La Fageda, una historia de éxito

HAZ2 junio 2007

Aunque parezca extraño, hay trabajos que se desarrollan en un entorno idílico, en los que los empleados sienten que forman parte de un proyecto común, justamente remunerados y que tienen la fuerza de devolver las autoestimas perdidas.

La Fageda consigue a través del trabajo que 120 personas, de las que el 70% cuenta con alguna discapacidad física o trastornos mentales severos, dejen de ser elementos pasivos para convertirse en personas que contribuyen activamente a la sociedad. Trabajar es la clave para rehabilitar a este colectivo que hace años tan sólo podía contar las horas dentro de un hospital psiquiátrico.

Y fue precisamente un especialista en esta materia, Cristóbal Colón, quien abrió los ojos para crear un pequeño mundo en el que los locos no existen y son personas que trabajan en la fabricación de unos yogures de granja, que ocupan el tercer puesto de los productos lácteos más vendidos en Cataluña. «Los terceros ya es muchísimo, no somos los primeros ni debemos serlo porque somos un producto complementario», dice.

Pero es la calidad del producto la que hace que La Fageda alcance esa posición, pegada a las dos multinacionales por excelencia de este tipo de productos, Danone y Nestlé. En cualquier supermercado dentro de Cataluña se pueden encontrar los productos lácteos de esta cooperativa pero tan sólo se puede saber a través de su envase dónde están hechos y sus ingredientes, para después abrirlos y probarlos.

Quien hace estos yogures es uno de los mejores secretos de La Fageda. «Pero no porque lo queramos esconder», deja claro su fundador, sino porque explicitar que los fabricantes son personas con discapacidad sería ir en contra de su filosofía.

Para Cristóbal Colón las personas con discapacidad no existen. Son personas con capacidades diferentes que dentro de un entorno adecuado y en el que se sientan cómodos pueden desarrollarlas.

La Fageda comenzó un proceso de rehabilitación o reconstrucción de personas con una estructura psicológica deteriorada, dependientes, no valoradas ni reconocidas, que mediante su trabajo recuperan la autoestima, se sienten útiles, importantes, respetadas por la mirada del otro. «Se trata de personas con toda su dignidad. No se habla de discapacitados sino de personas con capacidades diferentes». Los yogures se compran porque están bien hechos y eso significa que se desarrollan las capacidades que se necesitan.

El objetivo por lo tanto de esta cooperativa es que los clientes compren su producto por la calidad y no por solidaridad con las personas que los fabrican. «El yogur es bueno porque es bueno y, aunque cada vez más gente sabe que lo hace un colectivo especial, queremos que sigan comprando por la calidad del producto. La gente tiene que comprar nuestros productos porque los hacemos bien, y efectivamente, los hacemos bien», dice orgulloso Cristóbal.

Todos los empleados forman parte de un proyecto del que se sienten satisfechos mientras crean los productos, cuando saben que se venden porque gustan y cuando reciben su salario.

Hay trabajos que dignifican.

UN POCO DE HISTORIA. La creación de la Fageda comenzó hace hoy 25 años, en 1982, en la comarca de la Garrotxa (Girona). El Mas Els Casals, su sede social, se encuentra en la fageda d’en Jordà, una de las principales reservas del Parque Natural de la Zona Volcánica de la zona. La iniciativa nació de forma conjunta de un grupo de profesionales del mundo de la psiquiatría, del Hospital Psiquiátrico de Girona, que creían en el trabajo como «importante elemento rehabilitador» en el tratamiento de la enfermedad mental y la discapacidad.

Olot vio crecer la iniciativa de estos profesionales, cuando comenzaron a ver la luz sus proyectos de dar trabajo a estos colectivos dentro del sector textil y la artesanía.

Dos años más tarde llegó la compra de la finca agrícola que hoy es sede de La Fageda con el propósito de centrar las actividades empresariales en el ámbito agropecuario.

Para la compañía existían dos razones claves para este cambio: la primera, que este sector forma parte de la propia cultura de la comarca; y la segunda, que el trabajo con la naturaleza y los seres vivos otorgaría un significado a la empresa social que empezaba a fraguarse.

Además de la granja de vacas lecheras, que cuenta con la certificación de calidad ISO9001, y la planta de producción de productos lácteos, La Fageda cuenta con un vivero forestal, que produce más de un millón de plantas al año para reforestación y una sección de jardinería, que trabaja para una docena de municipios de la comarca y para el Parque Natural de la Zona Volcánica.

Y como el objetivo de la cooperativa es mejorar la calidad de vida de sus empleados de forma continua, también ofrece actividades asistenciales, un servicio de terapia ocupacional, pisos asistidos para los trabajadores y actividades de ocio. Estas últimas actividades las realizan los propios monitores, mientras un equipo de psicólogos y educadores les ayudan en el desarrollo de su trabajo, o cuando les faltan las aptitudes para el mismo, tanto durante su horario extra laboral como cuando se han jubilado o carecen de alojamiento.

No sólo las personas preocupan a La Fageda, sino también el medioambiente. Se trata de un modelo de desarrollo sostenible que les permite elaborar 300 millones de yogures al año con respeto a las personas, los animales y el entorno. Tratan las toneladas de purín que generan diariamente las vacas en una planta de compostaje y una depuradora biológica se encarga de limpiar las aguas residuales. La Fageda está adherida al Código de Gestión Sostenible de la Empresa de la Garrotxa y el Collsacabra.

