Proteger a la infancia en riesgo de pobreza y exclusión, prioridad para la Fundación “la Caixa”

Lograr una sociedad más justa y equitativa pasa por la mejora de la vida de todas las personas que no están en igualdad de condiciones con el resto, especialmente de aquellos niños y niñas que en el futuro deberán ser miembros de pleno derecho de la misma y motor que impulse su funcionamiento.
<p>CaixaForum y CosmoCaixa ofrecen sus instalaciones de Barcelona a la comunidad educativa con el objetivo de facilitar el regreso a la actividad escolar y extraescolar en el contexto actual.</p>

CaixaForum y CosmoCaixa ofrecen sus instalaciones de Barcelona a la comunidad educativa con el objetivo de facilitar el regreso a la actividad escolar y extraescolar en el contexto actual.

Según la Convención sobre los Derechos del Niño de 1989, “el niño debe estar plenamente preparado para una vida independiente en sociedad y ser educado en el espíritu de los ideales proclamados en la Carta de las Naciones Unidas y, en particular, en un espíritu de paz, dignidad, tolerancia, libertad, igualdad y solidaridad”.

Tras más de tres décadas, lo que la Convención mencionaba sigue sin cumplirse para todos los niños y niñas del planeta. Y no solo eso, sino que la pobreza infantil y la exclusión social no son patrimonio de países no desarrollados sino que se producen en sociedades avanzadas y son difíciles de mejorar y, en última instancia, erradicar.

Según datos de Unicef, en todo el mundo, casi uno de cada tres niños y niñas, aproximadamente 663 millones, viven en la pobreza. De ellos, unos 385 millones experimentan una pobreza extrema, luchando por sobrevivir con menos de 1,90 dólares al día.

Mientras, en España, se estima que casi un millón y medio de niños y niñas están en situación de pobreza y que más de dos millones están en riesgo de caer en ella.

Por si fuera poco, las crisis tanto económicas como sanitarias, no hacen más que complicar la situación y el día a día de estos niños.

Los avances realizados en paliar y reducir la pobreza y la exclusión infantil han ido dando sus frutos poco a poco hasta llegar a la situación actual, pero todavía queda mucho camino por recorrer, políticas que implementar y recursos que utilizar para lograr que los niños y niñas vivan y se desarrollen de una manera digna.

Variables que influyen en la pobreza y la exclusión infantil

La pobreza y la exclusión social en la infancia se entienden en la actualidad como una cuestión multidimensional en la que los aspectos económicos son una parte esencial, pero no exclusiva, tal y como se destaca en el informe Pobreza y exclusión social de la infancia en España, realizado por el Instituto UAM-Unicef de Necesidades y Derechos de la Infancia y la Adolescencia (Iundia).

Por ejemplo, el estatus laboral de los padres tiene un efecto importante sobre la tasa de pobreza y su persistencia. El hecho de que la persona responsable del cuidado y protección de la familia esté en situación de desempleo hace que los menores de esa familia tengan más probabilidad de pasar a formar parte del colectivo de niños pobres a la vez que disminuye la probabilidad de salir de dicha situación.

El tamaño de la familia es otra variable relevante sobre la pobreza infantil, ya que cuanto mayor es el número de hijos e hijas en una familia más probabilidades hay de que estos niños sean pobres.

El nivel educativo de los progenitores, y las dificultades financieras del hogar son variables que tienen un efecto directo sobre las tasas de pobreza.

También, el nivel educativo de los progenitores, y las dificultades financieras del hogar son variables que tienen un efecto directo sobre las tasas de pobreza.

Aquellas personas que tienen niveles de formación más bajos y que además han vivido en hogares con dificultades económicas son las que, en mayor proporción, se encuentran por debajo del 60% de la mediana de los ingresos.

Estos datos permiten deducir que la educación y la igualdad de oportunidades son elementos totalmente necesarios para disminuir las posibilidades de que una persona sufra riesgo de pobreza o exclusión social. De ahí la importancia de introducir medidas preventivas de abandono del sistema escolar en España dadas las importantes tasas de fracaso y absentismo existentes en la actualidad.

Otra de las variables que juegan su papel en la fórmula de la pobreza y la exclusión infantil son las transferencias sociales, tal y como subraya el dossier Objetivo: paliar la pobreza infantil del Observatorio Social de “la Caixa”. Estas transferencias sociales son una de las principales vías que tienen los Estados para aliviar las situaciones de pobreza en general y la infantil en parti­cular.

