La COVID-19 replantea el diseño de las ciudades del futuro hacia unas más 'smart'

Dos estudios recientes indican que los proyectos de recuperación poscoronavirus deben tener muy en cuenta a las llamadas ‘smart cities’, revisando el diseño de los núcleos urbanos hacia la mejora de la calidad de vida de sus pobladores incluso en momentos críticos como los actuales.

Entre las vías de trabajo que están acelerando su marcha durante la pandemia de COVID-19 está la de las ciudades inteligentes o smart cities. A lo largo de los últimos meses se ha plasmado (todavía más, si cabe) la importancia de que los entornos urbanos, en los que ya reside más de la mitad de la población del planeta, sean mucho más abiertos, verdes, saludables, inclusivos e hiperconectados.

Conceptos que llevan tiempo grabados en la Agenda 2030 y en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas. Y que, en las últimas semanas, han tenido un gran protagonismo en varios informes de carácter internacional que miran hacia las urbes del futuro como posible solución a muchos de los retos que ha puesto sobre la mesa el coronavirus.

Uno de los más recientes es Cities, Policy, Responses, publicado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en colaboración con la Fundación Aquae. Este documento ha planteado diversos conceptos que pueden ayudar a contener la propagación del virus, reforzar la economía y proteger a la población desde el punto de vista socioeconómico.

Entre ellos se habla de economía circular, de urbanismo táctico o de la ‘ciudad de los 15 minutos’. Un lugar en el que los aspectos básicos de la vida de cada habitante, como el trabajo, la sanidad, las tiendas, la cultura y el ocio, se localicen a menos de 15 minutos de su vivienda.

Son tendencias que también se perfilan en el Índice IESE Cities in Motion, elaborado por la escuela de negocios IESE por séptimo año consecutivo. En este documento se lanza la idea de que las ciudades del futuro posean ‘resiliencia urbana’, es decir, diversas características que les ayuden a superar circunstancias traumáticas como, por ejemplo, una pandemia.

“Si bien nuestro índice no captura las circunstancias de la crisis sanitaria, ya que cuenta con indicadores del 2019 y anteriores, entendemos que permite identificar aquellos pilares sobre los cuales las ciudades puedan adaptarse positivamente a estas nuevas situaciones adversas”, explican sus autores, Pascual Berrone y Joan Enric Ricart.

Su estudio ha analizado diferentes aspectos de 174 ciudades del mundo, 79 de ellas capitales de los cinco continentes: gobernanza, planificación urbana, tecnología, medio ambiente, proyección internacional, cohesión social, capital humano, movilidad y transporte y economía.

De este modo, se ha elaborado un ranking que lideran Londres y Nueva York, con la máxima calificación. Madrid y Barcelona son las dos primeras ciudades españolas, en las posiciones 25 y 26, con un desempeño relativamente alto. Ambas destacan especialmente en el apartado de movilidad y transporte.

Ideas y recomendaciones

El informe de IESE explica cómo la crisis de la COVID-19 ha puesto de manifiesto la necesidad de que el diseño de las ciudades se enfoque sobre la calidad de vida de las personas. “Las ciudades sufren si sus ciudadanos padecen aflicciones. Sin su bienestar son simplemente estructuras vacías”, reza el texto.

Para ello aconseja trabajar en conjunto las dimensiones de cohesión social y economía. En concreto, promoviendo políticas de desarrollo humano que permitan el acceso a trabajos dignos, y asegurando que nadie se queda atrás en el ámbito social para poder lograr una recuperación justa.

Por otra parte, recomienda que cada ciudad realice un diagnóstico profundo para identificar aspectos prioritarios que precisan recibir el mayor nivel de recursos, tiempo y esfuerzo. Y que se elaboren estrategias para adaptarse al nuevo entorno que nos está dejando la COVID-19.

“Por ejemplo, las medidas de distanciamiento social harán que el turismo masivo de bajo coste deje de ser una opción para muchas ciudades; el comercio minorista tradicional competirá con uno online fortalecido; el transporte público tendrá que ser rediseñado para asegurar la distancia mínima entre pasajeros. Y la interacción entre ciudadanos en espacios verdes es posible que cambie”, enumera el estudio en sus conclusiones.

