformaciones tecnológicas para seguir siendo competitivo.

“Al adoptar los cambios tecnológicos, convertir las inversiones en investigación en ideas empresariales innovadoras y mantenernos a la vanguardia de la economía circular e hipocarbónica, allanaremos el camino para una industria inteligente, innovadora y sostenible en Europa”, señalaba Jyrki Katainen, vicepresidente responsable de Fomento del Empleo, Crecimiento, Inversión y Competitividad.

Desde ya las cuotas de mercado de las exportaciones de la UE aumentan gradualmente para las mercancías y son estables para los servicios. El valor añadido bruto industrial para la UE de los 27 ha aumentado un 6,4% en los últimos siete años y en un 4,7% para la UE de los 28. También se ha revertido la tendencia decreciente en el empleo en la industria, ya que aunque se ha destruido empleo, desde 2013 se ha empezado a crear empleo neto, concretamente 1,5 millones de empleos. El valor añadido también se ha visto incrementado al crecer la productividad laboral de la UE, que a su vez es mayor que en otras economías como la estadounidense, la japonesa o la coreana.

Sin embargo, sigue habiendo debilidades estructurales en el entorno empresarial y las pymes son particularmente vulnerables. Una de esas debilidades es la brecha de inversión en innovación que existe respecto a otros países como China, que empieza a competir precisamente en segmentos de mayor valor añadido donde Europa está mejor posicionada. Por ello es necesario fortalecer la capacidad de la industria para adaptarse continuamente e innovar, facilitando la inversión en nuevas tecnologías y aceptando los cambios que llegan por la digitalización, así como la transición hacia una economía baja en carbono y una economía circular.

La nueva hoja de ruta en materia industrial prevé una industria europea más fuerte, con mejor y más simple regulación, con un mercado único de verdad, actualizada con la era digital y que posicione a la UE como una economía líder circular y baja en carbono. Sin olvidar que la UE persigue un desarrollo sostenible de manera transversal, como principal impulsora del Acuerdo de París para la acción climática y la Agenda de Desarrollo Sostenible para 2030.

Desde esta posición privilegiada, de vanguardia, Europa tiene que llevar este liderazgo a todos los sectores y hacer frente a la creciente competencia mundial en producción ecológica y tecnologías de energía limpia. La Comisión trabaja desde la perspectiva de que un modelo de negocio más sostenible ayuda a proteger el medio ambiente y a ser más competitivo.

La Comisión Europea trabaja desde la perspectiva de que un modelo de negocio más sostenible ayuda a proteger el medio ambiente y a ser más competitivo.

En este sentido, para ayudar a acelerar las inversiones en innovación en todo el mundo, la UE, conjuntamente con los países nórdicos, coorganizará una importante cumbre mundial en 2018 –Mission Innovation and Clean Energy Ministerial– con promesas de socios internacionales que representan el 85-90% inversión en energía limpia.

La Comisión presentará este otoño nuevas propuestas que contribuyan a la economía circular:

  • Planteará reforzar las normas de dióxido de carbono de cara a 2020 para automóviles y furgonetas.
  • Fijará una estrategia sobre plásticos, con medidas destinadas a mejorar la producción de recursos biológicos renovables y su conversión en bioproductos y bioenergía.
  • Presentará una iniciativa para mejorar el funcionamiento de la contratación pública en la UE, incluido un mecanismo voluntario para aportar claridad y orientaciones a las autoridades que planifican grandes proyectos de infraestructuras.
  • Ampliará la Agenda de las Capacidades a nuevos sectores industriales clave, como la construcción, la siderurgia, el papel, las tecnologías verdes y las energías renovables, la fabricación y el transporte marítimo.
  • Una estrategia en materia de financiación sostenible para canalizar mejor los flujos de capital privado hacia inversiones más sostenibles (principios de 2018).
  • Publicará una lista revisada de materias primas fundamentales respecto de las cuales la Comisión seguirá ayudando a garantizar el suministro seguro, sostenible y asequible para la industria manufacturera de la UE.
  • Hará nuevas propuestas para una movilidad limpia, competitiva y conectada, en particular unas normas de emisiones de CO2 más estrictas para los turismos y los vehículos comerciales ligeros, un plan de acción de infraestructuras para los combustibles alternativos para apoyar la implantación de una infraestructura de carga, y acciones para promover la conducción autónoma.

La Comisión hará nuevas propuestas para una movilidad limpia, competitiva y conectada.

Una Comisión más transparente

La misma semana también han llegado las propuestas responsables para quienes trabajan en el seno europeo. La ética aplicada al trabajo de quienes dirigen la Comisión. Así, los comisarios europeos cuentan ya con una nueva propuesta de código de conducta que refuerza su compromiso ético en el ejercicio de sus funciones, que entrará en vigor en febrero de 2018. Se trata de un paso más para mejorar la transparencia de las instituciones europeas. Entre las mejoras que plantea el nuevo código destacan los periodos de incompatibilidades.

Concretamente, el presidente de la Comisión ha establecido un periodo de incompatibilidad de dos años para los antiguos comisarios, seis meses más de lo que figuraba en el anterior código de conducta. Durante ese periodo, los antiguos comisarios tendrán que notificar a la Comisión su intención de asumir cualquier puesto y podrían estar sujetos a restricciones en determinadas actividades. El presidente de la Comisión tendrá un periodo de incompatibilidad de tres años.

Define también en este sentido los conflictos de intereses, y fija que los comisarios no sólo tienen que evitar las situaciones de conflicto de intereses, sino además aquellas que puedan ser percibidas como tales. “En caso de que un excomisario se proponga trabajar en sectores relacionados con su antigua cartera, será preceptiva la consulta previa del Comité Independiente de Ética y tanto las decisiones de la Comisión como los dictámenes del Comité al respecto se harán públicos”, señala la Comisión.

Asimismo, se endurecen las normas para rendir cuentas. Por un lado, los comisarios tendrán que declarar todas las inversiones que realicen por encima de los 10.000 euros, aunque no exista un conflicto de intereses en las mismas. En este sentido, los comisarios deberán actualizar sus declaraciones al comienzo de cada año, como ya hacen en la actualidad. En caso de infracción del código de conducta, la Comisión se reserva el derecho de emitir una amonestación pública.

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