Olivier Longué: Director de Acción contra el Hambre

HAZ1 septiembre 2009
“La ecuación es luchar contra el hambre de forma respetuosa con el medio ambiente”

Con trece años de bagaje en España, Acción contra el Hambre, que nace a finales de los años setenta, ha sido capaz de evolucionar a través de los vericuetos de la ayuda humanitaria, logrando acceder a zonas del mundo prohibidas, como China o el Tíbet. Olivier Longué, director de esta ONG privada, apolítica y aconfesional, pone sobre la mesa los logros alcanzados en materia de lucha contra el hambre y expone los retos a los que se enfrenta la organización, en un momento especialmente sensible a las donaciones, fruto de la crisis.

Acción contra el Hambre es una organización internacional no gubernamental y no lucrativa creada en 1979 para intervenir en todo el mundo. treinta años después de su constitución, ¿a qué retos se enfrenta actualmente la organización?
A día de hoy, el mayor reto que debemos abordar es el creciente número de países en los que estamos presentes. Si bien en los años noventa había zonas del mundo en las que no era posible entrar, en la actualidad, tenemos una amplia lista de países en los que trabajamos, llegando a la cifra de 50. Pese a ello, en los últimos tres años estamos advirtiendo cierta presión internacional sobre las organizaciones humanitarias, lo que nos ha obligado a cerrar cinco oficinas.

Esto es muy paradójico, sobre todo teniendo en cuenta que entre 1978 y 2006, Acción contra el Hambre sólo tuvo que cerrar una de sus oficinas y lo hizo por causas ajenas, debido al genocidio de Ruanda. Por otro lado, queremos dejar claro que nuestro ideario está marcado por la neutralidad ideológica, muy al contrario del posicionamiento de otras ONGs, que apuestan por la crítica ante conflictos armados y guerras con el único propósito de ganar legitimidad. Asimismo, subrayamos nuestra independencia financiera, que es posible gracias al equilibrio entre fondos públicos y privados.

Pese a la crisis, muchas empresas siguen manteniendo su aportación, lo que evidencia su compromiso real en torno a la RSC

Sin embargo, el actual entorno de crisis internacional estará impactando en la marcha de la ONG, ¿no es así? ¿Hasta qué punto los fondos de los que se alimentan están sufriendo un retroceso? ¿Qué peso adquiere las aportaciones provenientes de particulares y gobierno?
Efectivamente, otro de los principales retos a los que nos enfrentamos es la crisis, lo que va a poner de manifiesto si la Responsabilidad Social está realmente integrada en la cultura de las empresas o ha sido una dinámica generada en momentos de bonanza. En ese sentido, identificamos dos fuentes de financiación: la esfera privada –que supone el 25% de nuestros fondos– y que incluye donantes particulares (20%) y empresas (5%), así como el sector público (75%). En el primer caso, existen dos perfiles diferentes: el socio que efectúa una aportación periódica y aquellos que lo hacen esporádicamente. Estamos notando que el aumento del paro está impactando en las donaciones y la tasa de bajas de donantes periódicos se ha multiplicado por tres en seis meses, pasando del 4% al 12%. Mientras, que en el caso de donantes espontáneos, hemos visto reducir su número en más de un 50%.

En el capítulo de la empresa, también estamos acusando la crisis. De hecho, pese al trabajo de fidelización que hemos venido desarrollando desde hace años, notamos que hay mucha preocupación y hemos detectado un número importantes de bajas, fruto, en algunos casos, de la quiebra de las compañías. Otras alternativas, son el aplazamiento de las aportaciones o la reducción de las mismas. En el caso de las aportaciones provenientes del sector público, que representan el 75% del total, no hemos apreciado un descenso significativo, si bien miramos con preocupación lo que sucederá el año próximo.

