‘Blue Monday’: La depresión no es cosa de un día

Hace algo más de una década, una fórmula muy poco científica determinó que el tercer lunes de enero era el día más triste del año: el llamado ‘Blue Monday’ lleva desde entonces siendo una de esas fechas señaladas con ‘hashtag’ en el calendario de las todopoderosas redes sociales, y su influencia relativa puede traer consecuencias muy negativas en aquellas personas que padecen dolencias como la depresión.

Ha llegado el llamado Blue Monday, considerado el día más deprimente del año. Una fecha que se corresponde con el tercer lunes de enero y que, como muchas otras, surgió de una campaña ‘marquetiniana’ sin demasiada base cientifica. A pesar de ello, año tras año las redes sociales se ven abarrotadas de referencias que, en algunos casos, pueden terminar influyendo en el estado anímico.

Especialmente en el de aquellas personas más volubles o que sufren alguna dolencia mental como la depresión, que no son precisamente casos aislados. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), es la tercera causa de discapacidad en el mundo y se calcula que entre un 8% y un 15% de la población la sufrirá alguna vez en su vida.

Sin embargo, no es fácil detectar la depresión, ni tampoco aceptarla. El estigma social que lleva adosada esta enfermedad se convierte en una barrera invisible para que el paciente no acuda al especialista adecuado. Por otra parte, el soporte que la Seguridad Social ofrece en cuanto a psicólogos y psiquiatras es muy limitado.

Algo incomprensible, teniendo en cuenta que la prevalencia en España está en un 4,5%, unos 2,5 millones de personas afectadas según datos de la Fundación Anaed (Asociación Nacional de Ayuda al Enfermo de Depresión). O el gasto que genera dicha enfermedad en forma de absentismo laboral y pérdida de productividad: más de 5.500 millones de euros en España cada año.

Una cifra elevada que corroboran diversos especialistas. Por ejemplo, el estudio titulado El abordaje de la depresión en el ámbito del trabajo, publicado en la revista médica Psiquiatría Biológica, que afirma que los costes de las enfermedades mentales relacionados con las bajas están doblando a los causados por las dolencias cardiovasculares. También que la baja por depresión supone un coste extra aproximado del 28% sobre el salario del empleado afectado.

Ni qué decir tiene que estos datos podrían mejorar con un abordaje temprano de la enfermedad. Y con campañas informativas constantes que ayuden no solo a detectarla lo antes posible a nivel particular, también a erradicar el estigma y los falsos mitos sobre ciertos medicamentos que inciden negativamente sobre la adherencia al tratamiento.

Los costes de las enfermedades mentales relacionados con las bajas están doblando a los causados por las dolencias cardiovasculares.

Desde la Fundación Anaed aseguran que los fármacos que hoy en día se utilizan para tratar la depresión no presentan riesgo de adicción. Tampoco efectos adversos en el peso o en la líbido, como ocurría años atrás. Tomarlos siguiendo las pautas del médico especialista mejoraría la calidad de vida del paciente y le ayudaría a retomar su rutina diaria. También sería beneficioso para las cifras de productividad de las empresas y supondría ahorros importantes a la sanidad pública, evitando los costes hospitalarios que suponen las recaídas graves.

Cómo detectar la depresión

Para conocer esta patología y darle más visibilidad, hace unos días arrancaba el movimiento Dexpresionismo, una iniciativa impulsada por Cruz Roja Española y Laboratorios Servier. Su objetivo: utilizar el poder del arte como corriente para expresar los sentimientos y emociones que la depresión genera.

Pero también busca enseñar al público general cuáles son sus síntomas comunes, que no suelen aparecer de la misma forma en cada persona. Estos se clasifican fundamentalmente en cuatro bloques: afectivos, psíquicos, físicos y cognitivos. En el primero están los más comunes y en él se circunscribe la tristeza y la pérdida de la ilusión y del placer por las cosas que antes gustaban.

En los síntomas del segundo bloque se incluyen la ansiedad, irritabilidad, desesperanza y pesimismo. Según los especialistas, los del tercer bloque suelen ser los que dan la voz de alarma: pérdida de energía, fatiga, insomnio o pérdida de apetito.

Y, finalmente, en el cuarto bloque se encuentran algunos de los más preocupantes: pérdida de atención y de memoria, falta de concentración y pérdida de la capacidad de organizar, planificar y tomar decisiones.

Si en este (o cualquier otro) Blue Monday detectáis varios de estos síntomas en algunos de vuestros allegados, no penséis que es cosa de la fecha, o de la influencia de la luna, sino de un problema que, probablemente, durará muchos días en el calendario. Los expertos en la materia explican que es necesario ayudar a esa persona desde la comprensión y la empatía, escucharla sin juzgar, intentar que se sienta cómoda y tener mucha paciencia con ella.

Y, lo más importante, cogerla de la mano, acompañarla al especialista y asegurarse de que cumple con el tratamiento. Es la mejor manera para que la tristeza (no justificada) deje de estar presente en su día a día… sea cual sea.

Comentarios

  1. Thanks a lot for the article post.Much thanks again. Fantastic.