El deporte español y su necesario cambio en el modelo de financiación

El deporte español no vive su época dorada. Todo lo contrario. Así lo indica el informe realizado por la Asociación del Deporte Español. Según Adesp, se hace necesario que “todos los sectores nos unamos para definir y diseñar una estrategia de país al respecto del deporte”. Dentro esa estrategia resulta clave la modificación del actual modelo de financiación.

“Soy español, ¿a qué quieres que te gane?”. Este tuit corrió como la pólvora por las redes sociales en un 2010 donde el deporte español alcanzó su cenit: La selección española de fútbol ganó el Mundial; Rafa Nadal se llevó Roland Garros, Wimbledon y el Abierto de Estados Unidos; tres pilotos españoles se impusieron en las tres categorías de motociclismo (Jorge Lorenzo, Toni Elías y Marc Márquez); Pau Gasol logró su segundo anillo con los Lakers; Alberto Contador ganó el Tour (aunque se lo quitaron meses más tarde por dopaje)…

En solo unos meses el deporte español llenaba los titulares de la prensa nacional e internacional con un grupo de deportistas espectaculares y, sobre todo, ganadores. Eso llevó al país a estar en la ‘edad de oro’ en esta materia. Sin embargo, detrás de ese rutilante eslogan se esconde otra realidad: España no tenía ni tiene un plan estratégico deportivo como país.

Esta es la principal conclusión que se extrae del Estudio comparativo internacional de los modelos de deporte de alto nivel, realizado por la Asociación del Deporte Español (Adesp), que analiza el modelo deportivo nacional, concretamente el apartado del rendimiento que tiene en cuenta el medallero y la participación española en Mundiales y Juegos Olímpicos y Paralímpicos. Números que muestra un significativo descenso en todos los apartados, salvo en el aumento de la participación española en los Juegos Olímpicos de Invierno entre 2000 y 2018.

En definitiva, ha crecido el número de deportistas (305 en Río 2016 frente a los 285 en Londres 2012 y los de 282 de Pekín 2008), pero han caído los éxitos: 19 medallas en 2008 y 17 tanto en 2012 como en 2016. Además, España ya no es la mejor en fútbol, el tenis sigue teniendo ocho años después a Rafa Nadal como figura principal, Pau Gasol ya no gana anillos y la representación española en el pasado Tour soñaba, como máximo, con ganar alguna etapa.

“Los objetivos del estudio encargado a Deloitte son dos. Por un lado, realizar un diagnóstico sobre el grado de madurez de nuestro país en diferentes áreas: estructura financiera, gestión organizativa, ayudas e integración social, desarrollo y rendimiento deportivo. Por otro, comparar nuestro modelo con los modelos deportivos de alto nivel de diferentes países seleccionados. Los países elegidos han sido aquellos susceptibles de ser comparados; se han evitado EEUU, Rusia o China por tamaño y estructuras y nos hemos centrado en países de nuestro entorno y en otros de similares características”, explica Fabián Quesada, director gerente de Adesp, en la entrevista con Revista Haz.

"El valor del deporte lo tienen las federaciones, es nuestro patrimonio. Pero el deporte también necesita protección, igual que se ha protegido la cultura”. Fabián Quesada

En el estudio, realizado por más de cien personas durante tres meses, se han tenido en cuenta cinco dimensiones: rendimiento deportivo, estructura financiera, gestión organizativa, ayudas e integración social y desarrollo deportivo. El centro del estudio es el deportista, durante toda su carrera, desde la base hasta su retirada. Por eso, otra de las conclusiones de esta radiografía es que el deporte necesita protección: «El valor del deporte lo tienen las federaciones, es nuestro patrimonio. Pero el deporte también necesita protección, igual que se ha protegido la cultura. Que el deporte no tenga un plan responde al modelo competencial de nuestro país, donde gran parte de las competencias fueron transferidas a las Comunidades Autónomas y los municipios”.

