Responsabilidad social universitaria, ¿estás ahí?

El reciente escándalo relacionado con el título de máster “otorgado” por la Universidad Rey Juan Carlos a la ya expresidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, ha puesto en el punto de mira no solo a las personas involucradas sino a las mismas universidades como estamentos educativos.
<p>El rector de la Universidad Rey Juan Carlos, Javier Ramos, compareció ante los medios por el caso Cifuentes.</p>

El rector de la Universidad Rey Juan Carlos, Javier Ramos, compareció ante los medios por el caso Cifuentes.

Más allá del caso de la Sra. Cifuentes han surgido dudas con los estudios realizados (o no) por otros personajes políticos y por cómo los han plasmado en sus correspondientes currículums puestos a disposición del público en general a través de diversos portales, y también ha habido polémica por algunos currículums que han sido modificados por no ajustarse del todo o en parte a la realidad.

Es un tanto absurdo (y sobre todo fuera de la temática de este medio) realizar una crítica centrada en dichas personas ya que, más allá de la significancia política de algunos o dentro de la universidad para otros, serán los jueces los que determinen sus responsabilidades y posibles consecuencias penales.

Pero sí nos podemos centrar en el funcionamiento de los estamentos desde el punto de vista de su responsabilidad social, en este caso concreto, universitaria.

Son las universidades, como cualquier otro tipo de organización o empresa, las que deben impedir que ocurran este tipo de hechos que no solo repercuten negativamente en su propia reputación sino que lo hacen también sobre los alumnos cuya formación se realiza correctamente, bajo unos estándares fijos de cumplimiento para todos y sin ningún tipo de trucos o beneficios.

Unos alumnos (o potenciales alumnos) que ante lo ocurrido se han quejado con razón, y que en algunos casos causarán baja en dicha universidad y/o buscarán otras alternativas para cursar la formación que desean.

Todo ello con la intención de que su futura titulación no se vea devaluada al ser relacionada con una universidad con una clara falta de control de sus procesos y con mala praxis en función de quién sea el alumno.

La Universidad Rey Juan Carlos y su responsabilidad social

Aunque su existencia tampoco es un seguro de que la gestión sea realmente responsable, una rápida ojeada por la web de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) en búsqueda de vestigios de responsabilidad social universitaria (RSU) nos lleva a un apartado llamado Compromiso Social en el que se habla de sostenibilidad, universidad saludable, cooperación y voluntariado, derechos humanos, e igualdad de género.

Pero ni rastro de, por ejemplo, cómo se gestiona la sostenibilidad a nivel de gobernanza de la universidad.

Existe también un enlace al llamado Portal de Transparencia, en línea desde 2014, y con un contenido, por lo que se refiere a los temas que podemos relacionar con la RSU, muy similar en conceptos y desarrollo que el apartado de la web de la universidad ya comentado. No parece haber nada más al respecto.

En el portal de transparencia de la Universidad Rey Juan Carlos se dice que su principal compromiso es “la defensa de la universidad pública como garantía de equidad y de igualdad de oportunidades”.

En el portal se dice que el principal compromiso de esa universidad es “la defensa de la universidad pública como garantía de equidad y de igualdad de oportunidades”.  Y se declara como una universidad pública “gestionada con rigor y transparencia”.

Desde luego toda una declaración de intenciones que no se ha cumplido para nada en el caso que nos ocupa, ya que no solo (en el mejor de los casos) no habría un trato en igualdad de oportunidades de los alumnos sino que se habría falseado completamente un expediente académico por parte de personas de la organización.

En resumen, no parece que se tomen el tema muy en serio (quizá solo de manera parcial en aquellos temas que dicen tocar) ni tampoco se ve publicada una memoria anual de responsabilidad social.

¿Qué es realmente la RSU?

Ante hechos como los ocurridos en la URJC y su responsabilidad social fallida, o como mínimo descafeinada, es necesario poner en valor la implantación efectiva de la RSU en nuestras universidades a través de algunos datos.

Para ello podemos recurrir al estudio La Responsabilidad Social en las universidades españolas 2014/15 realizado por el grupo de investigación Ingeniería y Gestión Responsable de la Universidad de Burgos, publicado en marzo de 2015.

Se trata de un extensísimo informe en el que se refleja la situación de las universidades que componen el Sistema Universitario Español en materia de responsabilidad social, se analiza su evolución y se presentan ocho apartados de conclusiones.

Al igual que sucede con la definición de RSE (o RSC), con la de RSU podemos decir que tampoco existe un consenso al respecto, sino diversas definiciones según quiénes las hagan.

En el estudio al que refiero, se acaba concluyendo que RSU es “la capacidad de la universidad de aplicar un conjunto de principios y valores en la realización de sus funciones básicas: formación académica y pedagógica, investigación y difusión, gestión de la organización y participación social, mediante la creación de canales de comunicación y participación para responder a las demandas de sus grupos de interés”.

Unos grupos de interés que están formados por los alumnos, el personal y órganos de gobierno de la universidad, los egresados, las empresas, los proveedores, las administraciones públicas y la sociedad en general.

Por lo que respecta a los principales beneficios de la RSU, se citan la coherencia e integración institucional, la oportunidad y permeabilidad social, la dinámica institucional hacia la innovación, y la racionalización de la gestión universitaria.

Los beneficios de la RSU son la coherencia e integración institucional, la oportunidad y permeabilidad social, la dinámica institucional hacia la innovación, y la racionalización de la gestión universitaria.

Como sucede a la hora de hacer cambios en la gestión de cualquier organización, en las universidades estudiadas en el informe también se encuentran con barreras de diversa índole más allá de las que podríamos decir que son comunes a cualquier organización, como por ejemplo falta de incentivos o resistencia al cambio, falta de recursos, falta de formación, etc.

