Solo el 30% de los negocios del mundo están en manos de mujeres

Las brechas de género se producen a escala mundial y son particularmente pronunciadas en las economías en vías de desarrollo. En América Latina, un tercio de las mujeres depende de otras personas, generalmente de los hombres, para poder subsistir.
HAZ8 marzo 2016

A escala mundial, las mujeres tienen menos oportunidades que los hombres para generar desarrollo económico y financiero. Garantizar sus derechos y ofrecerles oportunidades para alcanzar su pleno potencial permitiría acelerar al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible que las Naciones Unidas han planteado como fundamentales para lograr un mundo sin pobreza extrema en 2030.

Las mujeres empoderadas contribuyen a la productividad de sus familias, comunidades y países. “Progresan de manera individual y mejoran los niveles de desarrollo de sus entornos más cercanos. La generación de autoempleo es una vía efectiva para lograr el empoderamiento femenino. En la actualidad, solo el 30% de los negocios en el mundo son creados y dirigidos por mujeres y, además, se concentran en micro y pequeñas empresas”, explica Giovanni di Plácido, director de Análisis y Estudios de la Fundación Microfinanzas BBVA.

La brecha de género en el mercado laboral en América Latina

Actualmente, en América Latina y el Caribe viven más de 100 millones de mujeres, aproximadamente el 50% de ellas está en edad de trabajar. Sin embargo, una de cada tres depende de otras personas para poder subsistir, lo que las hace económicamente vulnerables y dependientes de recibir algún ingreso, por lo general de los varones.

Casi 23 millones de mujeres entraron a formar parte del mercado de trabajo en los últimos diez años en los países de América Latina. Pero solo la mitad de ellas tiene empleo, mientras que en el caso de los hombres el porcentaje es de ocho de cada diez. La brecha aumenta cuanto menores son los niveles de ingreso.

Las mujeres que viven en situación de pobreza tienen mayores dificultades para acceder al mercado laboral, debido a su menor nivel de educación y a los obstáculos que afrontan al tener que asumir las responsabilidades domésticas y el cuidado de los hijos o mayores dependientes. Solo trabaja el 38,4% de las mujeres más pobres, en su mayoría por cuenta propia desarrollando pequeños emprendimientos.

“Las mujeres que viven en áreas rurales tienen el doble de probabilidades que las mujeres que viven en las ciudades de convertirse en trabajadoras por cuenta propia. Obligadas por la falta de oportunidades en el mercado de trabajo, una de cada cuatro mujeres trabaja por cuenta propia, la mayoría en el sector comercio y servicios (sectores de productividad baja) debido a que poner en marcha este tipo de negocios requiere menores exigencias de capital”, señala Giovanni di Plácido.

El emprendimiento ofrece una oportunidad de desarrollo económico a las mujeres. Una igualdad de acceso a las inversiones de capital humano y a otros recursos productivos y a mercado permitiría a las mujeres vulnerables mayores oportunidades de progresar.

El 61% de los emprendedores que la Fundación Microfinanzas BBVA apoya con créditos productivos son mujeres, debido a la importancia del papel de la mujer en la economía y como actor fundamental para la disminución de la pobreza.

Un 46% se encuentra en situación de vulnerabilidad con riesgo de volver a la pobreza y el 40% son pobres (de ellas un 30% en extrema pobreza). La Fundación les aporta la financiación crediticia más adecuada (en montos y en plazos de pago) a sus necesidades y capacidades y, además, les asesora de manera personalizada en todo el proceso, desde aspectos como administración del negocio, gestión financiera, adecuación de las instalaciones necesarias, costes de producción, materiales etc.

El progreso de estas mujeres es superior al de los emprendedores varones atendidos por la Fundación: sus ingresos se incrementan de media un 19,9% frente al 11,4% de los hombres y sus activos crecen un 31,8% anual frente a un 27,4% de los varones.

Aunque las mujeres ingresan por sus negocios un 25% menos que los varones, ellas  dedican un 35% más al ahorro y sus ingresos mejoran más las condiciones socioeconómicas del hogar.

La Fundación aporta a los emprendedores de bajos ingresos una amplia gama de productos y servicios financieros (créditos, seguros, remesas, ahorro…) y no financieros (capacitación y asesoría para desarrollar sus negocios) desplazándose hasta su negocio y hogar, en muchas ocasiones desarrollan su actividad en sus domicilios, para analizar sus condiciones de producción y de vida.

La Fundación apoya en la actualidad a más de 1,7 millones de emprendedores de siete países, que han podido desarrollar actividades productivas, mejorando así su calidad de vida, la de sus familias y la de las comunidades. Esta amplia cobertura territorial le ha permite un impacto en 6,9 millones de personas. Desde su creación ha desembolsado un volumen agregado de 7.176 millones de dólares para créditos productivos.

Desarrolla, también de manera filantrópica, iniciativas encaminadas a impulsar y  transformar el sector microfinanciero y superar los obstáculos que lastran su necesaria expansión.

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