Acciona y sus consejeros

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HAZ6 agosto 2010

No hay por donde cogerlo, por mucho que se empeñen y por más razones y explicaciones que nos quieran dar, el nombramiento de Miriam González como miembro del consejo de administración de Acciona es, cuando menos, muy cuestionable.

Nos quieren hacer creer que su designación no está relacionada con el hecho de ser la esposa de Nick Clegg, viceprimer ministro británico, que la decisión de la Comisión de Nombramiento y Retribuciones para proponerla como consejera estaba tomada desde hacía tiempo, que su presencia no va a influir en los negocios que la empresa española tiene ya en el Reino Unido, ni con la decisión de ésta de incrementar su presencia en ese país. Los consejeros de Acciona deben pensar que somos retrasados mentales. ¿Que el nombramiento está sujeto a un conjunto de salvaguardas para evitar los posibles conflicto? ¡Hombre, hasta ahí podíamos llegar! Mal estamos cuando a la necesidad la empezamos a disfrazar de virtud. La única duda que nos queda es saber qué conducta resulta más indecorosa: deliberar sobre el nombramiento de una persona que estará sometida a numerosos conflictos de intereses en el ejercicio de sus funciones de consejera por su condición de cónyuge del viceprimer ministro, o la aceptación de un cargo como consejera de una empresa que puede poner en un brete al marido por sus actuales responsabilidades políticas. ¿Se acuerdan de lo de la mujer del César?, pues eso.

No se trata de reducir o minimizar los posibles riesgos por conflictos de intereses, sino de no asumirlos innecesariamente.

Hay muchas y excelentes candidatas para formar parte del consejo de administración que no se hallan sujetas a situaciones personales que pueden dar lugar a eventuales conflictos de intereses. La Comisión de Nombramientos ha actuado con muy poco juicio y, al hacerlo así, ha empañado la reputación de la compañía.