Ocho claves para impulsar la inversión de impacto

Cada vez más, los nuevos modelos de negocio que van apareciendo llevan integrados en sus estrategias valores de impacto social y medioambiental. Estas pequeñas ‘startups’ innovadoras necesitan del apoyo de inversores para salir adelante. De la misma manera que los inversores necesitan de ellas para renovarse ante la progresiva expansión de los ODS.

Hace poco más de una década que el concepto inversión de impacto empezó a resonar con cierta fuerza entre los fondos y grandes compañías, aunque con cierto aire filantrópico. De hecho, no se ha convertido en una práctica realmente extendida hasta hace apenas tres años gracias a la progresiva expansión de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y su integración en el modelo de negocio de multitud de organizaciones.

Un compromiso social y medioambiental que está íntimamente vinculado con el actual ecosistema emprendedor innovador, de alto interés para los inversores. Y al que se unen multitud de programas de subvenciones, ayudas y contratación pública a lo largo y ancho del mundo que van a dar prioridad a proyectos que además de retorno financiero, aporten un impacto real positivo en el entorno que los rodea. Y también una pandemia que está sirviendo para reflexionar sobre diversos aspectos del devenir de nuestro planeta.

Para subirse a este tren, tanto empresas como inversores tienen que hacer bien sus deberes y estar al tanto de cómo sigue evolucionando esta tendencia. En este sentido, desde Revista Haz hemos recopilado una serie de claves aportadas por diversas fuentes especializadas en la inversión de impacto.

1.- Nacer con un propósito comprometido claro: O transformar una organización hasta el punto de que ese compromiso permee por completo a través de todas sus capas, algo que se puede aplicar tanto a la parte inversora como a la que necesita inversión. Es el caso de BeGas, que nació hace cinco años con la idea de desarrollar motores que facilitasen la transición ecológica y que fueran viables desde el punto de vista económico.

“Elegimos el autogás como combustible para nuestros motores y gracias a ello hemos podido contar con grandes inversores que forman nuestra estructura societaria”, explica Pedro Silva, CEO y cofundador de BeGas. Entre ellos están Repsol, Innvierte (dependiente del CDTI), Ekarpen, Easo Ventures, Bizkaia Seed Capital, Itzarri, Ein, BBK y Atlántica Garantía.

2.- Medir resultados: En la jornada Medir para gestionar: la incorporación del impacto en la gestión de las entidades sociales en la contratación pública, organizada por BBK y el Consejo Asesor Nacional para la Inversión de Impacto (SpainNAB), se constató la necesidad creciente de que todas las organizaciones, incluyendo las empresas del sector privado, incorporen sistemas de medición y gestión del impacto.

El objetivo es ayudarlas a poner en valor su contribución en términos ambientales, sociales y de gobernanza (los llamados criterios ASG) y mostrar al mundo que sus estrategias, además de responsables, son rentables. Algo que podría convertirse en norma, según indicó Verónica Urda, responsable de Impacto Social en BBK.

Esta explicó que el marco regulador europeo está evolucionando en el campo de la transparencia no financiera con la inclusión de indicadores medioambientales y sociales en los informes anuales de las empresas de mayor tamaño, algo que, según las previsiones, se hará extensible al resto de empresas de forma progresiva.

3.- Solicitar datos claros: Los inversores deben solicitar a las empresas mejores datos de sostenibilidad, junto con planes de transición energética claros y cuantificables, en opinión de Jaime Raga, responsable de relación con clientes de UBS AM Iberia. Según sus palabras, esto aceleraría la divulgación de información, ampliaría su nivel de compromiso y serviría como caldo de cultivo en el entorno corporativo.

Un punto que también aparece en el informe Hacia una economía de impacto, elaborado por ForoImpacto (Secretaría Técnica de SpainNAB) como primer paso para lograr la transparencia, la rendición de cuentas y la medición de impacto.

