Europa aprende de las escuelas madrileñas de segunda oportunidad para jóvenes vulnerables

Las Unidades de Formación e Inserción Laboral (UFIL), escuelas de segunda oportunidad gestionadas por la Comunidad de Madrid, son un referente a nivel europeo en el campo de la empleabilidad y la inclusión social de jóvenes de entre 16 y 20 años en situación de vulnerabilidad que, de alguna manera, han perdido el tren de la educación reglada.
<p>Alumno de las Unidades de Formación e Inserción Laboral de Puerta Bonita.</p>

Alumno de las Unidades de Formación e Inserción Laboral de Puerta Bonita.

Desde que en el año 2000 las comunidades autónomas asumieran las competencias de la educación, cada región marcó su propio camino en el campo de la garantía social, siguiendo hasta la fecha, en mayor o menor medida, las directrices que marca el Ministerio. Entre todas ellas destaca el caso de las Unidades de Formación e Inserción Laboral (UFIL), incluidas en el sistema educativo público de la Comunidad de Madrid, que no sólo son un referente en España, también en Europa.

“Hemos participado en diversos proyectos dentro del continente: en la Red de Segunda Oportunidad, en el Grundtvig, en acciones de intercambio con escuelas francesas… y en cualquiera de ellos ha destacado nuestro modelo pedagógico y de integración social, sobre todo las acciones realizadas en cuanto a acompañamiento del alumno para la consecución de sus objetivos y el apoyo que les damos para su inserción laboral. En definitiva, cómo recuperamos a un alumnado que parte de unas carencias muy grandes”, asegura José Luis Gordo, director de la UFIL de Puerta Bonita, localizada en el barrio de Carabanchel.

El centro que él gestiona es uno de los más amplios y de mayor trayectoria de los que funcionan en la comunidad. De hecho, fue el primero en el que se pusieron a prueba los llamados Talleres Cooperativos, germen del sistema de segunda oportunidad existente en la actualidad. “Estaban dirigidos a menores tutelados con el fin de que tuvieran una formación y de que, cuando alcanzaran la mayoría de edad, pudieran constituir cooperativas o encontrar un empleo con menor dificultad”, explica el director de Puerta Bonita.

Ahora, después de varias décadas de trabajo, han conseguido diferenciarse ofreciendo apoyo a alumnos desfavorecidos, no sólo a aquellos que han sido expulsados del sistema educativo reglado, sino también a jóvenes tutelados, con medidas judiciales o menores de origen extracomunitario sin papeles, sin idioma y, en los casos más extremos, sin ninguna base formativa básica.

“Se les prepara para ejercer un oficio concreto. En nuestro caso tenemos talleres de carpintería, peluquería y electrónica, y cada grupo cuenta con dos tutores, uno que está con ellos en el taller y otro que les prepara en competencias básicas”, explica Vanesa Díaz, directora de la UFIL Pablo Neruda, en Móstoles.

En Europa, exceptuando el caso de las Escuelas de Producción danesas (que según el director de Puerta Bonita, no pueden compararse con ningún otro modelo en el continente), la tónica que se sigue en general es trabajar sólo con el objetivo de que los alumnos consigan su título de secundaria o equivalentes.

“Lo normal es que no tengan éxito, sobre todo cuando se trata de la población más desfavorecida”, se lamenta el portavoz de Puerta Bonita. “Es más real adaptar la formación a sus necesidades y acompañarles en el camino de la inserción laboral a través de programas de prácticas”, recomienda.

<p>Alumnos de UFIL de Puerta Bonita.</p>

Alumnos de UFIL de Puerta Bonita.

Entidades privadas

Algunas comunidades autónomas derivan estas labores de formación a entidades sin ánimo de lucro, relacionadas con el tercer sector y el ámbito privado. Algunas de ellas se han aglutinado recientemente en la asociación Escuelas de Segunda Oportunidad (E2O España), que lleva poco más de un año funcionando.

Entre sus fundadores hay diversas fundaciones, como Tomillo y Adsis. “Ahora estamos en un proceso de acreditación a las nuevas entidades que han pedido formar parte de la asociación. En este proceso va a participar una empresa externa, experta en calidad, para asegurar que todas las empresas que entran a formar parte realmente cumplen los fundamentos de las escuelas de segunda oportunidad”, explica Marta Martínez, directora de Formación y Empleo de Fundación Tomillo y miembro de la junta directiva de E2O España.

