Transición energética justa: crecer con (y no contra) el planeta

La necesidad de avanzar hacia una economía baja en carbono implica una transformación drástica de la industria y de la actual forma de producir en general. Hoy más que nunca es indispensable una transición hacia una economía circular que permita compatibilizar el desarrollo y el bienestar de la población mundial con la capacidad del planeta y los recursos que ofrece. Parte fundamental de ese proceso pasa por el plano energético, en el que esta transición debe ser justa, planificada y democrática.
<p>Foto: Endesa.</p>

Foto: Endesa.

La emergencia sanitaria y económica causada por el coronavirus ha llegado en un momento en el que el mundo estaba tratando de combatir otro tipo de emergencia: la climática. Por esta razón, el reto al que se enfrentan países de todo el mundo es ahora, por tanto, doble: frenar las consecuencias de la primera, al tiempo que no se abandona la lucha contra el cambio climático, en la que ya estaban inmersos.

Ningún experto duda ya de que la recuperación en clave ambiental es imprescindible en estos momentos, no solo para superar los impactos de este ‘tsunami’ que nadie esperaba, en materia de empleo, economía o a nivel social, sino también para el planeta y la salud de todos.

Sin embargo, tampoco dudan de que esta es una nueva oportunidad para hacer las cosas de otra manera y apostar por la innovación para que de ella nazca un nuevo modelo económico y de gestión más circular, inteligente y, sobre todo, sostenible.

Europa y España avanzan desde hace tiempo en este sentido, como demuestran las diferentes normativas, planes estratégicos e iniciativas aprobados o en trámite, y que se centran en la descarbonización de la economía de cara al año 2050 a través del impulso a las energías renovables, la movilidad eléctrica y, por supuesto, la reducción de emisiones, entre otros aspectos.

Una de las iniciativas más recientes en este sentido es la Alianza Europea para una Recuperación Verde, un compromiso conjunto lanzado el pasado mes de abril a través de un manifiesto firmado por más de 180 representantes políticos, directivos de grandes multinacionales, sindicatos, ONG, y varios grupos de expertos, en el que se pide que la lucha contra el cambio climático sea “el núcleo de la estrategia económica que ponga en marcha la Unión Europea para salir de la crisis ligada a la pandemia de la COVID-19”.

A su juicio, para dar la respuesta necesaria en estos momentos de crisis, entienden que son indispensables “inversiones masivas” que deberán desencadenar “un nuevo modelo económico europeo que gire alrededor de los principios ecológicos”.

En su opinión, la transición necesaria para “limpiar” la economía europea de gases de efecto invernadero, unida a la protección de la biodiversidad y la transformación de sectores como el agroalimentario o el industrial, “pueden generar rápidamente empleos, crecimiento y mejorar el estilo de vida de todos los ciudadanos”.

Sin duda, defienden, “es el momento de hacer realidad todos estos planes poniendo sobre la mesa la clave para conseguirlo: movilizar inversiones, tanto públicas como privadas y la colaboración de todos los agentes implicados, hoy más que nunca, en la llamada recuperación verde”.

Transición energética y Agenda 2030: una década clave

“Una transición energética justa debe estar alineada con las políticas energéticas europea y nacional, y contribuir a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible recogidos en la Agenda 2030”, defiende en este sentido Margarita de Gregorio, directora de Biomasa y Geotermia en APPA Renovables y Coordinadora de Bioplat y Geoplat.

Según explica esta experta a Revista Haz, “es muy importante que exista coordinación entre políticas y recursos para lograr ser mucho más eficientes y acelerar la marcha hacia el cumplimiento de los objetivos. Sin duda, esta década 2020-2030 será clave”.

“Una transición energética justa debe estar alineada con las políticas energéticas europea y nacional, y contribuir a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible recogidos en la Agenda 2030”. Margarita de Gregorio

En este sentido, los diferentes actores que deben estar implicados en esta transición energética en marcha “son muchos y variados”, tanto en el ámbito público como privado, de ahí que esta colaboración -público-privada- “sea esencial para avanzar satisfactoriamente”, añade De Gregorio, que se refiere, entre otros, a los productores de energías renovables o a los consumidores, “cada vez más en el centro de la toma de decisiones”.

“Desde lo local en los territorios, hasta el conjunto del país; desde las empresas, hasta los fabricantes de tecnología nacionales, los agentes de innovación y la academia; desde las entidades financieras hasta otros instrumentos de financiación innovadores, la cadena de valor de las energías renovables -que son el vehículo que va a permitir que se produzca la transición energética en España- está conformada por todos los agentes mencionados”, agrega esta experta.

Y es que, a su juicio, “esta es la razón por la que se genera tanto valor añadido, además de la propia sostenibilidad ambiental de la transición energética: porque existen flujos de conocimiento, de bienes y servicios, de generación de empleo e inversiones, que impactan positivamente en todos los agentes de la cadena y en los territorios”.

