Leonardo Martins, asesor global de CUFA: “CUFA es el brazo social del gobierno de Brasil”

Nuria García26 noviembre 2012

CUFA es el proyecto personal de Leonardo Martins tras labrar una intensa trayectoria profesional en grandes empresas como son KPMG y Telefónica. Aunque no sabría dar cifras exactas sobre el número total de personas que han tomado parte en las iniciativas gestionadas por su organización, es consciente de la huella que dejan sus actividades.

¿El impacto que genera CUFA en la sociedad es tan fuerte como el apoyo institucional que recibe?

Si ese impacto no fuera tan alto, no tendríamos el respaldo de Dilma Roussef, de Lula da Silva y de tantos otros. Justamente ese sostén institucional que mostramos en nuestros vídeos es parte de nuestra tecnología social.

¿Qué entiende usted por «tecnología social»?

Para nosotros, es primordial sensibilizar a las personas en riesgo de exclusión social y la forma de hacerlo entra dentro de esa «tecnología social». Se hace mediante el uso de un lenguaje común de modo que seamos capaces de atraerles hasta las aulas y así maximizar el impacto de nuestros proyectos.

Muchas empresas están financiando iniciativas, pero luego las aulas están vacías de gente. Esta es la primera etapa de la tecnología social de CUFA. La siguiente consiste en mantener una relación muy próxima con gobiernos y empresas aportando valor y dejando muy claro siempre que nuestro foco de atención está en las propias personas que padecen necesidades.

¿Están encontrando tantas ayudas en su expansión por otros países?

De momento, no tenemos tanto apoyo como en Brasil, a excepción de los proyectos en Estados Unidos, donde nuestro equipo se ha sentido respaldado por el gobierno de allí. Yo estaría encantado de lograr un apoyo similar en el caso de España, desde luego. Actualmente, nuestra expansión está centrada en países como México, Italia, Alemania, Estados Unidos, Austria, Argentina y Paraguay, entre otros.

En su programa para el desarrollo y la integración, CUFA defiende las medidas preventivas frente a las reactivas. ¿Por qué?

Para empezar, el coste económico es mucho mayor cuando se aplican medidas reactivas o prohibitivas. Pensemos que el precio que está pagando el gobierno de Brasil por muchos de estos programas es de cientos de millones de dólares. Danos parte de ese dinero y desde CUFA podremos desarrollar proyectos que eviten esas situaciones de riesgo más adelante. Y además está el coste social, que es muy difícil de medir.

Si tenemos en cuenta el esfuerzo que supone generar cambios sociales efectivos en generaciones y generaciones de personas, creemos que deben prevalecer las medidas preventivas.

CUFA evita que muchos jóvenes acaben en manos del narcotráfico. ¿Qué seguimiento se hace después, cuando van creciendo?

Puedo ofrecer algún ejemplo de los buenos resultados de uno de nuestros proyectos: a su término el 25% de los chicos involucrados acabó trabajando en el mundo audiovisual. Este dato lo sabemos porque Red de Globo, una de las mayores cadenas de comunicación del mundo, nos informa de que estos jóvenes están trabajando actualmente con ellos. Muchos otros que han pasado por nuestras iniciativas se quedan a trabajar con nosotros.

De esta manera, CUFA se alimenta, digamos, de estos chicos. Son colaboradores formados por nosotros y están contratados por la organización. Es como un proceso de producción: vamos asignando un lugar a estos jóvenes desde el momento en que empiezan su formación con CUFA, se van ilusionando con los proyectos y pasan a formar parte de la plantilla. Llevar un seguimiento del 100% de los chicos que pasan por CUFA es muy difícil, obviamente.

¿Cómo reaccionan las nuevas clases acomodadas de Brasil ante el fenómeno de la exclusión social?

Mientras que el gobierno y el empresariado del país están respaldando los programas de manera clara, no es tan evidente el apoyo de las clases medias y acomodadas, quizá porque aún no hemos incidido demasiado en este punto. Las clases altas de Brasil aún no están sensibilizadas con el problema de la marginalidad. Sí saben que el amigo, o el pariente, se blindó el coche por miedo a ser atracado, pero no se implican en el problema. En Brasil existe mucho dinero circulando, pero poca involucración de aquellas clases con poder adquisitivo, de momento.

¿Es imaginable que el fenómeno de las favelas, con la envergadura que tiene en Brasil, pueda darse en España?

Espero que no. Es como una olla a presión. Si nos damos cuenta a tiempo de que puede explotar y tomamos medidas, no ocurrirá. Si hacemos lo mismo que en Brasil –dejar que la situación siga evolucionando– podría suceder aquí también.

Por Nuria García

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Comentarios

  1. buena tarde megustaria conocer mas sobre la fundacion y como me podrian apoyar en el fortalecimiento de un programa social.