Begoña, Marta y María ¿A quién ayudar?

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HAZ24 octubre 2013

En su conocido libro, Desarrollo y libertad, Amartya Sen ilustra con un ejemplo las dificultades prácticas relacionadas con la información que se considere relevante y a la que deba concedérsele más peso en el diseño de las políticas públicas. Imaginen a Esther, una importante directiva con tres niños, que decide contratar a alguien que le ayude en las tareas domésticas. Le llega información sobre tres candidatas: Begoña, Marta y María.

Esther es una persona sensible y se da cuenta que la crisis económica está afectando a muchas familias. Ya que necesita contratar a alguien le gustaría acertar con la decisión y emplear a aquella que más lo necesite. Se entera de que las tres son pobres. Después de hacer algunas averiguaciones confirma que Begoña es la más pobre de las tres y toma la decisión de contratarla.

Pero su vecina Nazareth le comenta que Marta acaba de tener un descalabro económico y, aunque no es tan pobre como Begoña, la situación le ha provocado una depresión profunda. Ahora Esther se inclina por contratar a Marta, pues es la que más triste está de las tres y a quien más podría beneficiar el trabajo, además la diferencia de renta entre las tres no es muy grande.

Cuando ya está decidida, alguien le advierte que María padece una enfermedad crónica y que con los ingresos del empleo podría conseguir mejorar sustancialmente su calidad de vida. María es una persona acostumbrada a convivir con la enfermedad y la pobreza y lleva su situación con mucha dignidad. La vida le ha enseñado a no quejarse y a trabajar duro. Esther se pregunta qué decisión debería tomar, pues el hecho de que María no se queje y no le afecte anímicamente su situación (no está tan triste como Marta) no puede ser un obstáculo para negar la realidad de su enfermedad. ¿Por qué va a castiga a María por sobrellevar su enfermedad con señorío?

Con esta sencilla parábola (simplificación de la narración que se encuentra en el capítulo 3 de Desarrollo y libertad) el premio Nobel de Economía intentaba plantear algunas de las dificultades relacionadas con la valoración y el peso que debe darse a la información. El caso mencionado presenta tres enfoques diferentes de abordar los problemas sociales.

Los partidarios de ayudar a Begoña se podrían encuadrar en las posiciones igualitaristas. Su criterio decisorio es el nivel de renta. Para ellos lo más importante sería el PIB. Los defensores de Marta, sin embargo, se encuadrarían en la escuela utilitarista, donde militan los actuales promotores de la felicidad o del bienestar subjetivo. Por último, se encuentran los que apuestan por María, que se situarían más cerca del grupo que defiende la necesidad de mejorar las oportunidades o capacidades.

Como se puede ver, es importante reconocer que cuando se abordan problemas relacionados con la medición de la calidad de vida, la felicidad o el bienestar se está aceptando, implícita o explícitamente, una determinada escala de valores o filosofía.

Ninguno de los tres enfoques tiene carácter absoluto. Es necesario conocer su potencial y limitaciones. En concreto, a los modelos de medición de la felicidad o de la satisfacción (versiones de las teorías utilitaristas) hay que reconocerles como elementos positivos la importancia que conceden a los resultados y a las consecuencias de las políticas y el funcionamiento de las instituciones. Como principales elementos negativos, se puede mencionar su falta de consideración por los principios o medios para conseguir esos resultados y el hecho de que la felicidad total sea la suma agregada de los individuos, sin prestar atención a la distribución de esa felicidad y por tanto a la desigualdad entre los individuos.

Paradójicamente, para muchos, el ejemplo más claro de falta de consideración por los medios e indiferencia por las minorías lo constituye el reino de Bután, referente paradigmático de los promotores de la felicidad, y, sin embargo, un país al que The Himalaya Times acusa de infringir los derechos humanos de las minorías étnicas provocando en los últimos veinte años la expulsión de 100.000 refugiados.

@jmcavanna

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