En este sentido, Aziza Akhmouch, responsable de la División de Ciudades, Políticas Urbanas y Desarrollo Sostenible de la OCDE, asegura que es necesario reconstruir las ciudades a largo plazo basándose en estos nuevos enfoques. “Esta crisis puede brindar una oportunidad única para que los habitantes de las ciudades y los planificadores urbanos reconsideren drásticamente, desde cero, su paradigma de consumo, producción y viajes”, afirma.

El informe de la OCDE y Fundación Aquae también plantea una batería de recomendaciones orientadas a la acción en la que la digitalización va a seguir teniendo un papel clave. “Internet se ha convertido en un servicio esencial cuyo acceso debería de ser universal”, considera el también miembro del Consejo de Estrategia de la Fundación Aquae.

Y es que esta falta de accesibilidad ahora existente no ha hecho sino aumentar brechas en ámbitos como el educativo durante los meses de confinamiento, en los que no todos los alumnos han podido seguir las pautas de sus profesores ante la falta de conexión o de dispositivos electrónicos.

“Internet se ha convertido en un servicio esencial cuyo acceso debería de ser universal”. Aziza Akhmouch.

La recuperación verde

El poder de la digitalización ha sido el que ha posibilitado que multitud de empleados hayan podido teletrabajar desde sus viviendas, evitando desplazamientos innecesarios y el uso del transporte privado. Algo que ha repercutido claramente en los niveles de contaminación de las grandes urbes.

Y para muestra, un botón: en abril, la Fundación Aquae analizó los niveles de dióxido de nitrógeno en las 15 ciudades más pobladas de España. Según sus estimaciones, entre el 16 de marzo y el 12 de abril se alcanzó un descenso medio del 55%. En relación al transporte por carretera, se registró un descenso en la congestión del tráfico de entre un 50% y un 75%.

Son cifras que ya se han revertido en la mayoría de los casos, pero la experiencia ha motivado el que muchas administraciones locales busquen fórmulas de movilidad urbana más limpias. No solo tomando medidas para seguir impulsando el teletrabajo y evitar los habituales desplazamientos en masa que se daban antes de la pandemia. También con infraestructuras de movilidad activa, como carriles para bicis y patinetes eléctricos, mejoras en la seguridad y accesibilidad del transporte público y ayudas para el transporte de bajas o nulas emisiones.

Incluso existen ciudades en las que se está repensando la organización de sus espacios públicos, incluyendo el cierre permanente de ciertas carreteras o la reserva de ciertas zonas para vehículos eléctricos o compartidos. “Hay localidades que ya están adoptando medidas para apoyar a las empresas locales y así impulsar el empleo, la construcción y la renovación de viviendas de forma asequible”, indica Akhmouch.

No obstante, no es fácil acometer proyectos de esta índole atendiendo a la gran falta de recursos a la que se están enfrentando las instituciones públicas. Teniendo esto en cuenta, son muchas las voces que abogan por impulsar acciones de colaboración en los que se involucren todos los agentes sociales: el sector público y el privado, entidades del tercer sector e instituciones académicas.

Una idea que aparece en los dos estudios antes mencionados y que también se ha escuchado en diversos ámbitos, incluyendo a la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) y al propio Gobierno.

El Ejecutivo de Pedro Sánchez ha hecho saber que su Fondo de Recuperación para afrontar la crisis sanitaria y socioeconómica que se está atravesando tendrá un fuerte componente de colaboración público-privada, cuyos proyectos estarán supervisados por una comisión interministerial.

Por su parte, la patronal publicaba recientemente las conclusiones de su macrocumbre Empresas españolas liderando el futuro, resumidas en un decálogo de recomendaciones para reactivar la economía. Entre ellas, impulsar la colaboración público-privada para potenciar principalmente los servicios de sanidad, educación e infraestructuras, vitales en el marco de las smart cities.

Artículo apoyado por Stars4Media.

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