¿Consideras, por tanto, que la RSC ha pasado a ser un tema residual para las empresas, más preocupadas en lograr que no desciendan sus rendimientos de negocio?
A pesar del panorama reinante, he de decir que estamos siendo conscientes de que muchas empresas siguen manteniendo su aportación, lo que evidencia su compromiso real en torno a la responsabilidad social corporativa. Por tanto, hay compañías que sí tienen la RSC como parte de su ADN, mientras que otras lo han adoptado únicamente como una actitud de marketing. Sin embargo, sorprendentemente, hay más del primer caso.

En cuanto al destino de los fondos, actualmente las prioridades pasan por seguridad alimentaria, salud, agua y saneamiento y nutrición, en ese orden. ¿Se prevé alguna variación en ese sentido?
Según nuestra estrategia 2009-2015, prevemos orientar nuestros esfuerzos en el ámbito de la nutrición, y especialmente enfocados en el colectivo formado por 19 millones de niños que pasan hambre en el mundo y cuyo problema aumenta con la crisis. En este sentido, prevemos incrementar los fondos dedicados a nutrición en un 15%, mientras que mantendremos los destinados a agua y seguridad alimentaria.

Ha comentado anteriormente el progresivo incremento de países del mundo en los que están presentes. ¿Cómo se articula la apertura de oficinas en diferentes países?
Existen tres vías. Por un lado, la declaración de desastre natural; en segundo lugar, en base al diagnóstico de las necesidades y demandas de una zona o país determinado, que en ocasiones concluye de forma negativa, y, finalmente, gracias a la invitación de un organismo internacional.

Cambiemos de tercio, ¿cuál es su opinión en torno al debate entre ecologistas contra desarrollistas? ¿Hasta qué punto es fructífero o más bien genera una dinámica de bloqueo?
Lo primero que hay que tener presente es que el hambre es un problema muy polifacético, por lo que hay que huir de una solución única y simplista. Al contrario, debemos entender la complejidad que supone y que se evidencia en continentes como África, donde está muy extendida y existe una desnutrición aguda severa, o Asia, donde es más moderada.

Es importante ver cómo dos gigantes como China e India han sido capaces de dar de comer a su gente. La primera Revolución Verde, muy criticada actualmente, cumplió con la función de alimentar a más de dos millones de personas, lo que representa un tercio de la humanidad. Si bien desde algunos foros es criticada, desde nuestro punto de vista, lo que queremos es una segunda Revolución Verde para África, que debe basarse en el acceso al agua, de forma respetuosa con la biodiversidad y la protección de los cultivos, incluido los transgénicos. La lucha contra el hambre debe ser una prioridad y tenemos muchas cosas que aprender de la Revolución Verde.

Entiendo, por tanto, que el maniqueísmo de opciones sólo ecologistas o desarrollistas no va a aportar mucho a medio plazo…
Exacto. Hay que luchar contra la desertificación, un fenómeno que afecta a doce países de los más pobres del planeta, y las inundaciones, que provocan la mayor fuente de desnutrición en Bangladesh y la India, por ejemplo. Creemos que es vital trabajar con los pequeños agricultores, con el fin de que tengan más alimento, ayudándoles con técnicas que no sean agresivas con el entorno. La ecuación es, por tanto, compatibilizar ambas esferas, es decir, luchar contra el hambre de forma respetuosa con el medio ambiente.

Una de las últimas iniciativas puestas en marcha ha sido la de Campaña Pideseloaalgore, una petición popular para que el mediático ex vicepresidente de EE.UU. realice una película de sensibilización sobre la problemática del hambre igual que la que realizó sobre el cambio climático. ¿Cómo y por qué surge este proyecto?
Hay un antes y un después de Al Gore, en tanto que ha logrado hacer entender que el cambio climático supone una amenaza seria. Este planteamiento es el que queremos hacer con el hambre que, por un motivo histórico, siempre se ha identificado como un fenómeno necesario de regulación natural. En este sentido, hemos decidido acudir a Al Gore para que nos ayude a demostrar que el hambre es un fenómeno inútil, arcaico y, por supuesto, evitable. “No Hunger” es una iniciativa para gritar al mundo que la desnutrición puede solucionarse a poco que los gobiernos pongan interés.