El sector energético parece haber sufrido un impacto menor respecto a otros en los que ha impactado mucho más directamente el parón de la economía ocasionado por la pandemia. “Al tratarse de un servicio esencial, es considerado un sector más ‘refugio’ que otros más expuestos como puede ser el sector servicios”, apunta De Gregorio.

Por ello, puede contribuir a la salida de la crisis, al tratarse de un sector que aúna capacidades muy valiosas para el conjunto del país: “Sostenibilidad, innovación, industrialización, inversión, creación de empleo, o vertebración territorial, que siempre deben ser puestas en valor, pero ahora más que nunca”, recalca.

Para De Gregoria existe otro punto clave en este sentido: la comunicación. “Entender que es responsabilidad de todos que la transición energética avance en España”, afirma rotunda.

“Necesitamos una sociedad comprometida al igual que lo están las empresas, las universidades y los centros de investigación, que han sido capaces de cambiar su rumbo hacia la sostenibilidad”, y puesto que la sociedad es “un elemento tractor fundamental” para la toma de decisiones empresariales, de inversión, etc., “y casi tan poderoso como las políticas públicas”.

Por ello, indica, “como sociedad, tenemos la capacidad de decidir lo que queremos y lo que no queremos, tomando decisiones en lo que consumimos, lo que compramos, dónde viajamos, qué hacemos con nuestros residuos. Todas estas decisiones cotidianas deben estar guiadas por esta transición energética en la que estamos inmersos”.

E insiste, “con la colaboración de todos, seremos mucho más ágiles avanzando hacia nuestros objetivos, al mismo tiempo que conseguiremos impactos muy positivos para nuestro tejido industrial, para generar y mantener empleos vinculados a modelos de negocio verde e innovadores, y para generar alternativas en el medio rural, entre otras metas tremendamente valiosas para todos”.

“Es el momento de trabajar juntos, compartir conocimientos, intercambiar experiencia y crear sinergias para poner en marcha esta recuperación verde tan necesaria, respaldando explícitamente el Pacto Verde de la CE (Gree Deal) por tener un enorme potencial para reconstruir la economía europea”, concluye.

<p>Mascarillas y respiradores donados por Endesa. Foto: Endesa.</p>

Mascarillas y respiradores donados por Endesa. Foto: Endesa.

Reconstrucción, una nueva oportunidad

Se trata de una labor que, como señalan los expertos, debe realizarse de manera conjunta, cada uno desde el papel que le corresponde, si se quiere avanzar a buen ritmo hacia esa transición energética justa.

Algunas compañías ya lo están haciendo, como en el caso de Endesa, que acaba de anunciar que ya se encuentra activa la segunda fase de su Plan de Responsabilidad frente a la COVID-19, dotada con 13 millones de euros y orientado a la reactivación económica de las zonas más afectadas, al cuidado de los más vulnerables y a la recuperación del tejido empresarial español.

La compañía enmarca esta nueva fase en su Plan más amplio de Responsabilidad Pública, que cuenta con 25 millones de euros, y que fue activado el pasado mes de marzo, en plena emergencia generada por la COVID-19 y cuando se requerían medidas inmediatas de ayuda (en este momento se destinaron un total de 12 millones de euros).

“Ahora queda un reto igual de importante que el primero: la recuperación socioeconómica de nuestro país y la ayuda urgente a los más vulnerados y a los más vulnerables”, explican desde Endesa.

En línea con la primera de estas fases, este nuevo paso se sustenta sobre varios ejes: la inclusión social, a través de proyectos de apoyo a familias en situación de vulnerabilidad; la educación como necesidad básica para paliar la brecha digital entre niños y jóvenes de diferente entorno económicos (cuando la educación se convierte en virtual y se necesitan herramientas específicas para acceder a las aulas), o la empleabilidad en colectivos en situación de desempleo por la pandemia, a través de labores de acompañamiento, formación y desarrollo de competencias.

Asimismo, la compañía cuenta con Endesa Activa para la reactivación económica, así como asesoramiento, digitalización y apoyo económico a pymes, el elemento base del tejido empresarial español.

También se plantean planes específicos de reactivación local a través de colaboraciones con entidades e instituciones especialistas en el mentoring individualizado de empresas que permitan adaptarse a la situación pos-COVID-19 y aseguren su subsistencia.

Como lecciones aprendidas después de esta crisis, el consejero delegado de Endesa, José Bogas, se refiere a la capacidad de la sociedad para, “con agilidad, unir esfuerzos y volcar la dirección de sus proyectos hacia un foco distinto y solidario”.

“La vida es impredecible, cierto, pero que hace falta un esfuerzo de todos para superar los retos, eso sí es predecible”, señala Bogas, apuntando la necesidad de “no dejar a nadie atrás, en cualquier transición energética, económica o social que se plantee”.

“La transición justa y la sostenibilidad, exige que el bien sea para todos”, concluye el responsable de Endesa.

Contenido realizado bajo acuerdo de colaboración con Endesa.
Esta noticia se adhiere a los criterios de transparencia de la Revista Haz.
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