Mujeres y solidarias: La participación femenina en la filantropía no se detiene

Cada año en diferentes países aparecen nuevos grupos de mujeres que se organizan para financiar iniciativas sociales. Sus objetivos son mejorar las condiciones de vida de todas, así como crear redes de innovación y emprendimiento en áreas tan diversas como la educación, la cultura, el medio ambiente o la tecnología. Ellas -que avanzan a pasos agigantados en el área filantrópica- son más generosas, cooperadoras y afines a los problemas de sus pares que los hombres, según el Centro de Filantropía de la Universidad de Indiana (EEUU).
<p>Melinda Gates y Malala Yousafzai. </p>

Melinda Gates y Malala Yousafzai.

La creación y difusión de la Agenda 2030 de la Organización de Naciones Unidas (ONU) ha contribuido positivamente en la promoción y el compromiso de miles de mujeres emprendedoras, así como ha allanado el camino hacia una filantropía de género, reconocida como mucho más solidaria y corresponsable.

En el Objetivo de Desarrollo Sostenible nº 5 (ODS5) del ente internacional aparece el concepto de ‘igualdad’. Es decir, simetría para, por una parte, equilibrar la balanza mundial de derechos, deberes y reparto de la riqueza; y por otra, dar igual poder a hombres y mujeres. ¿Cómo se está logrando cumplir con este objetivo? A través de la educación, la información, el conocimiento y los recursos económicos, señala la organización.

Si bien no hay estadísticas oficiales sobre el porcentaje de mujeres dedicadas a la filantropía a nivel mundial, la evidencia muestra que son muchas y de sectores muy variados y transversales, por una razón muy sencilla: ellas, por lo general, empatizan mucho más con sus pares que los hombres, sean estas jóvenes, niñas o en edad adulta.  El sexo se relaciona con la empatía, según ha sido demostrado en diversos estudios (Davis, 1983; Eisenberg y Lennon, 1983; Mestre, Frías y Samper, 2004; Retuerto, 2004; Turnage et al 2012) y son las mujeres quienes puntúan más alto en las escalas que la miden.

Sin embargo, también hay un punto débil sobre el que hay que poner atención. Se reconoce que generalmente sus iniciativas no cuentan con fondos suficientes para llevar adelante los objetivos propuestos por muy loables que estos sean (Vid. Las emprendedoras tienen más dificultades para obtener financiación que los hombres). Por esta razón, la creación en 2007 de Women Moving Millions fue fundamental. Desde ese año, la iniciativa ha inspirado a más de 290 miembros para que comprometan más de 600 millones de dólares a organizaciones e iniciativas que busquen soluciones a los problemas de mujeres y niñas en todo el mundo.

Filántropas destacadas

Bajo la lógica anteriormente descrita no es casualidad que las mujeres estén ganando protagonismo en la filantropía, una de las áreas que mejor manejan no solo por su ya señalada empatía, sino que también porque son capaces de construir redes de apoyo y coordinación más duraderas y con una gestión más horizontal que ayuda al compromiso con sus causas.

Entre los casos de mujeres filántropas conocidos está el de Melinda Gates, que fundó junto a su marido la Fundación Bill y Melinda Gates en el año 2000, dedicada a promover la igualdad en educación y salud, entre otros asuntos. Gates ha abanderado la lucha contra la brecha de género que existe en los sueldos del sector tecnológico.

Melinda Gates ha abanderado la lucha contra la brecha de género que existe en los sueldos del sector tecnológico.

Progresivamente han aparecido otras mujeres de generaciones posteriores y entornos sociales muy diversos. Un ejemplo de ello son las causas impulsadas por la actriz Emma Watson, que ayuda en la lucha por la equidad de oportunidades para mujeres, niños y adolescentes; la activista Malala Yousafzai, que con su Fondo apoya el trabajo de los defensores de la educación en los países en desarrollo y ayuda a reforzar la educación secundaria de las niñas en todo el mundo, o Drew Gilpin Faust, presidenta de la Universidad de Harvard, que dedica gran parte de sus investigaciones a temas sobre las mujeres, la sociedad y estudios de género.

En 2016, la revista Forbes identificó a las 10 mujeres filántropas más poderosas del mundo, en áreas como las finanzas, la ciencia, la universidad, la política, las empresas de tecnología, la industria del cine y de los grandes grupos de comunicación, entre otras. Son sin duda, mujeres con poder, referentes, con capacidad económica y recursos para invertir en programas de desarrollo y crecimiento para ayudar a otras mujeres.

Más recientemente, en la misma revista en su edición de abril de 2019, en un artículo desarrollado por la colaboradora sénior Bonnie Chiu, se describe a tres mujeres que están transformando la filantropía en el mundo, pasando desde la mera entrega de recursos al concepto de ‘colaboración’.

La primera de ellas es Swatee Deepak, directora del colectivo With and For Girls, que comprometió a un grupo de nueve donantes a proporcionar fondos flexibles a organizaciones de base, dirigidas por niñas y centradas en ellas. Deepak, señala el artículo de Forbes, cree firmemente que “un modelo colaborativo de donaciones puede tener un impacto creativo mayor, porque si bien en un principio no hay siempre consensos, los desafíos en el área son mucho mayores que los egos”.

