Comercio justo certificado y consumo responsable

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HAZ17 diciembre 2006

Todos nosotros como consumidores tenemos en nuestras manos la capacidad real de modificar en tiempo y forma, los comportamientos productivos de los bienes y servicios que consumimos para que acaben ateniéndose a nuestras exigencias.

Sin saberlo, colaboramos en todos los procesos que hacen posible dicho bien o servicio provocando implicaciones de carácter económico social y ambiental en el entorno productivo ya sean los efectos positivos o negativos.

SEGÚN LA FUNDACIÓN WWF (World Wildlife Fund), manteniendo nuestro modelo de consumo actual, precisaríamos cinco planetas Tierra para reponer los recursos naturales usados por la humanidad y absorber los residuos y la contaminación producidos por nuestro estilo de vida. El escenario se torna todavía más desolador si cabe, con la adhesión de los países en vías de desarrollo que lejos de cuestionar el modelo de consumo se incorporan a ese estilo de vida del consumo casi irracional.

En este sentido, sólo la información al consumidor puede modificar esa intendencia irreversible de destrucción de nuestro entorno de vida, y sólo un consumo responsable puede promover el desarrollo de una manera sostenible.

SEGÚN LA ORGANIZACIÓN CONSUMERS INTERNATIONAL, una de las herramientas que se ha demostrado más efectiva para la promoción del desarrollo sostenible de comunidades productoras en los países en vías de desarrollo es el Comercio Justo Certificado.

En cuanto que sistema de auditoria y certificación, el consumidor puede a través del comercio justo certificado, conocer el impacto de su elección de compra en el desarrollo económico y ambiental que envuelve la producción de tal o cual producto.

Al mismo tiempo, la existencia de un sistema de certificación de desarrollo socio-económico, liderado en la actualidad por la Certificadora FLO-Cert GMBH, genera un vínculo de responsabilidad del propio productor frente a su proceso de certificación que le ayuda a producir de manera más eficiente e independizarse económicamente.

FAIRTRADE LABELLING ORGANIZATIONS INTERNATIONAL (FLO) es la Federación de las organizaciones de Comercio Justo Certificado, y participa activamente en el apoyo a pequeños productores agrícolas al mismo tiempo que promueve campañas de concienciación para incentivar el cambio de las prácticas de comercio, convencionales dentro del mercado internacional.

EN LA ACTUALIDAD EXISTEN 20 INICIATIVAS de este tipo de comercio justo certificado en Europa, Canadá, Estados Unidos, Japón, Australia y Nueva Zelanda. Existen 550 organizaciones de productores certificadas en 52 países en vías de desarrollo, promoviendo el desarrollo socio-económico para más de un millón de productores y trabajadores de manera directa.

MÁS DE 500 EMPRESAS, ya compran y distribuyen estos productos en 72 países industrializados sometiéndose a las correspondientes auditorias que permiten la traceabilidad no sólo sobre el origen del producto sino también sobre el uso de ese precio extra que el consumidor paga por tales productos.

Con un valor en ventas de más de 1,5 billones de dólares en el 2005, el Comercio Justo se posiciona en el mundo con un crecimiento anual de 37%.

ENCUESTAS REALIZADAS en los países consumidores de Europa y Estados Unidos ponen de manifiesto que el perfil de ese consumidor comprometido sería: mujer de 30 a 37 años; con buen nivel educacional, que ha realizado o realiza actividades de voluntariado y que incorpora uno o dos productos certificados en su cesta de la compra diaria, principalmente frutas frescas.

Pero también son muchos los estudiantes o personas de poco poder adquisitivo que se adhieren al consumo responsable mediante campañas para que su Universidad u otras instituciones compren café de Comercio Justo Certificado para las máquinas expedidoras.

FRENTE A UN COMPORTAMIENTO RESPONSABLE cada vez más asumido por consumidores europeos, entra en juego la necesidad de incentivar ese tipo de consumo en las economías emergente. Son muchos los estudios y las propuestas en distintos países de Latino América tales como Chile, Argentina o Perú, pero el gran reto, la gran oportunidad puede constituirse en Brasil.

Con casi 200 millones de habitantes, una desigualdad de la renta todavía escalofriante. (El 1% de la población más rica detenta una parcela de renta equivalente al 58% más pobre), y prospectando ser uno de los mayores consumidores de café en el mundo, mientras que ya es el mayor productor, Brasil se muestra como el escenario ideal para promover un comercio justo certificado que traslade riqueza a los más pobres a través del consumo consciente de los más ricos. La emoción está asegurada.

Por Verónica Rubio