Bien, ¿cuál ha sido la respuesta de Al Gore al respecto y la de la sociedad en su conjunto?
Al Gore ha demostrado su interés, y en cuanto al apoyo social, hemos de decir que se trata de una iniciativa muy positiva, que se puso en marcha a mediados de octubre de 2008, y que ya ha logrado recoger casi 41.500 firmas en España. Nuestras previsiones pasan por lanzar esta campaña también en Estados Unidos y en otros países europeos.

Actualmente más de 400 cooperantes y 5.000 trabajadores trabajan en la Red Internacional de Acción contra el Hambre en más de 40 países, coordinados desde las sedes de París, Madrid, Londres, Nueva York y Montreal. Con este entramado internacional, ¿hacia dónde se dirigen las próximas campañas?
Dado que la situación de crisis no nos permite mucha elección, hemos decidido centrarnos en el colectivo de 19 millones de niños que sufren hambre en el mundo. No queremos correr el riesgo de hablar del hambre desde un punto de vista filosófico, sino real.

En cuanto a la nutrición, los datos del hambre en el mundo son aterradores. ¿Están los gobiernos activando realmente políticas para paliar esta lacra o actualmente tienen suficiente con intentar sobrellevar la crisis? ¿Son suficientes 3.000 millones de euros para paliar el hambre de esos 19 millones de niños?
Según la FAO, hay 962 millones de personas en peligro de hambre y 19 millones de niños en peligro de muerte por  desnutrición aguda. Efectivamente, se ha estimado que serían suficiente 3.000 millones de euros para atajar este problema de desnutrición en niños.

Acción contra el Hambre bascula sobre cuatro ejes de intervención: nutrición; salud; seguridad alimentaria, y agua y saneamiento. En relación a este último, las conclusiones del V Foro Mundial del Agua han dado al traste con la posibilidad de establecer el acceso al agua potable como un derecho humano. ¿Por qué parece tan difícil llegar a un acuerdo? ¿Las posibles consecuencias políticas en cada país están generando esta falta de unanimidad?
El agua es, cada vez más, un bien escaso. La gestión de los acuíferos genera mucha tensión y conflictos, por ejemplo, en Palestina, Cachemira o España, sin ir más lejos. No se logra llegar a un acuerdo porque el agua no se ve como un derecho, sino como un recurso, que forma parte de las políticas de los países. Existe una excesiva politización, lo que es un problema teniendo en cuenta que el agua es la mejor forma de luchar contra el hambre.

Sin embargo, los datos de la Organización Mundial de la Salud, son impactantes: una de cada cuatro personas en el mundo (casi 1.400 millones) no tiene acceso al agua potable y una de cada tres (2.400 millones) no tiene acceso a saneamiento. ¿Cuál es la solución que se propone desde AcH?
La solución no es tanto suministrar agua de forma gratuita, sino más bien aportar la infraestructura necesaria. Hay países que se pueden permitir tener un servicio básico de agua y otros no. De ahí que la opción privada, bajo un precio razonable, sea una opción a tener en cuenta. En cualquier caso, la erradicación del hambre pasa por el agua, por la tierra y por las mujeres.

Por María Luisa Melo
Comentarios

  1. Me parece un trabajo arduo sumamente noble y lleno de Amor al prójimo. Como podemos participar de voluntarios o activistas en esta misión humanitaria los que Vivimos en Carracas.Venezuela.

    Dios los Guarde.

  2. Hola mi marido y yo colaboramos en accion contra el hambre señor Oliver Longue lo unico que queremos que esto no sea una estafa de otras tantas seria muy indignante y decepcionante a nivel personal sin mas un saludo y seguiremos colaborando