4.- Promover los contratos de pago por resultados en el sector público para impulsar la innovación social: Así lo asegura la guía de ForoImpacto, que encuadra en este punto el Bono de Impacto Social (BIS). Una herramienta a través de la cual la administración pública se compromete a pagar a los inversores el capital inicial aportado más una rentabilidad financiera en función de los resultados obtenidos por la intervención social financiada.

Según el documento, en España han surgido diferentes iniciativas para implementar esta herramienta. El objetivo es siempre el de alinear los intereses de las administraciones públicas, proveedores de servicios e inversores hacia soluciones preventivas e innovadoras para problemas sociales complejos, así como hacia la consecución de un impacto social medible.

5.- Prestar atención a los sectores con mejores previsiones: Según Jaime Raga, existen multitud de actividades de impacto que van a tener o que ya están teniendo interesantes resultados. Por ejemplo, el de la transición energética, con el desarrollo de los vehículos eléctricos y la adaptación de los combustibles fósiles a otros más sostenibles. Pero también el de los datos sobre sostenibilidad, unos servicios que ya muestran una tendencia creciente y que esperan superar los 5.000 millones de dólares en los próximos cinco años.

Por otra parte, Stephanie Kelly, economista política de Aberdeen Standard Investments, asegura que existe una tendencia inversora hacia los mercados emergentes con el fin de contribuir a generar una mayor aceptación global de las soluciones climáticas y permitir a las sociedades de regiones más pobres crear una industria que gire en torno a la economía verde.

6.- Buscar/aportar apoyo desde aceleradoras e incubadoras: Una tendencia muy extendida en el sector privado, cercano a las grandes compañías con mayores recursos, es la de los programas de incubación y aceleración de ideas. Según el estudio de ForoImpacto, apoyar a las empresas sociales en las fases iniciales de su desarrollo es una buena estrategia para generar un impacto positivo en la sociedad a medio y largo plazo.

De hecho, este documento apuesta por crear diferentes vehículos de financiación con capital público y/o privado para dar apoyo tanto a nuevas compañías sociales que estén arrancando como a otras más consolidadas para que puedan sacar adelante proyectos de innovación y transformación.

7.- Incorporar pruebas de estrés climático: El portavoz de UBS AM Iberia asegura que ya se empiezan a incorporar análisis de transición climática en entidades financieras y organizaciones de inversores. “Dentro de cinco años, algunos bancos centrales podrían intentar establecer impuestos de capital para el carbono, lo que tendría un profundo impacto en el coste del capital para los contaminadores”, asegura.

Stephanie Kelly añade que, en este sentido, los inversores están esperando una mayor intervención gubernamental a nivel mundial relacionada con la agenda del cambio climático. “Los gobiernos están actuando para facilitar el tránsito y mejorar el potencial de crecimiento a largo plazo”, explica.

8.- Apoyarse en el conocimiento de las fundaciones: Y, en ocasiones, también en su capital, ya que muchas de las iniciativas clave en el desarrollo del mercado de las inversiones de impacto de los países miembros del GSG (Global Steering Group for Impact Investment) fueron financiadas por fundaciones privadas.

El estudio de ForoImpacto explica que estas organizaciones utilizan cada vez más instrumentos híbridos que permiten a las empresas sociales desarrollar sus modelos de negocio de manera que sean sostenibles a medio plazo. Por ejemplo, algunas de estas fundaciones realizan donaciones que sirven como un seguro de reducción de riesgo o garantía para la cobertura de las primeras pérdidas, lo cual atrae recursos financieros adicionales.

Por otra parte, juegan un importante papel en la provisión de asistencia técnica y de programas de acompañamiento que otros inversores no suelen aportar. “En este sentido, la metodología de venture philanthropy es fundamental para el desarrollo de cualquier mercado de impacto”, explica el documento.

Se trata de una estrategia que une filantropía con inversión para conseguir una mayor implicación entre organizaciones y empresas sociales y un enfoque a largo plazo en la creación de impacto.

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