Según los datos estadísticos de la Unión Europea sobre ingresos y condiciones de vida (EU-SILC), en dos contextos económicos muy diferentes como 2012 (en plena crisis) y 2016 (en la fase de recuperación), concentrar las transferencias sociales en la infancia era más eficaz para combatir la pobreza infantil que canalizarlas hacia toda la población en función de la renta. Cosa que tanto en España como en Portugal se hacía por un importe muy inferior a la media europea.

El problema de la pobreza infantil trasciende, además, el ciclo económico. Las tasas de riesgo de pobreza infantil antes de las crisis económicas son altas, se agravan durante las mismas y tardan mucho en volver a los niveles previos a la crisis. De hecho, el número de niños y adultos en hogares con baja intensidad laboral sufrió un fuerte incremento durante la crisis económica que todavía persiste.

Infancia en riesgo de pobreza y exclusión social en España

Según el estudio El estado de la pobreza: seguimiento del indicador de pobreza y exclusión social en España 2008-2018 llevado a cabo por la European Anti Poverty Network (EAPN), la población infantil, definida como aquella que es menor de 18 años, registra tasas muy elevadas en un gran número de indicadores de pobreza y/o exclusión social.

Con datos de 2018, el 30% está en situación Arope, es decir, en riesgo de pobreza y/o exclusión social por sus siglas en inglés, el 27% vive en riesgo de pobreza y el 8% lo hace en pobreza severa, el 8% vive en hogares con baja intensidad de empleo y el 7% soporta una privación material severa.

<p>Porcentaje de niños afectados por problemas de privación material. Fuente: Dossier ‘Objetivo: paliar la pobreza infantil’. Observatorio Social de “la Caixa”</p>

Porcentaje de niños afectados por problemas de privación material. Fuente: Dossier ‘Objetivo: paliar la pobreza infantil’. Observatorio Social de “la Caixa”

En cuanto a la distribución por sexo, según las cifras de 2017 no se detectaban diferencias significativas, ya que la distribución se mantenía en cifras muy cercanas al 52% de hombres y el 49% de mujeres, que es exactamente la misma que registraba la totalidad de la población infantil española.

En lo que sí se registraban diferencias es en la distribución de los datos de empobrecimiento de las zonas urbanas y rurales, existiendo un mayor sesgo hacia la pobreza en los entornos rurales.

Bastante menos de la mitad (44%) de la población menor pobre vivía en 2017 en las grandes ciudades, mientras que en las zonas rurales, residía casi uno de cada tres (30%) menores pobres. Por regiones, uno de cada cuatro menores pobres (24%) vivía en Andalucía, mientras Madrid, Cataluña y la Comunidad Valenciana acumulaban otro 38%.

Por edades, en 2017 el porcentaje más alto de riesgo de pobreza y exclusión social entre los jóvenes correspondió al grupo de 12 a 17 años, alcanzando el 34%, casi seis puntos más que la media europea (UE-28: 28%).

<p>Tasa de riesgo de pobreza y exclusión social (AROPE) por grupo de edad, 2017. Fuente: Dossier ‘Objetivo: paliar la pobreza infantil’. Observatorio Social de “la Caixa”</p>

Tasa de riesgo de pobreza y exclusión social (AROPE) por grupo de edad, 2017. Fuente: Dossier ‘Objetivo: paliar la pobreza infantil’. Observatorio Social de “la Caixa”

Se estima que un 7 % de los menores pobres no tenía Internet en el hogar y el 13% vivía en una familia que no podía permitirse un coche. Mientras, los porcentajes entre la población infantil no pobre para la mayoría de estas cuestiones se puede decir que son puramente testimoniales.

El 12% de los menores pobres formaba parte de una familia monoparental y otro 24% lo era de una familia numerosa, cifras que doblan las que se registraban entre los menores no pobres.

También es destacable que aquellos niños que tienen progenitores de origen inmigrante están más expuestos a la pobreza que el resto de los niños. En 2017 la tasa de riesgo de pobreza en España de los niños con, al menos, un progenitor nacido en el extranjero multiplicaba por 3 la de Alemania y por 2,4 la de Portugal.