Ésta explica que la asociación se ha inspirado en el modelo francés: “Se trabaja con el joven de manera individual, con temarios especializados, ampliando su formación y su cualificación para mejorar su acceso al mercado laboral”.

A pesar de que los principios son muy similares y de que algunas de las entidades asociadas colaboran con las UFIL, los principios que rigen a E2O España intentan separar sus protocolos de los del sistema público madrileño. “Nuestro fin es el de intentar formalizar todas aquellas iniciativas que pretenden darle una nueva oportunidad a todos los jóvenes que han sido expulsados de alguna manera del sistema educativo ordinario, marcado por el Ministerio, que no ha conseguido dar respuestas a las necesidades que tiene”.

Desde su punto de vista, los jóvenes que acaban en este tipo de programas están “tremendamente condicionados” por la región en la que viven. “Cada comunidad tiene su sistema reglado, aunque todos los miembros de la asociación coincidimos en que, en general, no se responde a la diversidad de los jóvenes que tienen problemas para el aprendizaje, o para asistir regularmente a clase”, advierte Martínez.

El papel de las empresas

Sean públicas o privadas, todas las escuelas que llevan de alguna manera proyectos de segunda oportunidad intentan contar con el apoyo de empresas de todos los tamaños para que sus alumnos puedan hacer prácticas o, incluso, a ser contratados al acabar el proceso de enseñanza.

Los proyectos de segunda oportunidad intentan contar con el apoyo de empresas de todos los tamaños para que sus alumnos puedan hacer prácticas o, incluso, a ser contratados al acabar el proceso de enseñanza.

“La formación en centro de trabajo es un módulo obligatorio para sacar su titulación. Gracias a ello pueden acercarse al mercado laboral de una forma amable, además de conseguir contactos y recomendaciones para otras empresas”, explica Mercedes Arquero, profesora técnica de servicios a la comunidad de la UFIL de Puerta Bonita.

Arquero es una de las encargadas de asesorar de forma individual a todos los alumnos que lo necesiten, especialmente en el plano laboral. “Intentamos que las empresas con las que trabajamos tengan cierta sensibilidad y ganas de dar una oportunidad a este perfil de alumnado. Procuramos que sean empresas en las que los chicos no sean anónimos, que no se diluyan entre cientos de chavales en prácticas que estén con él. Queremos que se note su presencia y que su trabajo no pase desapercibido”, afirma.

Una política que apunta hacia pequeñas y medianas empresas y que no funciona igual en otras UFIL. “Nosotros tenemos convenios con pequeños negocios de la ciudad pero también con grandes firmas, como Leroy Merlin, Marco Aldani e Ibarra. También contamos con el apoyo del Ayuntamiento de Móstoles para que los alumnos hagan prácticas en el consistorio, cada uno en su especialidad”, concreta Vanessa Díaz.

Pero en todos los casos, el gran problema llega en el momento de contratar. “De los últimos chicos que han finalizado sus cursos hemos conseguido que un 60% salgan con contrato, y podrían haber sido más si los implicados hubiesen tenido sus papeles en regla”, indica Arquero.

Desde su punto de vista, esa es la gran barrera a superar. “Por eso también damos apoyo al empresario que quiere contratar y formalizar papeles. Le pedimos cita con la delegación de Gobierno, con la asesoría social que hay para el alumnado extranjero que está en este perfil de población y le acompañamos en la presentación de documentación. Sin embargo, la burocracia es excesiva, muchos lo viven casi como si fuese una auditoría, y por eso algunos lo evitan”.

Una opinión que comparte la portavoz de la UFIL de Móstoles, que añade: “Normalmente las horas empleadas en estos cursos no son suficientes para conseguir el carnet o certificación profesional, y la situación precaria de muchos alumnos les impiden conseguirlo”.

En cualquier caso, desde estas entidades recuerdan a las empresas que realizar contratos a jóvenes de estas características tiene ciertos beneficios fiscales, recogidos en la Estrategia de Emprendimiento y Empleo Joven del Ministerio de Empleo, que ha sido renovada para el actual ejercicio.

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