La lucha contra la corrupción debería ser la prioridad del próximo gobierno, según los empresarios

El adelgazamiento de las administraciones y la mejora en la formación del capital humano son otras de las medidas consideradas urgentes o necesarias para el avance de la recuperación por más del 90% de los empresarios encuestados.
HAZ2 febrero 2016

Ni el cumplimiento de los objetivos de déficit, ni la flexibilización del mercado laboral, ni la reforma territorial del estado; para el 92% de los directivos españoles la medida más urgente a tomar por el próximo gobierno en pos de consolidar la recuperación económica debería ser la lucha contra la corrupción y el aumento de la transparencia en empresas e instituciones.

Esta es una de las principales conclusiones del último International Business Report de Grant Thornton, en el que 100 directivos de empresas españolas medianas y grandes dieron su opinión, durante las semanas previas a las elecciones generales, sobre las principales medidas a tomar por el próximo gobierno en torno a dos áreas: la recuperación económica y el crecimiento empresarial.

Junto a la lucha contra la corrupción, la otra medida de las planteadas calificada como urgente por una mayoría de los encuestados, el 51%, fue el adelgazamiento de las administraciones, considerado por otro 41% como necesaria. Obtiene también un apoyo casi unánime la mejora en la formación del capital humano y su adaptación al mercado laboral calificado de urgente por un 36% y de necesaria por el 54%.

Otras medidas consideradas urgentes o necesarias por más del 80% de los encuestados fueron aquellas destinadas a aumentar el atractivo de la economía española para la inversión extranjera, a favorecer la diversificación sectorial para reducir la dependencia de ciertos sectores y a aumentar la cohesión social y frenar la desigualdad.

La reforma de la estructura territorial del Estado queda por detrás de las anteriores entre las urgencias de los empresarios debido a que un 31% la califica de no prioritaria. No obstante, sólo un 3% cree que podría ser contraproducente y la mayoría, un 63%, la califica de urgente (28%) o necesaria (35%).

Entre las medidas que suscitan apoyos más tibios se sitúan el aumento del gasto público para estimular la economía, considerado no prioritario por el 29% y contraproducente por el 17%, o la profundización en la reforma laboral, no prioritaria para el 30% e incluso contraproducente para un 10%.

“Los resultados parecen indicar una conexión notable entre el clima de opinión del empresariado y el de la ciudadanía en general. En particular la unanimidad al considerar la corrupción como el principal enemigo a combatir resulta muy significativa y muestra, más allá de un hartazgo compartido por toda la sociedad, un compromiso esperanzador con la transparencia como motor de desarrollo económico. El próximo gobierno haría bien en hacer suyo ese compromiso y convertirlo en una de sus principales prioridades”, comenta Álvaro Sanmartín, chief economist de Grant Thornton y asesor del fondo Alinea Global.

“La importancia concedida a la mejora de la formación o al aumento de la cohesión social, vitales para la sostenibilidad de la recuperación, es otra muestra de la lucidez que demuestran los líderes empresariales en este estudio”, añade.

Medidas para el crecimiento empresarial

Los directivos muestran un menor consenso en cuanto a qué medidas políticas resultan prioritarias para el crecimiento de sus propias compañías o sectores. La más demandada es la reducción de las cargas burocráticas que afrontan las empresas, considerada urgente por la mitad de los encuestados. Le sigue el aumento de la transparencia en la contratación pública, un asunto prioritario para el 39%.

El apoyo económico a la innovación y la regulación destinada a evitar malas prácticas y favorecer la libre competencia obtienen apoyos de más del 80% sumando a quienes las califican de urgentes y a quienes las consideran necesarias.

Entre las medidas que obtienen un menor apoyo se sitúan la mejora de infraestructuras de transporte y telecomunicaciones y la reducción del impuesto de sociedades, consideradas como no prioritarias por un 40% y un 35% de los directivos, respectivamente.

Para Sanmartín, “las prioridades políticas de los líderes empresariales, en lo que afecta directamente a sus negocios, demuestran una visión a largo plazo y un compromiso con el desarrollo económico del país que está lejos del ventajismo que en ocasiones se les atribuye.”

Los más optimistas respecto a 2016

El 61% de los empresarios españoles se considera optimista en cuanto a la evolución de la economía española en 2016 y sólo un 11% se declara pesimista. El resto, un 28%, se mantiene en la incertidumbre. El balance de optimismo (porcentaje de optimistas menos el de pesimistas) resultante, 49 puntos positivos, supera holgadamente la media de la eurozona, 30 puntos, y el obtenido en el resto de principales economías de la unión monetaria: Alemania, 35 puntos, Italia (32) y Francia (1).

El optimismo empresarial de los directivos españoles se apoya en unas buenas previsiones para la evolución de los principales indicadores de sus negocios en 2016. Así, el balance de perspectivas (porcentaje de los que esperan subidas menos el de los que temen bajadas) alcanza los 57 puntos positivos en el caso de la facturación, los 53 en el de los beneficios y los 32 en el de las exportaciones, cifras que sitúan de nuevo a España a la cabeza de las grandes economías de la eurozona.

Si bien en la mayoría de indicadores se mantiene la tendencia positiva iniciada a finales de 2014, en el caso del empleo las previsiones sufren un pequeño bache respecto al trimestre anterior. El porcentaje de líderes empresariales que esperan aumentar su plantilla en el próximo año baja nueve puntos para situarse en el 45% mientras que el de los que prevén despidos aumenta tres puntos hasta el 7%. El resto, un 49%, cree que su plantilla se mantendrá en los niveles actuales.

“Los empresarios españoles mantienen el optimismo pese a una incertidumbre política que era previsible incluso antes de las elecciones. Tampoco las tensiones en los mercados desdibujan unas perspectivas macroeconómicas que siguen siendo buenas para nuestro país y para las economías desarrolladas en general. En este contexto lo que piden los empresarios a los nuevos líderes políticos es un terreno de juego limpio y una visión a largo plazo que permita al país y a sus empresas maximizar las oportunidades”, concluye Sanmartín.

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