Global Reporting Initiative, algo más que informes de sostenibilidad

HAZ15 diciembre 2006

Cerca de más de 1.000 entidades realizaron en 2006 sus informes de sostenibilidad o responsabilidad corporativa siguiendo el modelo de rendición de cuentas que propone el GRI que, sin ser obligatorio, se ha convertido en el estándar más comúnmente aceptado y extendido.

La Conferencia organizada por el GRI para acompañar ese lanzamiento de la nueva guía atrajo a más de mil cien delegados y puso sobre el tapete interesantes temas vinculados a la responsabilidad y la sostenibilidad, así como a ponentes expertos en el área con el broche final de la presencia de Al Gore. Durante cuatro días de intenso trabajo se demostró que, más allá de los informes –quizás a veces en paralelo a elloshay mucho que hacer en sostenibilidad si hay convicción al respecto.

UN IMPULSO A LA VERIFICACIÓN EXTERNA. La nueva Guía contiene, como novedades fundamentales, no sólo unos indicadores mucho más claros y profusamente explicados, sino sobre todo la posibilidad de trabajar con distintos niveles de aplicación de la Guía: C, B y A, siendo A el más completo.

Dentro de estos niveles se permitirá ostentar un «plus» -C+, B+ y A+-, pero entonces la memoria debe contar con una verificación externa. Todo esto sustituye la vieja fórmula de «informar según el GRI» (in accordance to GRI) o simplemente siguiendo el modelo, las dos opciones de la antigua versión de la Guía.

Sin embargo no parece claro quién verifica o certifica y bajo qué estándar. La versión en inglés de la nueva Guía habla de «assurance», mientras que la española se ha traducido como verificación. Y es que pese a que la consultora AccountAbility diseñó ya hace unos años la AA1000 –que constituye algo más que una simple verificación y es sin duda una norma exigente-, hasta el momento pocos son los profesionales de auditoras capacitados en España para verificar según dicha norma y pocas también las empresas dispuestas a someterse a una norma.

El «assurance» que supone la AA1000 se configura como la verificación independiente más reputada y un paso determinante a la hora de mostrar el compromiso con la sostenibilidad. A diferencia de otros sistemas, el «assurance» evalúa no sólo la credibilidad de los datos aportados en las Memorias o Informes sino el grado de integración de la sostenibilidad en las entidades y su compromiso y diálogo con los stakeholders.

Sin embargo, parece que el GRI exige sólo una simple verificación externa –no el AA100- lo que hace previsible el impulso que las principales auditoras recibirán con esta nueva fórmula, ya que tras la profusión de informes del pasado, las empresas ahora tendrán que tener un tercero que verifique, simple y llanamente. Por otro lado, no pocas voces reclamaron como «terceras partes» capacitadas para auditar a las propias ONGs… al menos respecto a ciertos contenidos de informes.

ALGUNAS DUDAS SOBRE LOS INFORMES. Antes de la verificación externa hay que plantearse algunas cuestiones sobre los informes de sostenibilidad como varios expertos sugirieron en Ámsterdam: ¿Los informes se hacen para rendir cuentas realmente y ser transparente… o como una herramienta de relaciones públicas y comunicación? Y es que en esto de la responsabilidad no pocas agencias de comunicación quieren alegar sus poderes frente a las consultoras o auditoras que se han hecho con la redacción –y en su caso verificación- de informes.

Y más allá: ¿hasta qué punto muchas empresas se han limitado más bien a hacer informes… y poder hacerlo según el GRI… y cuántas están más bien centradas en dotar de contenido e integrar la sostenibilidad en sus actividades? El alto número de empresas que reportan siguiendo el GRI parece una buena noticia… pero también algo sospechoso.

Frente a la proliferación de informes de sostenibilidad, existen dudas sobre los fines y públicos para los que dichas memorias se realizan, como señalaron varios expertos. En concreto, tal y como se dijo «las memorias parecen estar redactadas pensando más en «audiencias» que en los públicos implicados, como una herramienta más de marketing que de compromiso con las partes interesadas».

Otro de los aspectos destacados fue el hecho de que para muchas compañías realmente es difícil hacer llegar su compromiso a través de informes que muchos de sus públicos no leen. Es por eso por lo que, más allá del reporte, hacen falta canales de comunicación específicos, especialmente importantes en el caso de multinacionales que operan en países en vías de desarrollo como declaró Anglo American.

La credibilidad de un informe además no sólo es cuestión de su verificación externa e independiente, sino también de la relación día a día de la empresa con sus partes interesadas.

¿Hay un diálogo real con los stakeholders, aspecto clave en la sostenibilidad? ¿Es este proceso real o simplemente «cosmético»? ¿Qué ocurre cuando los stakeholders no leen o no se creen los informes de sostenibilidad? ¿Qué ocurre cuando los stakeholders más importantes… no son aquellos con los que entablamos el diálogo porque gritan más o tienen más presencia en medios?

