De nuevo, sobre la Memoria de Inditex

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HAZ28 agosto 2013

El pasado mes de mayo en la presentación de su Memoria Anual correspondiente a 2012 Inditex hizo un ejercicio de streptease publicando la cifra de impuestos que pagaba y en qué países. Fue una excelente jugada en la que se adelantó a todo el sector empresarial. La información sobre los impuestos es una cuestión que pasará, más pronto que tarde, a formar parte de las agendas de RC de todas las compañías.

Los recientes escándalos relacionados con la ingeniería fiscal de Apple o sobre la familiaridad de algunas empresas del Ibex 35 con los principales paraísos fiscales no han hecho sino confirmar esta exigencia.

Buena prueba de ello es que Iberdrola secundó la iniciativa de la multinacional gallega el pasado mes de julio al informar de los impuestos que paga en España. Es una pena, sin embargo que la empresa textil no haya extendido ese ejercicio de transparencia a otras áreas igualmente sensibles.

En efecto, la Memoria Anual 2012 de la empresa de Arteixo sigue incurriendo en los mismos defectos que en informes anteriores (Vid. A propósito de la Memoria de Inditex). Cuando tiene que informar de algunos temas controvertidos se deja, una vez más, seducir por la retórica. Las páginas 105 a 106 de su Memoria contienen abundante información sobre las acciones y programas dirigidos a impulsar la igualdad en la empresa. Pero, al igual que anteriores informes, la compañía gallega se olvida de contarnos cuáles han sido los resultados concretos de esos planes de igualdad.

Inditex omite, consciente o inconscientemente, la información sobre el porcentaje de mujeres en los puestos de alta dirección. Nos dice, sí, que el grupo cuenta con el 80% de la plantilla femenina, pero no nos descubre qué porcentaje de ese grupo ha conseguido ocupar puestos de responsabilidad.

Esta es una práctica habitual en muchos informes anuales de empresas: nos bombardean con datos intrascendentes, omitiendo la información más sustancial.

Entre esa información intrascendente se encuentra el resultado de la encuesta Merco Personas 2012, que sitúa a la compañía en el primer puesto entre las mejores 100 empresas para trabajar. La herramienta de Merco Personas en un ejemplo claro de cómo una metodología puede esconder más de lo que muestra al excluir de la encuesta las preguntas más relevantes. La falta de esta información crítica contrasta con los resultados del análisis de materialidad recogido en la propia Memoria.

En las páginas 46 y 47 del documento se afirma que los asuntos relativos a las relaciones y prácticas laborales se sitúan entre los más relevantes para los grupos de interés y los que pueden afectar más a la reputación de la empresa.

La primera pregunta que habría que hacerse es ¿incluye Inditex entre las prácticas laborales la igualdad de género? La empresa no informa, como tampoco lo hace de quiénes son los miembros de ese Consejo Social al que concede tanta representatividad. Nada dice sobre los criterios con que fueron seleccionados y cuánto tiempo llevan desempeñándose en esa función. Sin esa información resulta muy difícil calibrar hasta qué punto ese Consejo Social puede actuar de correa de transmisión de las demandas de los grupos de interés o, simplemente, su composición y funcionamiento responden a un mero cumplimiento formal.

Otro de los puntos sobre los que debería reflexionar el grupo gallego es que la cantidad no es, casi nunca, sinónimo de calidad. El hecho de que cada año la memoria aumente en peso y extensión no es, necesariamente, una prueba de transparencia y de voluntad de informar. Un documento de 328 páginas no resulta a priori un texto sencillo de analizar, ni se puede presumir que sus autores se hayan molestado en sintetizar la información más relevante.

En resumen, a la Memoria de Inditex se le podría aplicar aquellas palabras del labriego que fue a cenar a un restaurante de postín y, al contemplar las escasas viandas en la lujosa mesa, se dirigió al maitre: «Mire usted, si no le importa, yo preferiría más pan y menos mantel».

@Compromiso_Empr

 

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