Cinco recomendaciones para mejorar la transparencia en España

La transparencia es una carrera de fondo y a España aún le queda “mucho camino que recorrer” según desveló Esther Arizmendi, presidenta del Consejo de la Transparencia y Buen Gobierno, durante su intervención en el II Corporate Transparency Summit.

Sobre este aspecto, Arizmendi señaló que los países más transparentes del mundo llevan una ventaja de “198 años”, sin embargo, la buena noticia es que se avanza en la “buena dirección”.

Desde que la Ley 19/2013 entrara en vigor hace más de dos años, los grupos de interés sobre la transparencia han aumentado, empujando a la sociedad en general a debatir sobre el tema y que la transparencia no quede únicamente en la aprobación de un marco legal.

Este es el caso del II Corporate Transparency Summit, celebrado el pasado mes de abril y organizado por la consultora de comunicación y asuntos públicos Kreab, con el patrocinio de BDO. Durante este encuentro se habló ampliamente sobre las necesidades y retos pendientes que la sociedad española debe afrontar para que sea más transparente y participativa.

A continuación, se enumeran los principales aspectos indicados por los expertos:

1. Generar confianza. Esta fue una de las principales necesidades más señaladas durante la jornada del Corporate Transparency. Arizmendi y Rafael Catalá, ministro de Justicia, destacaron la importancia de crear y mantener la confianza de los ciudadanos en las instituciones y las empresas, para el bienestar del sistema democrático y el impulso competitivo empresarial español, aunque señalaron métodos distintos para alcanzarlo.

La presidenta del Consejo de Transparencia afirmó que la confianza y la rendición de cuentas son “elementos fundamentales” de la transparencia y exigen un esfuerzo mayor al cumplimiento de la norma, pues según reveló el informe de evaluación del Consejo sobre el cumplimiento de la Ley de Transparencia, parece que algunas instituciones consideran que transparentar “es publicar los balances”, mientras que Arizmendi sostiene que la transparencia es una “obligación” para las instituciones y “una responsabilidad” para los ciudadanos, quienes deben exigir a los entes públicos y privados saber cómo se gasta el dinero público y cómo se toman las decisiones para avanzar en transparencia.

Por su parte, Catalá indicó que una de las responsabilidades de los directivos públicos y los líderes empresariales es crear confianza, siendo “críticos, exigiendo que la organización sea transparente y que las cosas se hagan mejor”, de manera que la transparencia y el buen gobierno sean “unos de los ejes de las nuevas políticas”, con el fin de conectar con las inquietudes de los ciudadanos.

2. Arriesgar por la transparencia. En relación con la idea anterior, Carlos Balmisa, director del Departamento de Control Interno de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), afirmó que se debía ser transparente “arriesgando” en las iniciativas y puso como ejemplo las acciones llevadas a cabo por el Consejo de la Transparencia, con el fin de “no ser solo transparente de forma nominal”, sino ser transparentes mediante hechos, lo cual no se limita a cumplir con una lista de contenidos.

En este sentido, Balmisa fue muy crítico con las actuales normas de transparencia aprobadas en España y la directiva europea 2014/95/UE, destacando que para ser transparentes es necesario dar información “útil y fiable”, un hecho que se consigue consultando a los stakeholders sobre sus necesidades informativas y diseñando estrategias de comunicación que cumplan con sus expectativas.

3. Participación. Además de la rendición de cuentas y el acceso a la información, la participación de los ciudadanos en los asuntos públicos también se ha destacado como un elemento fundamental de la cultura de la transparencia. Arizmendi reiteró la necesidad de que la ciudadanía debe ser exigente, abandonado “el deporte nacional de la queja” para ser más críticos y participativos.

<p>Rafael Catalá, ministro de Justicia, durante el II Corporate Transparency Summit. </p>

Rafael Catalá, ministro de Justicia, durante el II Corporate Transparency Summit.

En la actualidad, las tecnologías de la información y las redes sociales permiten a cualquier persona tener un alto grado de observación, acceso a canales para demandar información y que ésta sea de calidad. Por este motivo, la presidenta del Consejo de la Transparencia, aboga por que los ciudadanos tengan un mayor grado de implicación, ya sea votando en procesos de toma de decisiones, pidiendo cambios a la Administración o exigiendo un gobierno más abierto, con entidades públicas y empresas privadas que trabajen de frente y “no de espaldas a los ciudadanos”, como se ha venido haciendo hasta hace un par de años.

4. Mejorar el marco normativo. Superar la opacidad y eliminar las malas prácticas son puntos claves para devolver la confianza a las instituciones públicas y privadas. Cambiar comportamientos y crear nuevas costumbres conlleva un gran esfuerzo para el cual es necesario dotarse de buenas herramientas. En este sentido, el ministro de Justicia aseguró durante la clausura del II Corporate Transparency Summit que la Ley 19/2013 “puede ser mejorada” y se está trabajado para alcanzar este propósito.

Entre las medidas anunciadas está un nuevo plan de gobierno abierto que será el tercero que se lleva a cabo, previsto para el próximo mes de junio, con nuevas iniciativas que afectaran al Gobierno de la Nación y la Administración Pública.

Asimismo, desde el Ministerio de Justicia se está promoviendo la regulación de la actividad de los lobbies, un aspecto que se quedó en el tintero cuando se aprobó la Ley 19/2013, y también están revisando una normativa para proteger a los denunciantes de casos de corrupción.

5. El ciudadano, motor de avance. El principal elemento para seguir avanzando en transparencia es el ciudadano. Sobre este aspecto, la mayoría de las personalidades que intervinieron durante el Summit, remarcaron la importancia del nuevo concepto de ciudadanía que lleva consigo el modelo de sociedad transparente, en el cual se centra toda la atención y acción de las nuevas políticas.

La figura del ciudadano activo, exigente, crítico y participativo es esencial puesto que tiene la gran responsabilidad de vigilar que los actores de la sociedad no bajen el ritmo en la carrera de fondo de la transparencia, a fin de que la distancia de ventaja que llevan las sociedades más transparentes sea cada vez más corta, y que en España entre por fin toda “la luz de la transparencia” -señaló Catalá- que permitiría mejorar la calidad de las instituciones, la reputación del sistema institucional y la competitividad de los mercados españoles.

Los partidos políticos tienen mucho camino por recorrer en cada uno de estos cinco puntos mencionados. Por eso, para continuar con la misión, precisamente, de “fortalecer la confianza de la sociedad en las instituciones y empresas promoviendo la transparencia, el buen gobierno y el compromiso social”, la Fundación Haz lanza una nueva la campaña de crowdfunding para elaborar la sexta edición del informe Transparencia, el mejor eslogan. Un año más se solicita la participación e implicación ciudadana para financiar el informe que examina la transparencia de los partidos políticos y sus fundiciones en Internet, más allá de lo exigido por Ley.

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