Los informes, per se, no son una muestra única ni tampoco la más importante de la buena voluntad o convencimiento de las empresas, quizás sí un primer paso, pero nunca una coartada. Y con el nuevo GRI quizás menos. La nueva Guía, más que un inventario de indicadores, es mucho más exigente en ese «management approach» que demanda en cada área del informe, donde las empresas tienen dar un simple indicador.

LA SOSTENIBILIDAD ES UNA OPORTUNIDAD DE CRECER E INNOVAR. Stuart Hart, profesor de la Universidad de Cornell, experto en sostenibilidad y autor entre más de 50 publicaciones de «El capitalismo en la encrucijada» («Capitalism at the crossroads») intervino en la conferencia del GRI con una de las contribuciones más interesantes.

Hart explicó el modo en que la sostenibilidad es hoy una verdadera oportunidad de negocio así como de innovación real para las compañías, entendida siempre en su triple sentido: social, medioambiental y económico.

Para ello explicó la denominada teoría de la base de la pirámide (que popularizó junto al también profesor Prahalad) que muestra cómo las mayores oportunidades de crecimiento de las empresas se encuentran precisamente en «servir a los mercados a los que en la actualidad nadie sirve o sirven mal», es decir, los mercados formados por la todavía mayoría de personas del planeta: los pobres o más desfavorecidos.

Frente a la saturación de los mercados desarrollados, las empresas tienen ante sí el desafío de producir bienes y servicios para ese inmenso público. La filantropía o cooperación son elementos importantes pero secundarios al verdadero poder que las empresas tienen a la hora de contribuir al desarrollo social sostenible y global a través de la actividad que les es propia: la empresarial. Estos nuevos mercados parecen además ser la clave de ese crecimiento sostenido económico que las empresas necesitan.

Pero, además de las posibilidades de crecimiento para las empresas que ofrecen estos nuevos consumidores, Hart señaló el desafío de la sostenibilidad medioambiental como una oportunidad decisiva también para innovar, algo connatural a las empresas que desean además perdurar en el tiempo.

Si en los años 50-60 la mentalidad fue «contaminar es el precio que tenemos que pagar por el desarrollo», los años 70-80 defendieron que «quien contamina, paga», mientras el enfoque de los 90 ha sido en la prevención.

Pero este siglo, según Hart, estamos asistiendo a una total reorientación (aunque sólo algunos lo perciban todavía) que ve en la necesidad de conservar el medioambiente una «palanca» para la innovación empresarial. «La sostenibilidad es la mayor oportunidad de innovación del siglo» pues si más personas acceden a más bienes sólo a través de procesos y tecnologías menos contaminantes podremos hacer sostenible el planeta.

Con gran sentido del humor el profesor Hart comentó sin embargo que «la sostenibilidad es todavía un concepto tan ajeno a algunos ámbitos empresariales como antaño el beneficio lo era a la extinta Unión Soviética».

Global Reporting Initiative

  • Es una organización multistakeholder que se ocupa de establecer una «normal» de información en responsabilidad social corporativa o sostenibilidad.
  • El concepto de informe en este ámbito no tiene más de diez años y el GRI, de hecho, sólo lleva funcionando cuatro.
  • La primera Guía se lanzó en 2003. Hay suplementos sectoriales y técnicos.
  • Actualmente el GRI está formado (y gobernado) por 350 miembros de 36 países.
  • 800 empresas informan «in accordance» al GRI.

Informar en sostenibilidad… no es sólo “informar”

  • La elaboración de memorias de sostenibilidad es un proceso y una herramienta viva, y no comienza ni finaliza al imprimir la memoria o publicarla on line.
  • La elaboración de la memoria debe ser parte de un proceso más amplio para fijar estrategias de la organización, implantar los planes de acción y evaluar los resultados.
  • Así mismo la elaboración de la memoria permite una evaluación sólida del comportamiento de la organización y puede servir de base para una mejora continua de los resultados.
  • También sirve como herramienta para afianzar vínculos con los grupos de interés.

¿Qué sentido tiene informar en sostenibilidad?

1 Un sentido de «accounting», que puede ser:

  • Rendición pública de cuentas.
  • Transparencia de la organización.
  • Accountable = responsable .

2 Un «estándar» para establecer en cierto modo el contenido de la sostenibilidad:

  • Decir qué es relevante (material) y qué no lo es a efectos de sostenibilidad.
  • Poder evaluar.
  • Poder comparar.

3 Como comunicación de la RSC o sostenibilidad

  • Para qué y para quiénes se hacen las memorias (verlos como grupos de interés o públicos implicados… o meras «audiencias»).
Por Aurora Pimentel