¿Mecenazgo o subvenciones?

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HAZ29 diciembre 2011

No hay que ser profeta para adivinar que con la llegada del Partido Popular íbamos a asistir a un cambio de modelo en la financiación de las actividades sociales y culturales con una apuesta decidida por el mecenazgo en detrimento de las subvenciones.

Entre sus más fervientes partidarios se encuentra José María Lasalle, secretario de Estado de Cultura. «Hay que cambiar el paradigma del régimen de ayudas públicas por una herramienta que hasta ahora no se ha explotado lo suficientemente bien como es el mecenazgo.

Necesitamos modelos de gestión eficientes […] siguiendo el modelo de países como Estados Unidos y el Reino Unido. Por tanto, la política de ayudas públicas tendrá que ser revisada en los próximos años, especialmente en un momento de crisis en que se nos pide la máxima eficacia en la gestión de los recursos», declaraba el diputado del PP recientemente en el diario La Razón.

Ciertamente es mucho lo que se puede hacer por incentivar la participación de la sociedad civil en la financiación de las iniciativas sociales y culturales, y es preciso reconocer que la revisión del actual marco legal que regula las deducciones fiscales es una de las asignaturas pendientes en nuestro país. Sin embargo, resulta un error de bulto demonizar las subvenciones y contraponerlas a los incentivos fiscales.

Las subvenciones son sistemas de financiación que pueden generar clientelismo e ineficiencias, pero si lo hacen no es porque la financiación pública sea ineficaz, sino porque su actual configuración no está diseñada para incentivar los resultados y fomentar la libre competencia entre los beneficiarios. Es mucho más cómodo buscar un chivo expiatorio que tratar de identificar las causas de nuestra enfermedad y ponerlas remedio. Más cómodo, pero no más eficaz.

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