<p>Porcentaje de menores de 18 años en riesgo de pobreza según el país de origen de sus padres, 2017. Fuente: Dossier ‘Objetivo: paliar la pobreza infantil’. Observatorio Social de “la Caixa”</p>

Porcentaje de menores de 18 años en riesgo de pobreza según el país de origen de sus padres, 2017. Fuente: Dossier ‘Objetivo: paliar la pobreza infantil’. Observatorio Social de “la Caixa”

La pandemia de la COVID-19, problema añadido

El coronavirus está teniendo unos efectos muy negativos tanto a nivel sanitario como económico y social. Entre esos efectos no se pueden ignorar los que está teniendo en la calidad de vida de millones de personas en España, incluyendo los niños y niñas en riesgo de pobreza y exclusión social, lo cual dificulta aún más su día a día y el poder salir de esa complicada situación.

Los impactos a nivel social de la pandemia en ese grupo de niños y niñas han sido analizados en el documento Medidas prioritarias para la infancia en la crisis del COVID-19 publicado por Plataforma de Infancia, red de 67 organizaciones de infancia con la misión de proteger, promover y defender los derechos de niños, niñas y adolescentes conforme a la Convención sobre los Derechos del Niño de Naciones Unidas.

El primer impacto resaltable es el cambio radical que los niños y niñas han sufrido en su realidad de un día para otro, sin poder acudir a la escuela, jugar en espacios abiertos o salir a la calle. Esto ha provocado un empeoramiento de sus condiciones de vida y un mayor estrés al que están sometidas las familias preocupadas por familiares enfermos o por cuestiones económicas. Como resultado de ello, las niñas y niños también pueden experimentar mayores niveles de ansiedad, miedo y preocupación.

Debido a la cuarentena, muchas familias han visto reducidos los ingresos que podían obtener y las ayudas y apoyos que recibían, lo cual está afectando de manera importante a la vida y el ejercicio de los derechos de los niños y niñas no solo a día de hoy sino que es posible que tenga un efecto muy grave sobre ellos a largo plazo.

Durante este periodo los colegios han permanecido cerrados, lo cual ha dificultado el día a día a las familias que han tenido que compatibilizar el cuidado de los hijos e hijas con sus trabajos. Estas dificultades han sido mucho más notorias en el caso de familias monomarentales, aquellas en las que el cuidado de los hijos recae en un solo progenitor, o las familias numerosas.

Dentro del ámbito educativo, los niños y niñas en riesgo de pobreza y exclusión también han tenido problemas para acceder a clases y a conocimiento online, debido a que no disponen de dispositivos adecuados para ello o no pueden acceder a Internet por no contar con él o por haber tenido que prescindir de ello a causa de la reducción de ingresos. Todo esto ha provocado que no pueden continuar con su proceso educativo ni disfrutar de opciones de ocio.

<p>362.000 usuarios han accedido al portal online de EduCaixa, el programa educativo de la Fundación ”la Caixa”, desde el inicio de la cuarentena.</p>

362.000 usuarios han accedido al portal online de EduCaixa, el programa educativo de la Fundación ”la Caixa”, desde el inicio de la cuarentena.

Estos niños también encuentran muchas dificultades para realizar las tareas que los colegios envían por tener menos apoyo en sus casas y menos acceso a recursos educativos.

Los que, además, tienen una discapacidad, han encontrado aún más barreras para seguir con su proceso educativo, al no ser accesibles todas las propuestas que llegan a los alumnos desde los colegios.

Las escuelas infantiles se han visto muy afectadas por la reducción de las ayudas que recibían y también por ertes, lo que está suponiendo una falta de seguimiento de los niños y niñas de esas edades y de apoyo a sus familias para atender a sus cuidados y educación.

Por si lo anterior fuera poco, el cierre de los colegios y la continuidad de la actividad educativa online desde los hogares aumenta el peso que tiene la situación individual de cada familia en el proceso educativo de cada alumno o alumna, diluyendo el efecto igualador que tiene la educación. Esta situación sin ninguna duda va a suponer un aumento de la desigualdad, quedándose atrás los alumnos que menos apoyos tengan en casa.

Los problemas de salud tanto mental como física son otro efecto que el confinamiento provocado por la pandemia puede tener en la infancia en riesgo de pobreza y exclusión. Esta problemática se ve agravada en aquellos niños y niñas que viven en pisos reducidos, hacinados o en infraviviendas.

Se calcula que en España 4,5 millones de personas han pasado el confinamiento en viviendas de menos de 60 metros cuadrados, y que solo en la ciudad de Madrid el 5% de los pisos carece de luz natural.