Pero hay otras específicas y dignas de mención como son la falta de interés, conciencia e implicación de la comunidad universitaria, falta de indicadores específicos, falta de investigación interdisciplinar, o la mentalidad de beneficio, ya que en ocasiones se cree que la universidad debe gestionarse como una empresa privada a pesar de las diferencias entre ambos tipos de organización.

El estado general de la RSU en España y sus desafíos

Lamentablemente, es imposible en este espacio contestar extensamente a la primera cuestión, ya que el informe examina de una en una un total de 81 universidades (39  consideradas universidades con RSU, otras 39 en estado “pre-RSU” -entre las que está la URJC, que en aquellas fechas solo estaba adherida al Pacto Mundial-, y tres denominadas “no-RSU”) y las conclusiones son muy extensas.

Es de destacar que 35 de las universidades con RSU son públicas y que 23 de las pre-RSU son privadas o de la Iglesia. También que la situación geográfica no afecta a la tendencia de las universidades a implantar la RS, pero sí lo hacen las acciones que puedan llevarse a cabo desde los gobiernos autonómicos.

La mayoría de las universidades declaraba que la implantación de la RS se hizo como un compromiso con la sociedad que así lo demanda, así como para impulsar acciones de fomento del desarrollo y la cooperación.

De manera similar a cualquier implantación de RS, las universidades tienen también desafíos, como por ejemplo el “retorno” de la iniciativa en beneficio de la universidad. Esto es, que la gestión realizada por la universidad debe retornar (en la medida de lo posible) en beneficios para esta, de forma que la RS sea una política sostenible y eficiente.

Lo anterior implica un sólido trabajo de institucionalización, liderazgo compartido y comunicación interna, que muchas veces es bastante complejo de realizar en cualquier entidad u organización.

También supone un reto convencer a la comunidad universitaria y a las autoridades de la importancia de no separar los procesos académicos de investigación y de gestión, y de inculcar los valores éticos desde dentro de la organización mediante el ejemplo.

En definitiva, la lectura del informe de la Universidad de Burgos es una extraordinaria ventana, aunque no del todo actualizada, del estado de la RSU en nuestro país, y bien vale una lectura para todos aquellos dedicados a la implantación de esa RS o los que estén sus etapas preliminares.

También recomendaría a los más interesados en este tema la lectura del informe del Ministerio de Educación La Responsabilidad Social de la Universidad y el desarrollo sostenible, en el que se desarrollan diversas recomendaciones interesantes. Aunque tampoco es de reciente publicación, creo que dichas recomendaciones siguen estando en vigor.

Comentarios

  1. Totalmente de acuerdo con lo descrito en este artículo, pero no es suficiente con decir «que buenos somos». Aquí interviene la coherencia entre lo que se dice y lo que se hace.
    La RSU, ciertamente está comenzando a visualizarse, por cierto con bastante retraso con respecto al mundo empresarial y ese distanciamiento se agranda en relación con que ya se deben incorporar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, «Transformar nuestro mundo:la Agenda 2.030 para el Desarrollo Sostenible», que además es coincidente con los principios éticos y responsables, de la mayoría de los Estatutos de las Universidades.

    1. Efectivamente, Juan José.

      Si a la RSE/RSC le queda camino por delante, la RSU le lleva todavía bastante desventaja. Esperemos que poco a poco se resuelva este tema o los entes educativos pueden perder parte de su credibilidad, ya dañada actualmente por el tipo de prácticas que has mencionado..

      Gracias por comentar y saludos cordiales!

  2. Si bien en España este ámbito ha quedado descuidado desde que se puso de relieve hacia el 2010, dependiendo su evolución en las universidades de voluntades rectorales, si existe una amplia bibliografía al respecto que permite ver cómo en algunos países (Brasil, Perú, Ecuador) pasa a formar parte de la legislación en educación superior y ser parte de los procesos de acreditación.

    Desde universidades-responsables.org se trata de darle un espacio de divulgación, pues conviene recordar que en la universidad (y otras instituciones de educación superior) forzosamente se forma a toda persona que ocupa lugares destacables en empresa privada y administración pública. Hablar de voluntariedad en cuanto a la responsabilidad social de las universidades, y más en el caso de las públicas, es parte de la excusa de no afrontar una mayor transparencia en el ejercicio de sus funciones, y una creencia de que todo va bien en su interior (hasta que no todo funciona bien como demuestra en una punta de iceberg el caso Cifuentes o el anterior trabajo a distancia de Iñigo Errejón, por citar dos casos de miles).

    1. Gracias por compartir esa web, Juanjo.

      Saludos cordiales.

  3. Hola Albert, un buen y oportuno post, felicidades. Solo comentar que como dice el conocido refrán: una cosa es predicar y otra dar trigo. Un buen ejemplo de implementación de RSU lo tiene la Escuela Superior de Ingeniería de Montes, Forestal y Medio Natural de la universidad Politécnica de Madrid. Allí, convencidos de la RSU, la profesora Carmen Avilés, dirigió al ingeniero Néstor Santos de León en su trabajo final hacia la implementación de ISO 26000 y posterior auditoría mediante la guía NPR 9026. Fue un éxito académico (sobresaliente) y práctico, ya que puso a la escuela en la línea de actuaciones en el marco de ISO 26000 de responsabilidad social.
    Un saludo

    1. Gracias por el comentario, Miguel Ángel.

      Efectivamente, la Escuela Superior de Ingeniería de Montes, Forestal y Medio Natural de la Universidad Politécnica de Madrid es un buen ejemplo de compromiso con la sostenibilidad a través de sus acciones y el desarrollo de técnicas y herramientas destinadas a su mejora.

      Saludos cordiales!