¿Es necesario un nuevo modo de financiación?

El actual modelo deportivo de España (competencia exclusiva del Estado) responde a una dinámica que en su momento tuvo gran éxito, la de Barcelona 92, pero, como alerta Quesada, “nos hemos ido dejando llevar por esa inercia y el Plan ADO. Ese modelo fue muy válido, pero ya es necesario darle otra vuelta para provocar la mejora de nuestro deporte. Otros países están desarrollando grandes inversiones en metodologías, estructuras y procedimientos mientras aquí la falta de financiación ha puesto en peligro el futuro de nuestro deporte”.

Un escenario que coloca a España muy lejos del resto de países de su entorno. Si se mira la estructura financiera, España presenta un déficit de 120 millones de euros respecto a la media de los países que han formado parte del estudio: Reino Unido, Alemania, Australia, Francia, Italia, Países Bajos, Canadá, Nueva Zelanda, Dinamarca y Bélgica. España es el país que menos subvenciones del Estado destina por habitante y el penúltimo en generación de recursos propios para el deporte.

En cuanto a la gestión organizativa, también está a la cola. En esta variable se refleja la estructura de gobernanza y el nivel de desarrollo estratégico, normativo y fiscal de los países señalados en torno al deporte de alto nivel. En relación con el desarrollo deportivo del país (deportistas federados, salud de los clubes…,) España está a 19 puntos de la media, situándose solo por delante de Italia.

De este modo, solo está ligeramente por encima de la media en las ayudas e integración social que se dedican a los deportistas. Así, y como consecuencia de lo anterior, el rendimiento deportivo se sitúa 17 puntos por debajo de la media de los países de referencia, superando solo a Bélgica.

“El marco legal vigente y las épocas de bonanza económica han permitido un desarrollo de nuestro modelo deportivo de forma aceptable en comparación con el resto de países durante los dos o tres ciclos olímpicos posteriores a Barcelona. No obstante, en la actualidad la mayoría de los países han ido armando estrategias más robustas que están permitiendo la mejora de sus capacidades”, resumen desde la Adesp.

“Necesitamos un modelo fiscal que sirva a los deportistas, a los clubes y a las federaciones; el actual nunca estuvo pensado para el deporte», reclama la Adesp. Este organismo considera que el mejor ejemplo es la ADO (Ayuda al Deporte Olímpico), «un programa que necesita una nueva dimensión y generar retornos de interés para las empresas. Desde luego, la desgravación fiscal sí y a poder ser de más fácil acceso y asequible para las empresas. En el deporte, esta desgravación tiene que venir acompañada de conceptos relacionados con la activación del patrocinio o el retorno en imagen para las empresas” (Vid. Las empresas, comprometidas con el impulso del deporte paralímpico).

Por otro lado, apuntan a que la financiación es insuficiente y por eso piden un modelo estable basado “en un sistema mixto donde conviva lo público y lo privado para dar estabilidad financiera a las federaciones y recursos a los deportistas”. Además de añadir una herramienta tributaria vinculada a las apuestas deportivas online a imagen y semejanza de otros países del entorno. No creen que la solución sea quitar esos beneficios a quien los ostenta actualmente o redistribuirlos de otra manera. Según Adesp, este nuevo recurso tendría como fin facilitar la participación y preparación de los deportistas de élite y fomentar el talento joven en España.

Al mismo tiempo, “toca definir muy bien eso de que las federaciones son entidades privadas con fines públicos. ¿Dónde empieza lo público y dónde lo privado? No queremos seguir siendo presos de esa ambigüedad. Por ley las federaciones tienen unas competencias públicas delegadas por la administración. Esta singularidad hace que las federaciones deportivas tengan el reconocimiento de utilidad pública”, añade Quesada.