Finalmente, la posibilidad de un aumento de la violencia hacia niños y niñas en riesgo de pobreza y exclusión también es un riesgo añadido durante el confinamiento. Esa situación de aislamiento, sobre todo si se da en condiciones de hacinamiento, puede aumentar el riesgo de estos niños y niñas a sufrir situaciones de violencia en los hogares. Está demostrado que factores como el hacinamiento en las viviendas, el estrés provocado por la incertidumbre o la pérdida de trabajos, así como la inquietud de los propios niños y niñas, son indicadores de riesgo para la violencia y los abusos. Además, en estas situaciones se da la circunstancia de un menor seguimiento por parte de agentes externos que pueden detectar situaciones de violencia.

<p>Fundación de la Esperanza de la Fundación ”la Caixa” se realizarán el máximo de actividades al aire libre, combinando el tiempo libre con el refuerzo escolar a fin de dar respuesta a las carencias educativas que puedan haberse generado a lo largo del confinamiento.</p>

Fundación de la Esperanza de la Fundación ”la Caixa” se realizarán el máximo de actividades al aire libre, combinando el tiempo libre con el refuerzo escolar a fin de dar respuesta a las carencias educativas que puedan haberse generado a lo largo del confinamiento.

Fundación “la Caixa” e infancia vulnerable

En su compromiso en la construcción de una sociedad más justa, equitativa y solidaria y con el objetivo de ayudar a superar la pobreza infantil y la posibilidad de que los niños y niñas formen parte del colectivo de personas en riesgo de exclusión social, la Fundación “la Caixa” lleva a cabo diferentes iniciativas.

Para Isidre Fainé, presidente de la Fundación Bancaria “la Caixa”, “la pobreza infantil es una realidad de la que hay que estar pendiente. De ello depende no solo el bienestar presente de la infancia, sino también el futuro de nuestra sociedad”.

La Fundación inició en 2007 el programa CaixaProinfancia con la finalidad de llevar a cabo acciones para transformar y promover el desarrollo infantil y de las familias en situación de exclusión social.

Este programa se implementa de forma coordinada con los agentes del territorio tanto públicos como privados a partir de objetivos determinados por los menores y sus familias.

Más de 400 entidades sociales organizadas en 180 redes te­rritoriales aplican las diferentes ayudas del programa (refuerzo educativo, alimentación e higiene, ocio y tiempo libre, atención psicoterapéutica y apoyo educativo familiar) de acuerdo con un plan de trabajo, llegando a 129 municipios españo­les de todas las comunidades autó­nomas.

Gracias al programa CaixaProinfancia, se atiende a más de 300.000 niños y 176.000 familias. Un 39% de los menores atendidos tiene entre 7 y 12 años, pero los que tienen entre 0 y 3 años suponen el 25%, cifra que da cuen­ta de la importancia de la atención a esta edad. La continuidad media en el pro­grama es de 3,8 años.

También dentro del contexto del programa CaixaProinfancia el Observatorio CaixaProinfancia -Infancia, Vulnerabilidad y Acción Socioeducativa- sirve como herramienta para analizar y estudiar el fenómeno de la pobreza y la vulnerabilidad de la infancia y sus familias en España, y busca impulsar un modelo de acción socioeducativa con dicha población que favorezca la plena implementación de los derechos recogidos en la Convención de los Derechos del Niño.

El Observatorio fue creado a partir de la colaboración entre la Fundación «la Caixa» y la FPCEE Blanquerna (Universidad Ramon Llull), y cuenta con el potencial de poseer una extensísima red de entidades que trabajan con menores en riesgo de exclusión, 14 universidades de ámbito estatal y la colaboración de diferentes ayuntamientos.

Por último, pero no menos importante, la Fundación realiza una convocatoria de ayudas para la lucha contra la pobreza infantil y la exclusión social, centrada en el Objetivo de Desarrollo Sostenible 1 que pretende lograr el fin de la pobreza a nivel mundial.

Las ayudas tienen como finalidad contribuir a romper el círculo de la pobreza, empoderando a la infancia y a la adolescencia y potenciando la familia como eje de la acción socioeducativa y el impulso de proyectos que faciliten el desarrollo integral y el proceso de inclusión social de las personas en situación de vulnerabilidad, fortaleciendo sus capacidades y favoreciendo la igualdad de oportunidades.

Contenido realizado bajo acuerdo de colaboración con La Caixa.
Esta noticia se adhiere a los criterios de transparencia de la Revista Haz.
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