¿Cómo conseguir oficinas más seguras frente al coronavirus?

Pantallas separadoras, control de temperaturas, rediseño de espacios y automatización son algunas de las medidas para afrontar la reapertura de las empresas reduciendo al mínimo los riesgos de transmisión de la COVID-19.

Lo peor de la pandemia provocada por el coronavirus parece haber pasado. Una muestra de ello es la reapertura de miles de empresas y establecimientos comerciales durante las últimas semanas. Pero, tal como insisten los expertos y las autoridades sanitarias, toda precaución es poca a la hora de evitar nuevas transmisiones.

Esto significa que las empresas tendrán que adaptar sus espacios y elementos para evitar cualquier riesgo. La cuestión es cómo hacerlo. Como recoge la guía Ocho claves para abrir más tranquilos, elaborada por el Ministerio de Ciencia e Innovación, se debe partir de tres premisas.

Primero, que cada negocio debe conocer y cumplir las normas específicas de su sector, recurriendo si es necesario a los expertos en Prevención de Riesgos Laborales, patronales y asociaciones específicas de su sector.

Segundo, que todavía no es posible hablar, como han hecho algunos negocios a modo de reclamo publicitario, de espacios libres de virus, puesto que el riesgo de transmisión sigue existiendo.

Y tercero, que todos los días se aprende algo nuevo sobre la COVID-19, por lo que es esencial estar al tanto de todas las novedades sobre el virus y aplicarlas, en caso de que sea necesario, a oficinas, empresas y a la vida en general.

Adaptar la oficina, clave para proteger a la plantilla

Aunque reactivar las empresas y la economía es importante, más aún lo es garantizar la seguridad de los empleados que harán posible ese nuevo arranque. La plantilla, ahora más que nunca, es parte esencial de la empresa, y así deben percibirlo en todo el proceso de adaptación.

Tanto en lo personal -ofreciéndoles más responsabilidad y haciéndoles sentir parte activa de las nuevas medidas de seguridad; como en lo material, disponiendo del equipamiento y los materiales necesarios para protegerlos.

En el centro de todas las recomendaciones para evitar la transmisión -además de garantizar mascarillas, solución hidroalcohólica y otros EPI– está la distancia de seguridad de al menos dos metros entre las personas.

Si las limitaciones del espacio en la oficina lo impiden, se puede recurrir a mamparas y separadores físicos entre puestos de trabajo. Se trata, de hecho, uno de los elementos más visibles de las oficinas y establecimientos comerciales pos-COVID. En un primer momento pueden intimidar, pero se está avanzando en la fabricación de modelos cada vez más amigables.

Las mamparas y separadores físicos entre puestos de trabajo son uno de los elementos más visibles de las oficinas y establecimientos comerciales pos-COVID.

“El cambio ha sido inesperado”, explica a Revista Haz Soledat Berbegal, consejera de Actiu, empresa dedicada a la fabricación de muebles de oficina y al diseño de espacios de trabajo.

Si en los últimos años el diseño de oficinas ha buscado “fomentar la eficiencia y el bienestar a través de espacios de trabajo donde la gente puede compartir sus ideas” a través de una comunicación fluida y cercana, el reto actual es adaptar esta filosofía a la nueva exigencia de distanciamiento social.

“El objetivo es garantizar la seguridad, pero ofreciendo herramientas para que esa interacción pueda mantenerse”, señala Berbegal, para quien el diseño de las nuevas oficinas debe tener en cuenta “mamparas que permitan interactuar, redistribución de mobiliario para generar nuevos flujos y el uso de salas de reuniones o espacios de socialización respetando las medidas de distancia, reduciendo la densidad y empleando soluciones de equipamiento polivalente, entre otros aspectos”.

La clave, además, es apostar por la flexibilidad, ya que la situación puede cambiar y es necesario que los espacios de trabajo sean “adaptables con el mínimo esfuerzo e inversión posibles”.

Para hacer más fácil esta transformación y ayudar a empresas que, como ellos, han tenido que adaptarse en muy poco tiempo, desde Actiu han editado una guía, Cómo adaptar un espacio de trabajo ante el COVID-19, en base a las normas dictadas por las autoridades competentes y a su experiencia en el equipamiento de oficinas.

En todo este proceso, además, es fundamental un trabajo previo de análisis de conductas y hábitos de los empleados y clientes: cómo y por dónde se mueven y qué elementos del entorno utilizan, para imaginar cuál sería el hipotético rastro del virus.

Una información básica para desarrollar una muy necesaria señalética que marque puntos de entrada y salida, distancias de seguridad, puntos de espera, aforos de salas de reuniones y otros espacios, e incluso la circulación correcta por las instalaciones de la empresa.

<p>B+Safe, filial española del Grupo Almas Industries instala cámaras termográficas fijas y portátiles.</p>

B+Safe, filial española del Grupo Almas Industries instala cámaras termográficas fijas y portátiles.

Controles de entrada

Aunque lo ideal sería seguir apostando por el teletrabajo y la digitalización mientras el virus siga presente, en los casos en los que esto no sea posible no se deben escatimar esfuerzos en comprobar el cumplimiento estricto de las medidas de seguridad.

Un primer paso es asegurarse de que la plantilla es capaz de detectar posibles síntomas de COVID-19 y, en caso de presentarlos ellos mismos, no acudir a la oficina.

