“La filantropía es el abono para asegurar que estas pequeñas empresas florezcan”

HAZ19 marzo 2013

Woody Tasch ya era un angel investor experimentado antes de escribir el libro que inspiró el movimento Slow Money, Inquiries Into the Nature of Slow Money-Investing As If Food, Farms and Fertility Mattered, en 2008. También había guiado algunas de las primeras inversiones de impacto hechas por fundaciones patrimoniales desde su papel como tesorero de la Jessie Smith Noyes Foundation.

Woody explica cómo esas experiencias y su liderazgo del Investors Circle, exitosa red nacional de angel investors durante diez años han influido en la trayectoria del Slow Money.

¿Cómo define Slow Money?

Slow Money es a la vez una idea, un movimiento, una red y una organización. Nos empezaron a llamar un movimiento cuando empezamos a cambiar algunos comportamientos. Las ideas se traducen en acciones concretas a través de nuestra red.

Nuestra organización está desarrollándose todavía, pero está claro que respondemos a un deseo fuerte y vital para cambiar el flujo del capital a través del mundo. Creemos que el siglo xxi será el siglo del capital de crianza.

¿Cómo reaccionan los grandes patrimonios ante sus ideas?

Durante los tres años que promocioné el libro, noté una demanda contenida para alinear inversiones y valores. Escuché una y otra vez frases como: «Es la primera vez que alguien habla sobre el dinero de una forma con la que yo me identifico». Gente que hasta entonces no se sentía cómoda con su riqueza me decían que por fin veían cómo aprovechar su fortuna de forma positiva.

¿Las grandes fundaciones patrimoniales apoyan el modelo?

Estamos en ello. Tenemos miembros de la tercera y cuarta generaciones de algunas de las familias filantrópicas más conocidas, personas que tienen entre 32 y 40 años. Los miembros más mayores de esas familias no se han enganchado todavía, pero hemos captado la imaginación de futuros líderes de esas familias.

¿Cómo se diferencia el Slow Money de los inversores de impacto que buscan el triple retorno como los miembros del Investors Circle?

La mayoría de angel investors siguen la fórmula de capital de riesgo tradicional. Realizan inversiones de alto riesgo para intentar conseguir retornos excepcionales, tal vez teniendo en cuenta factores sociales y verdes a la vez. Está muy bien, pero no será suficiente para el gran cambio sistémico que se necesita. A diferencia, nosotros huimos de las inversiones que requieren una alta concentración de capital, preferimos fomentar muchas inversiones pequeñas desagregadas, elegimos empresas «low tech» en vez de «high tech», aceptamos poca o ninguna rentabilidad financiera y somos pacientes.

Desde un punto de vista filosófico, ¿cómo se compagina la filantropía con la inversión en empresas privadas?

La filantropía es el abono para asegurar que estas pequeñas empresas florezcan pese al sistema económico actual. El Soil Trust, en concreto, es un vehículo para la democratización de este tipo de inversión. Los individuos pueden donar a partir de 25 dólares para hacer inversiones conjuntas, aportando cada uno los recursos que pueden.

¿Cómo empezó este camino? ¿Creció en una finca o una granja?

Para nada. Me crié en un suburbio de Nueva York. Aunque aun entonces, al principio de los cincuenta, me llamaba la atención el emblemático cartel de McDonald’s que decía «más de no sé cuántos millones de hamburguesas servidas». Me inquietaba vivir en un mundo tan estéril y no entendía cómo se podría sostener ese ritmo de crecimiento. Luego me influyeron mucho el gran libro Pequeño es hermoso, de EF Schumacher, y la perspectiva agraria del poeta y ensayista Wendell Berry.

Por Kristin Majeska y Catalina Parra

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