Un segundo ejemplo es Freada Kapor Klein, presidenta del Centro Kapor, uno de los miembros fundadores del Fondo de Colaboración para la Seguridad y Dignidad de las Mujeres. Uno de los objetivos del Fondo es crear espacios de movimiento cruzado para que los socias filantrópicas aprendan unas de otras, compartan recursos y elaboren estrategias de manera colaborativa.

Y un tercer caso es el de Kerrin Mitchell, cofundadora y CEO de Fluxx, quien asumió el compromiso de conectar todo el ecosistema filantrópico a través de una sola red. Ellos —explica Chiu— facilitaron 7,2 mil millones de dólares en fondos en 2018, trabajando con líderes como Microsoft, The Knight Foundation y Forefront.

Los ejemplos son cada vez más recurrentes y siguen creciendo.

El 84% de las mujeres afirman estar interesadas en la inversión sustentable frente al 67% de los hombres.

La gran y simple diferencia

Pero, ¿qué diferencia a una mujer de un hombre en esta área? Esta es la pregunta que se hizo la Doctora Debra Mesch, en un estudio  publicado en 2012 para el Centro de Filantropía de la Universidad de Indiana (EEUU). La conclusión era simple: Las mujeres son más generosas que los hombres.

Este año, se ha publicado en la misma Universidad el Women Give 2017: Giving makes us happy, que demuestra que la cuestión de la influencia de las mujeres como grupo social —que más aporta en educación y al emprendimiento mundial de mujeres y niñas— va creciendo. Los datos son reveladores, puesto que indica que las mujeres tienden a ser más cooperativas en los equipos de trabajo, ordenadas, metódicas y con un profundo sentido social. Estas características les son inherentes.

En tanto, el estudio Women Give 2018: Transmitting Generosity to Daughters and Sons reafirma otro punto importante. Este muestra como los padres transmiten la generosidad a sus hijos, revelando que la relación entre los padres con fortuna y sus hijas mujeres es mucho más fuerte en el área filantrópica que quienes tienen hijos varones.

Al parecer, la filantropía parece estar en el ADN del género. En una encuesta reciente de Morgan Stanley, el 84% de las mujeres dijeron que estaban interesadas en la inversión sustentable -que se define aquí como un objetivo no solo de rendimiento financiero sino también de objetivos sociales o ambientales-. En este mismo ámbito, la cifra para los hombres fue del 67%.

Si se toman estos datos, es posible estar de acuerdo con lo que dijo entonces Melinda Gates al afirmar que la filantropía no se trataba solo de dinero; se trata de usar los recursos que las personas tienen a su alcance y aplicarlos para mejorar el mundo. Debido a la naturaleza de la mujer descrita anteriormente, es aplicable a sus iniciativas de manera profunda.

Otro dato revelador. The Economist, en el último Día Internacional de la Mujer, afirmó que la inversión de las mujeres y en ellas está creciendo. En sus páginas se informó que entre los años 2010 a 2015 la riqueza privada de las mujeres creció de 34 a 51 trillones de dólares. Es decir, registró un aumento del 50% en muy poco tiempo. Además, hay que considerar —reza la misma fuente—que la mayor parte de la riqueza privada que cambiará de manos en las próximas décadas probablemente sea para las mujeres.

A nivel mundial, la Red de Donantes Colectivos de Mujeres ahora tiene 47 círculos de donantes, con más de 10 mil mujeres filántropas, las que han entendido que la donación colaborativa no solo significa dar junto con otros filántropos con ideas afines, sino también cocrear soluciones para las personas que lo necesitan.

Las problemáticas que más preocupan a los donantes españoles están aquellas relacionadas con la infancia (49%), los ancianos sin apoyo familiar (41%), los enfermos (38%) y las mujeres (34%).

Otras realidades

De acuerdo al Informe Global de Filantropía de la Universidad de Harvard de 2018, en el mundo hay más de 260 mil fundaciones activas. Estados Unidos concentra 86 mil de ellas, y Alemania, otras 20 mil. Si bien la diferencia con el resto de los países, incluyendo a los de habla hispana, es muy grande, la perspectiva de género no se queda atrás.

Por ejemplo, la Asociación Española de Fundraising, publicó en 2018 una radiografía de lo que sucede en este país en materia de donaciones de las entidades no lucrativas. Este informe señala que 9 de cada 10 españoles mayores de edad ha colaborado alguna vez con una causa social.

De este porcentaje, un 86% ha participado en alguna ocasión con distintos tipos de donaciones (ropa, alimentos, etc.), y un 55% de manera económica, es decir, con dinero. Tendencialmente, esta última cifra es más femenina (52%) que masculina (48%).

En tanto, entre las problemáticas que más preocupan a estos donantes están aquellas relacionadas con la infancia (49%), los ancianos sin apoyo familiar (41%), los enfermos (38%) y las mujeres (34%).

Según el Banco Mundial una de cada ocho personas es una niña o una joven de 10 a 24 años, es decir, 900 millones de personas. Sin embargo, menos de 2 centavos de cada dólar gastado en ayuda internacional se destina a adolescentes de este género.

Invertir en, para y por mujeres parece producir uno de los mejores rendimientos sociales. Es de esperar que sus iniciativas sean mayormente valoradas y que cuando concentren más riqueza se puedan ver cambios aún más contundentes.

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