No obstante, para reforzar esta comprobación, se están desarrollando e implantando tecnologías capaces de detectar, de forma rápida y masiva, posibles contagios. Como es el caso de las herramientas para medir la temperatura de empleados y de clientes.

Para Javier Hormías, head of Professional Services en Fujitsu, “en edificios con una gran concentración de gente, el detector de temperatura sin contacto se vuelve una herramienta imprescindible”, tanto en empresas como en aeropuertos, estaciones de tren, centros comerciales, deportivos, de justicia o de la Administración pública.

Esta compañía ha desarrollado, precisamente, una tecnología que incorpora cámaras de control facial que miden la temperatura con un escaso margen de error, con un rango de lectura de 2 a 6 metros. Puede llegar a controlar la temperatura de entre 180 y 360 personas por minuto, además de ofrecer la analítica de datos en tiempo real y el procesamiento de imágenes por medio de la inteligencia artificial para ayudar en la toma de decisiones.

Incluso puede incorporar de forma automática alarmas sonoras mediante altavoces y analizar que se respeta la distancia de seguridad.

Hormías recuerda también que, como parte de sus esfuerzos continuos para mitigar los impactos sociales y económicos de la pandemia, la multinacional Fujitsu se ha comprometido con la iniciativa Open COVID Pledge a ofrecer el libre acceso de los derechos de sus patentes, modelos de utilidad o diseños a las actividades destinadas a poner fin a la propagación mundial de la enfermedad en el mundo.

En el estricto control del acceso a la oficina también insisten desde B+Safe, filial española del Grupo Almas Industries dedicada a las tecnologías de la salud y la seguridad para las empresas.

Como nos explica su CEO, Nuño Azcona, entre sus soluciones de seguridad y control se encuentran, entre otras, “la biometría contact-less ya sea por reconocimiento facial o venosa, que permite los accesos a la oficina sin contacto”, además de soluciones para la medición de temperatura como son las “cámaras termográficas fijas y portátiles; lectores de reconocimiento facial (con o sin mascarilla), y soluciones de control de afluencia y aforo, para evitar aglomeraciones y mantener la distancia social”.

La compañía ha desarrollado además otras herramientas como la tecnología de fichaje a distancia vía web o app, para una mejor gestión del teletrabajo; o desfibriladores conectados para atender necesidades cardíacas derivadas de las secuelas del coronavirus, “más necesarios que nunca”.

<p>El robot ZenZoe desactiva la carga vírica en un alto porcentaje.</p>

El robot ZenZoe desactiva la carga vírica en un alto porcentaje.

Más higiene y menos contacto

La transmisión del virus puede ser por contacto directo -una persona que toca a otra- o indirecto -la persona toca una superficie u objeto que previamente ha tocado otra. Teniendo esto en cuenta, las empresas deben reducir también el contacto con superficies, muebles y elementos como los pomos de las puertas, la identificación por huellas dactilares o los ascensores, entre muchos otros.

Además de soluciones más sencillas como las protecciones de un solo uso en estos elementos o la limitación del uso de espacios de alto contacto como ascensores y baños, resulta muy útil la apuesta por la domótica o, lo que es lo mismo, las técnicas para automatizar procesos sencillos sin necesidad de contacto.

Tecnologías que van desde el control de otros dispositivos a través del móvil o de herramientas como Alexa de Amazon -que permite el control por voz-; pasando por sensores y detectores de presencia que controlan la luz, la climatización y hasta la humedad; hasta tecnologías más futuristas como el eyetracking, que permite interactuar con el entorno a través del seguimiento ocular.

Precisamente en este último campo lleva la delantera la compañía vasca Irisbond, que cuenta con el primer software de eyetracking de fabricación y desarrollo completamente español.

Su tecnología consiste en cámaras capaces de rastrear la mirada de los usuarios y el movimiento circular ocular para detectar dónde se fija la vista y qué es lo que se quiere hacer.

Así, cada vez está más cerca la posibilidad de abrir y cerrar puertas, accionar interruptores y controlar dispositivos electrónicos y otros elementos de la oficina con la mirada.

Soluciones que, aunque todavía quedan lejos, ya se están poniendo en marcha, tanto para evitar la propagación de la pandemia, como para facilitar la inclusión a personas con movilidad reducida.

A la reducción del contacto entre personas y con objetos se suma un esfuerzo extra en higiene y desinfección. Además de las medidas esenciales -limpieza mediante lejías y otros productos recomendados, así como la correcta ventilación de los espacios y gestión de residuos-, han aparecido soluciones, cuanto menos, curiosas.

Como la de la empresa española Sewertronics, que ha diseñado un robot capaz de desinfectar el aire y las superficies en cuestión de minutos gracias a una potente fuente de luz ultravioleta.

Una energía limpia e inocua que inactiva los patógenos produciendo reacciones foto-químicas que interrumpen la capacidad de los microorganismos de infectar y reproducirse, evitando el uso de aerosoles, máquinas de ozono y otros productos potencialmente peligrosos y corrosivos.

Una propuesta similar a la del robot ZenZoe, desarrollado por las castellanoleonesas ASTI Mobile Robotics y BOOS Technical Lighting, y que desactiva la carga vírica en un alto porcentaje.

En definitiva, imaginación, tecnología y responsabilidad colectiva para garantizar la seguridad de propios y ajenos.

Comentarios

  1. Kiero repoblar soi técnico en construcción mi esposa injeniera tenemos 2niño de7 y 10 año somos ciudadanos retornados veremos desarrollar. Nuestros conocimientos en uno de dos pueblos