PARA SUS PRÓXIMOS 25 AÑOS. Después de 25 años de andadura la hora de hacer balance se acerca. Mirar atrás y calibrar qué se ha hecho bien y qué se podría mejorar desde el nacimiento allá por 1982. Y en este periodo de reflexión se encuentra ahora el personal de La Fageda.

No hay dudas sobre si mantener su proyecto dentro del mismo sector; la granja y la jardinería continuarán porque ya son un proyecto consolidado, aunque difícil. «Las cosas van bien. En principio estamos cómodos en el sector. Ya somos una marca a nivel catalán, una marca potente cada vez más conocida y con más fuerza», recuerda Cristóbal Colón.

Sin embargo, reconoce que el proyecto podría ir mucho mejor en un futuro si ahondan en la fase de la planificación y no se deja el trabajo a la intuición. Los comienzos fueron un poco intuitivos y estuvieron bien, pero cuando la empresa ya se encuentra en un estado de madurez los estudios a largo plazo de la estrategia son necesarios porque la rentabilidad siempre ha sido uno de los objetivos de su fundador. Si un trabajo es rentable es un trabajo con sentido y que infunde respeto en los demás.

En el año 2005 la facturación alcanzó los 6,09 millones de euros, que se ingresan prácticamente en su totalidad de la venta de los productos y servicios que ofrece La Fageda De la totalidad del presupuesto, el 25% va dirigido a los salarios de los empleados, y el 50% a las materias primas. Su resultado antes de impuestos fue de 156.715 euros, a lo que habría que restar lo destinado a pagar esos impuestos para conocer el resultado neto de la cooperativa. Pero cuentan con una buena gestión del gasto, donde no aparece ningún coste por publicidad.

Las ayudas también se hacen notar como imprescindibles para poder sacar adelante proyectos como éste. Desde hace años, la Obra Social de Caja Madrid ofrece su ayuda y compromiso a esta cooperativa catalana, junto con la Fundación Féliz Llobet Nicolau para llevar a cabo sus inversiones más importantes.

La Fundación Accenture y TNS también han permitido a La Fageda contar con herramientas punteras en materia de gestión e información que sin ambas nunca hubieran estado a su alcance. La Obra Social Caixa Sabadell, FUNDOSA, la Fundación La Caixa y la Obra Social Caixa Girona han colaborado en diferentes proyectos e inversiones, tanto de la cooperativa como de sus fundaciones asistenciales.

Los años pasan y Cristóbal Colón reconoce que La Fageda no ha hecho bien la planificación del negocio. La empresa necesita de un análisis más profundo. «Ha sido todo muy intuitivo y eso hay que mejorarlo para tener mejores resultados en los estilos directivos», dice.

El objetivo ahora es fichar a empresarios que busquen dentro de una compañía algo más que simplemente obtener beneficios, que tengan una visión más social pero que conozcan el funcionamiento empresarial para que aporten profesionalidad al proyecto. Muchos empresarios están cansados de aguantar a un jefe cuyas ideas no comparten o de pertenecer a una empresa de la que no se sienten parte; a este tipo de colectivo va dirigida La Fageda para sus próximos 25 años.

En esa nueva etapa se mantendrá lo que la cooperativa sí ha sabido hacer muy bien: entender que las personas con capacidades diferentes son capaces de desarrollarlas dentro de un sistema adecuado y en el que se sientan seguros y confiados de sí mismos.

La esencia de la iniciativa permanecerá viva siempre. «Nos sentimos muy motivados a pesar de que no es un proyecto fácil», insiste el emprendedor.

Entidades jurídicas en las que se enmarca

  • Cooperativa La Fageda, formada por sus actividades: jardinería, granja y planta de producción de lácteos. Los empleados con discapacidad psíquica o los enfermos mentales son dueños de la cooperativa una vez empiezan a trabajar en la misma tras el pago de una cuota de 30 euros. Los empleados que no tienen ninguna discapacidad también pueden ser cooperativistas con el requisito de tener un año de antigüedad desempeñando su puesto.
  • Fundacion SAG (Servicio de Asistencia de la Garrotxa). Esta entidad está formada por un grupo de psicólogos que están al lado de cada trabajador en su faceta tanto personal como laboral. Además se encarga de la residencias donde viven los empleados con discapacidad que no tienen familia o aquellos que provienen de familias desectructuradas. Por último, también controla el Centro Ocupacional.
  • Fundación Sentido. Aquí se encuentran todos los servicios comunes a todas las estructuras, como los departamentos de recursos humanos, el comercial y de comunicación o el financiero y de producción.

Premios

1997. Placa Francesc Macià de la Generalitat de Catalunya.

2003. Premio a la Calidad de la Generalitat de Catalunya. Premio Carrefour a la mejor empresa agroalimentaria. Premio ONCE a la Solidaridad y a la Superación. Premio a la Mejor Acción Social de los periódicos Expansión y Actualidad Económica.

2004. Participación en la exposición «Buenas Prácticas en el Ámbito Económico, Empresarial y Social» del Forum Universal de las Culturas Barcelona 2004 2005. Premio de la Fundación Empresa y Sociedad a la mejor iniciativa de inserción laboral entregado por el presidente del Gobierno. «Empresario Social del Año en España» por parte de la Schwab Foundation de Ginebra, entidad vinculada al Foro Económico Mundial de Davos. Premio «Trabajo sin Barreras» del periódico Dossier Econòmic en la octava Noche de la Economía y la Empresa.

2006. Premio Randstad Fundación a la Acción Social 2005 junto con Iberia, Renfe i Fremap.

Por Lidia Soria

Comentarios