Modelos de referencia

Dentro del entorno europeo, el modelo de financiación es diverso, con dos países totalmente antagónicos: Italia y Dinamarca. El país transalpino, con un presupuesto de casi 450 millones de euros, recibe el 97% a través de subvenciones públicas. Por el contrario, Dinamarca, con un presupuesto mucho menor, alrededor de 40 millones de euros, se financia, casi íntegramente, a través de los ingresos de la lotería nacional.

Es evidente que las subvenciones públicas son las que aglutinan un porcentaje mayor de la financiación de la gran mayoría de los sistemas deportivos de todo el mundo, pero esta política de ayudas está cambiando paulatinamente, en gran medida como consecuencia de la crisis económica a la que se han visto sometidos todos los países durante estos últimos años. Así lo señala el informe realizado por la Unión de Federaciones Deportivas de Catalunya (UFEC).

Por el contrario, existen sistemas deportivos totalmente diferentes a los anteriores. Estados Unidos es un ejemplo. Su financiación proviene en gran parte de sus derechos de marca e ingresos de sus inversiones. Los ingresos anuales, según cifras de la UFEC, son de 135 millones de euros aproximadamente, de los cuales los derechos de marca representan más del 50% y los ingresos de sus inversiones casi llegan al 20% de su presupuesto.

El aumento de ingresos puede llegar por “la publicidad y el patrocinio, que tienen margen de mejora ya que representan anualmente menos del 20% de los recursos propios de las federaciones”. Fabián Quesada

El informe señala también varias vías de financiación que coinciden con las propuestas por la Adesp, como son las aportaciones de las loterías nacionales, ingresos por la gestión de recursos propios, derechos de marca y de televisión y otros ingresos (tasas sobre diferentes actores de la economía de cada país, como un porcentaje sobre las operadoras móviles, tasas bancarias destinadas a la promoción del deporte base…).

“Los recursos propios (sin contabilizar a la Real Federación Española de Fútbol) se han reducido en 20 millones de euros entre 2007 y 2017”, advierte Quesada. El aumento de ingresos puede llegar por “la publicidad y el patrocinio, que tienen margen de mejora ya que representan anualmente menos del 20% de los recursos propios de las federaciones”.

Respecto al apoyo financiero de las empresas a los deportistas, el marco jurídico existe, pero es restrictivo y no incentiva suficientemente a las empresas que apuestan por el deporte. “Es necesario avanzar en modificaciones legislativas que permitan nutrir a nuestro deporte de nuevos ingresos”.

Ante un escenario como el actual, ¿corre el deporte español el riesgo de volver a la cosecha de medallas anterior a Barcelona 92’? “Sí”, responde categóricamente Quesada, quién cree encontrar la solución en “hacer el deporte atractivo para los jóvenes con capacidades y seguir invirtiendo en los Gasol, Nadal, Belmonte o Gómez Noya del futuro y, hoy por hoy, eso está en peligro. Se puede tratar de copiar el modelo que surgió para esos Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, sin duda alguna. Sin embargo, ahora hay que apostar por innovar en el uso y aplicación de las nuevas tecnologías en el entrenamiento, en la profesionalización intensiva de las estructuras de gobierno, en tener una mayor dotación económica para el deporte bien de forma directa o bien indirecta con medidas legales que acerquen el dinero al sector”.

A pesar de la falta de estructura y financiación, el deporte español, según Quesada, “goza de buena salud, pues solo en los últimos años se ha incrementado la población que práctica deporte en un 16,5%. Eso sí, solamente un 7,7% de la población tiene licencia deportiva”.

Para intentar solucionar el problema a corto plazo y consolidar un proyecto de futuro, desde la Asociación del Deporte Español piden una ‘sentada’ entre los distintos organismos: “Hace falta que todos los sectores nos unamos para definir y diseñar una estrategia de país al respecto del deporte. Una estrategia de país que marque, de forma global, prioridades, objetivos, acciones, modelos de trabajo y estrategias en materia deportiva”.

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