El 62,4% de los jóvenes con discapacidad está en paro

HAZ28 abril 2014

Ser joven y estar buscando empleo es un hecho cotidiano además de una combinación poco afortunada. La crisis que desde el año 2008 está acomodada en España, ha relegado a un segundo plano a los más jóvenes, debido a que las ofertas de empleo son muy escasas y están dirigidas, en la mayoría de los casos, a personas que cuentan con experiencia.

Los datos lo demuestran: El año 2013 terminó con una tasa de desempleo que ascendía a un 26%, cifra que se duplica si se trata del colectivo joven, con un 55%.

Pero, ¿qué ocurre si además de ser joven tienes alguna discapacidad? La Fundación Adecco y la empresa Terminales Canarios han dado respuesta a esta pregunta mediante la elaboración de un informe , que refleja la situación de personas menores de 30 años que cuentan con algún tipo de discapacidad, profundizando en su situación laboral, sus demandas y sus expectativas.

Además de la juventud e inexperiencia, este colectivo cuenta con otro tipo de barreras. En primer lugar, las barreras exógenas, que están implementadas en la sociedad y que son extrínsecas a la persona que padece la discapacidad. Tienen que ver con estereotipos y prejuicios que son derivados, en la mayoría de los casos, del desconocimiento y el temor.

En segundo lugar, las barreras endógenas, intrínsecas en las personas discapacitadas y que se manifiestan en falta de autoestima, motivación y autoconfianza, además de una sobreprotección familiar que impide que alcance autonomía.

Esta situación termina por concluir con una doble discriminación y así lo manifiestan los afectados: Un 60% opina que ser joven es un obstáculo añadido para encontrar empleo y, un 63% piensa que tener alguna discapacidad dificulta la búsqueda. En cambio, un 10% de los encuestados cree que esta situación beneficia a la hora de encontrar empleo.

Sin embargo, los datos de la encuesta son claros: el 62,4% de los jóvenes con discapacidad no tienen trabajo.

Alberto Herrera, director general de la empresa Terminales Canarios, ha declarado que “la escucha activa es un elemento esencial para avanzar en el proceso de integración. Por eso hemos optado por dar la voz a los propios jóvenes con discapacidad, pues quién mejor que ellos para hacernos eco de su situación. Su testimonio es el punto de partida para la concienciación y la base sobre la que se podrán –y deberán- sustentar políticas responsables y eficaces”.

Efecto de la crisis

Un vistazo al pasado, concretamente al año 2005, demuestra las consecuencias de la crisis: Actualmente, los jóvenes se inician en el mundo laboral a los 23 años mientras que hace nueve años, la edad descendía a los 19, según un informe elaborado por Bancaja.

En consonancia con estos resultados, siete de cada diez jóvenes con discapacidad, menores de 25 años, no han realizado ningún tipo de trabajo profesional, cifra que desciende a casi un 50% cuando la edad oscila entre los 26 y 30 años.

Según Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco: “La crisis económica está retrasando la edad del primer empleo, ante las dificultades de los jóvenes para encontrar una oportunidad laboral. En el caso de las personas con discapacidad, la incorporación se produce aún más tarde, debido a obstáculos añadidos como los estereotipos asentados en la sociedad y en la empresa o la sobreprotección familiar”.

Es importante acelerar la participación de los jóvenes con discapacidad en el empleo, para que su situación no sea desventajosa respecto a sus coetáneos. Tanto las familias como las empresas deben ser conscientes del gran talento que aportan las personas jóvenes con discapacidad”, añade Mesonero.

Por otro lado, atendiendo a las estructuras familiares, el informe concluye que un 72,5% de los jóvenes con discapacidad vive con sus padres, porcentaje que se eleva hasta un 90% cuando se trata de menores de 25 y que desciende a un 64% cuando se supera esta edad. Se trata de un 10% más que la cifra de jóvenes sin discapacidad.

El 70% de los encuestados alegan como principal motivo para no haberse emancipado el económico, frente a un 18% que declara no afrontar la emancipación por motivos de dependencia. El 12%, lo achacan a otros motivos.

En la universidad

En el área universitaria, según el informe Universidad y Discapacidad del Cermi, este colectivo solo representa un 1,1% de las personas matriculadas. De estos, solo un 60% realiza sus estudios de manera presencial, alegando que existen barreras tales como equipos humanos no sensibilizados con personas discapacitadas, aulas no adaptadas o inexistencia de departamentos específicos de atención a la discapacidad.

Según Francisco Mesonero: “La causa subyacente sigue siendo la existencia de barreras que dificultan el correcto desarrollo de los universitarios con discapacidad. Probablemente por este motivo, cuatro de cada diez universitarios con discapacidad estudia a distancia”.

En materia de movilidad geográfica, es un hecho evidente la acentuación de emigraciones, sobre todo de los más jóvenes. Dentro de estos, los que cuentan con alguna discapacidad, manifiestan (casi un 50%) que estarían dispuestos a trasladarse tanto a países europeos como lejos de las fronteras comunitarias.

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