Las universidades y el reto del empleo

¿Cómo aumentan los estudios universitarios las posibilidades de obtener un empleo? ¿Qué efectos tiene el título universitario en los niveles salariales? ¿Mejora la posesión de un título universitario la contratación fija? ¿Qué carreras ofrecen más posibilidades de obtener un empleo?

Estas preguntas y otras semejantes están en la mente de todos los que deciden cursar hoy en día una carrera universitaria, de ahí que la universidad deba tratar de ofrecer una respuesta convincente a las mismas.

Es fácil prever que una de las principales demandas sociales a la universidad en los próximos años será su papel como motor para mejorar la empleabilidad de los universitarios.

Con tasas de desempleo en los jóvenes superiores al 50% resulta natural que la inserción laboral de los universitarios constituya uno de los principales indicadores de resultado de las universidades.

No es necesario justificar con profundas investigaciones científicas la hipótesis de que uno de los principales incentivos para cursar estudios universitarios y elegir una determinada carrera será la posibilidad de obtener un empleo en el corto plazo y en condiciones razonables.

La respuesta al papel de la universidad como motor de la mejora de la empleabilidad no es una cuestión que interese exclusivamente a los alumnos, principales afectados, sino también a sus familias y a la sociedad en su conjunto, que destina muchos recursos públicos al desarrollo y sostenimiento de estas instituciones y, en lógica correspondencia, demanda una rendición de cuentas sobre el uso eficaz de los mismos.

La mejor prueba de que está demanda de información sobre la inserción profesional y la mejora de la empleabilidad es una realidad es que algunas universidades ya se han adelantado a informar de estos contenidos en sus respectivas web.

Así, por ejemplo, la Universidad de Cantabria, la Universidad de Málaga o la Universidad de Alcalá de Henares comunican en un lugar visible los servicios de empleo y orientación profesional al estudiante. Destaca, en este sentido, la Universidad de Cantabria que cuenta con un «Vicerrectorado de estudiantes, empleabilidad y emprendimiento».

También, la reciente creación del Observatorio de Empleabilidad y Empleo Universitario, dependiente de la Cátedra Unesco de Gestión y Política Universitaria de la Universidad Politécnica de Madrid, por parte de la Obra Social de La Caixa y la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE), es otro ejemplo en la misma dirección.

Pero, si bien la información sobre los servicios de empleo y orientación profesional a los estudiantes es muy útil para comprobar el compromiso de la universidad con estos temas, lo que va a resultar decisivo serán los indicadores de inserción profesional reales de los estudiantes en el mercado de trabajo.

El ejemplo de la Universidad del País Vasco es un buen camino a seguir: la web de la universidad cuenta con un banner específico sobre empleo en su página principal que remite a un portal temático con diferentes secciones, entre las que se encuentra un informe con fecha de 2013 con datos concretos sobre la inserción profesional de los graduados de la universidad.

Los gestores y responsables del gobierno de la universidad deben ser conscientes de que está información resultará crítica para asegurar el futuro de la institución. Entre otras muchas razones porque, como muestran los principales estudios, contar con estudios universitarios aumenta considerablemente las posibilidades de ser empleado.

En el contexto actual de crisis económica con altas tasas de desempleo no es necesario ser muy perspicaz para concluir que el porcentaje de inserción profesional de los graduados será uno de los indicadores más atractivos a la hora de elegir el centro educativo.

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