Economistas sin Fronteras, hidalgos en tiempo de crisis

HAZ3 febrero 2010

Los últimos acontecimientos financieros nos hacen dudar de la posibilidad de conectar dos conceptos: economía y justicia. Sin embargo, Economistas sin Fronteras, bajo el lema “Por una economía más justa”, demuestra que sí es posible contribuir a erradicar las injusticias sociales y económicas. Sus doce años de vida y los testimonios de los jóvenes emprendedores protagonistas del Vivero de Microempresas de la organización así lo demuestran.

En 1997, un grupo de profesores y catedráticos universitarios, activamente comprometidos y preocupados por la desigualdad y la pobreza, decidieron fundar Economistas sin Fronteras (EsF), con el propósito de trabajar por una economía más justa. Vasta y ardua tarea. Y más en tiempos de crisis. Sin embargo, a lo largo de estos doce años, el desánimo no ha hecho mella en el objetivo de trabajo de esta asociación de profesionales de la economía preocupados por las injusticias sociales y económicas que sufren millones de personas en el mundo. Muy al contrario, paulatinamente han ido incrementando sus áreas de actividad, consolidándose como una ONGD (Organización no Gubernamental de Desarrollo) de referencia en el ámbito de los temas económicos.

Con seis delegaciones repartidas por la geografía española y una nómina de profesionales vinculados al derecho, la economía y las ciencias empresariales, el objetivo principal de Economistas sin Fronteras es impulsar cambios en las estructuras económicas y sociales para que se hagan más justas y solidarias. Para ello, trabajan en diversos programas y proyectos con el fin de contribuir al desarrollo de zonas y sectores de la población especialmente vulnerables, tanto en España como en los países del Sur; para el fomento de una nueva cultura económica a través de la promoción de la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) y las Inversiones Socialmente Responsables (ISR); y con acciones de sensibilización y educación de la sociedad civil.

Justo Palma, miembro de la Junta Directiva de Economistas sin Fronteras, nos recibe en la sede de la ONGD, en pleno centro de Madrid, y nos desgrana los entresijos de una asociación que ha ido haciéndose un sitio propio en el panorama social español, y que tiene protagonismo propio en el ámbito de promoción y desarrollo de la RSC y la ISR.

LA SOCIEDAD CIVIL, MOTOR DE LA RSC.
La Responsabilidad Social Corporativa es una actividad muy desarrollada por EsF. De hecho, fue pionera en implantar el debate sobre la misma a finales de los años noventa, e impulsó el nacimiento del Observatorio de Responsabilidad Social Corporativa.

Haciendo un ejercicio de memoria, Palma busca los factores primigenios del nacimiento de la RSC y reconoce que «uno de ellos fue precisamente la globalización y, más en concreto, el tamaño y poder de las empresas que, progresivamente, ha ido aumentado hasta el punto de disponer de más recursos y poder que algunos Estados. En realidad, la existencia de prácticas laborales muy graves fue el auténtico germen del nacimiento de la RSC, que, paulatinamente, se ha aplicado a otras entidades para mejorar sus comportamientos».

En un momento en el que la RSC forma parte inherente de las empresas, y también involucra a sus empleados, a los consumidores, a los inversores y accionistas, así como la sociedad civil y a los gobiernos, Economistas sin Fronteras buscar arrojar luz sobre esta realidad y estimular a los que, en último término, son el auténtico motor del cambio: la sociedad civil. Así lo ratifica Palma: «Creo que la RSC está logrando poner ciertos temas frente al ciudadano, que está moviéndose y pidiendo explicaciones a las empresas, quienes parecen reaccionar positivamente y protagonizar auténticos cambios de actitud».

En cuanto a la necesidad de regular la RSC, uno de los temas a debate dentro de la ONGD, para Palma «parece probable que el ciudadano comience a exigir una mayor regulación de la RSC, no sólo en las empresas, sino también en el ámbito de las administraciones públicas».

LA ISR, ASIGNATURA PENDIENTE.
Otro de los ámbitos de promoción y desarrollo de EsF es el de la inversión socialmente responsable (ISR), a través de la concienciación y formación de la ciudadanía, e involucrando a la empresa y a los agentes sociales en criterios de responsabilidad social. Una actuación de las organizaciones más sensible a los derechos humanos, incluidos los económicos, sociales y medioambientales, contribuiría a mejorar la calidad de vida y disminuiría las diferencias entre colectivos y personas y, bajo ese parámetro, «las actuaciones financieras responsables son fundamentales para lograrlo», según EsF.

Sin embargo, la realidad en materia de ISR en España dista mucho de ser óptima. Según el Observatorio ISR de Esade, la cifra de fondos de ISR en nuestro país representa el 0,3% del total. Al respecto, Palma apunta, entre las causas de este bajo desarrollo en España, el hecho de que «los inversores no son tan activistas como en Reino Unido o Estados Unidos. De hecho, a nivel institucional parece que sólo la han reclamado tímidamente determinados grupos católicos de base y algún sindicato».

En cualquier caso, desde EsF están convencidos de que, sólo cuando haya una demanda real de este tipo de productos por parte del consumidor, las entidades financieras incrementarán su oferta, más allá de una regulación por parte del Estado que pueda estimular el proceso.

COOPERACIÓN Y SENSIBILIZACIÓN PARA EL DESARROLLO.
Perú, Nicaragua y República Dominicana son los países en los que, por el momento, trabaja EsF, apoyando proyectos de desarrollo para promover el empleo y fortalecer el tejido productivo de los colectivos más desfavorecidos. Bajo el propósito de lograr un desarrollo sostenible sin dependencias, Economistas sin Fronteras fomenta las relaciones Norte- Sur en régimen de igualdad, sin perder de vista el protagonismo de las organizaciones de la sociedad civil del Sur. De hecho, en todos los proyectos que se han venido poniendo en marcha en los últimos años siempre ha estado involucrado un socio local, que conoce la idiosincrasia del país y del problema.

Entre las actividades que se incluyen en los proyectos de cooperación al desarrollo, destacan talleres de capacitación, así como cursos de desarrollo personal y gestión empresarial, que proporcionan a los participantes herramientas prácticas y útiles para la administración de sus negocios.

Por otro lado, EsF realiza una amplia labor de sensibilización, dando a conocer las causas y las consecuencias de las injustas relaciones Norte-Sur, promoviendo actitudes críticas y socialmente responsables y fomentando la movilización social. Esta labor la realiza a través de cursos y seminarios en el entorno civil y, en concreto, en el ecosistema escolar y universitario.

Precisamente en este último ámbito se ha desarrollado el proyecto «Universitarios por una economía más justa», financiado por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), que acaba de finalizar el pasado mes de noviembre.

En una sociedad, en cierto modo, marcada por el descreimiento, la falta de compromiso y la pérdida de valores, dirigirse al germen del futuro es el propósito de Economistas sin Fronteras. ¿Cómo? Promoviendo el sentido solidario de los estudiantes universitarios ante los grandes problemas actuales y fomentando su participación activa en proyectos y movilizaciones sociales. Bajo estos parámetros, en diferentes universidades españolas se han realizado jornadas de reflexión y debate sobre la globalización, el comercio justo y el consumo responsable, o la Responsabilidad Social Corporativa. «Sin duda, las sesiones relativas a comercio justo, objetivos del milenio, seguidos de RSC y globalización, son las que más éxito han tenido y más interés han acaparado entre los estudiantes de secundaria y universitarios», apunta Palma.

Abrir espacios de debate y de sensibilización es, en definitiva, el motor que mueve la puesta en marcha de talleres formativos, foros y seminarios educativos también en institutos de educación secundaria de la Comunidad de Madrid. «Se trata de transmitir al alumnado conocimientos que fomenten valores y actitudes de solidaridad y de justicia para tratar de luchar por unas estructuras económicas, sociales y políticas más justas», reconoce Palma, quien subraya: «En cuanto al cambio de actitudes, aún es pronto para saberlo. Necesitamos un horizonte a medio plazo, dado que los jóvenes son nuestro repuesto en el futuro».

Junto a este tipo de programas de sensibilización y educación, la ONG celebra su tradicional Ciclo de Cine-Fórum «La otra actualidad» en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, financiado por la Obra Social Caja de Burgos, que este año cumple su décima edición.

«El ciudadano comienza a exigir una mayor regulación de la RSC, no sólo en las empresas, sino también en el ámbito de las administraciones públicas”

Vivero de microempresas, germen de futuro
En 2005, nace el programa Vivero de Microempresas, con el fin de fomentar la inserción sociolaboral de colectivos en riesgo de exclusión social, con dificultades para acceder al mercado de trabajo formal y a canales oficiales de financiación.

El objetivo no es otro que orientar, asesorar, formar y apoyar la creación y gestión de microempresas. «El trabajo desarrollado, aunque duro e ingrato en tiempos de crisis, por la fragilidad de estos pequeños negocios que ayudamos a crear, nos está permitiendo adquirir un know-how que consideramos muy valioso para nuestra organización», reconoce M.ª Eugenia Callejón, presidenta de Economistas sin Fronteras, en la memoria anual de la ONG.

EsF contribuyó, a través de Vivero de Microempresas, a la formación de más de cien emprendedores inmigrantes de la Comunidad de Madrid el año pasado, además de acompañarles en la constitución de las microempresas y mantener el seguimiento de la puesta en marcha. De hecho, en 2008 se fortaleció la doble vertiente del proyecto, basada en la creación de nuevas microempresas sostenibles y la consolidación de las ya existentes. «A falta de fi- nanciación quedaría el proyecto de creación de microempresas entre reclusas de tercer grado en la cárcel de Soto», apunta, al respecto, Palma.

Para la financiación de los emprendedores, y a tenor del endurecimiento de las medidas para la concesión de préstamos por parte de las entidades financieras, EsF ha apostado por consolidar su actividad de concesión directa de financiación a través de la gestión del Fondo Rotatorio, que se constituyó en 2007, con apoyo de Crédito y Caución, y que ha sido ampliado el pasado año, gracias a la colaboración de COFACE.

Asimismo, Palma subraya que «todo este trabajo del Vivero de Microempresas ha sido posible gracias a la colaboración y financiación del vicerrectorado de Relaciones Institucionales de la Universidad Complutense de Madrid, la Fundación la Caixa, el Ministerio de Trabajo e Inmigración y Obra Social Bancaja».

En cuanto al número de empresas puestas en marcha desde 2005, fuentes de la ONG estiman que se contabilizan en torno a unas diez al año. «En la actualidad, contamos con 38 negocios en marcha y la tasa de fracaso se sitúa alrededor de 15%», resume Palma.

“¿LA CRISIS?, DEPENDE DE CÓMO LO MIRES”
Robert Eduardo Mirabal es venezolano y reconoce que «toda la vida ha sido emprendedor». Su negocio, un establecimiento especializado de peluquería y estética, está en el centro de Madrid y tiene una nutrida clientela, desde su apertura hace ya más de un año. «El año pasado se me presentó esta oportunidad y decidí aprovecharla. Tras un momento difícil, necesité financiación, estudiaron mi proyecto y me lo aprobaron», explica Robert Eduardo, para quien uno de los principales beneficios que ha recibido de la ayuda de EsF ha sido «la posibilidad de avanzar en el proyecto y de pagar algunas letras que me estaban ahogando». Con una visión optimista y emprendedora, Eduardo anima a otros a que busquen el apoyo profesional de una ONG para ver cumplir sus sueños. «¿Para mí, la crisis?, depende de cómo lo mires», concluye optimista. Alejandra Rivero es argentina y vive en Guadalix de la Sierra.

Tras meses de trabajo y de apoyo de EsF, el pasado mes de abril vio la luz su negocio de comida casera para llevar. Ella misma lo explica: «Todo estaba preparado antes de la crisis y cuando me concedieron el microcrédito pensé que debíamos seguir adelante porque la idea era buena y novedosa». Con un servicio de reparto a domicilio por la zona, han llegado a abarcar un buen número de pueblos de la sierra de Madrid. «El valor diferencial es precisamente dicho servicio a domicilio, ya que, hasta el momento, sólo lo ofrecían las pizzerías de la zona».

“ME GUIARON A LO LARGO DE TODO EL PROYECTO”
Alejandra se muestra agradecida con la ayuda de EsF: «Me guiaron a lo largo de todo el proyecto, proporcionándome contactos para intercambiar ideas y para contratar los servicios de publicidad, así como aportándome información durante el proceso de compra de la maquinaria». En cuanto al proceso de financiación, EsF medió con la entidad bancaria que concedió el microcrédito a Alejandra y participó activamente tanto en las entrevistas como en la realización del plan de inversión.

«Siempre recomiendo a la gente que quiere emprender un negocio que busquen el apoyo de asociaciones como ESF porque son una guía muy valiosa y un apoyo moral muy importante», concluye Alejandra.

Por Marina Sanz