Transparencia: la clave de éxito para el ‘crowdfunding’ solidario

Hoy se celebra el Giving Tuesday, el mayor movimiento solidario a nivel global, que hace un llamamiento a realizar donaciones (dinero, ropa, sangre...), el martes justo después de días dedicados al consumo masivo como el Black Friday y el Cyber Monday. La clave para tener éxito en la recaudación de fondos basadas en el 'crowdfunding' o micromecenazgo está en la transparencia.

El crowdfunding o micromecenazgo es un sistema de financiación basado en la aportación de numerosas personas con pequeñas cantidades. Este sistema se ha convertido en una fuente de financiación alternativa a los créditos tradicionales para todo tipo de proyectos: desde el emprendimiento de empresas, impulsar carreras musicales y obras artísticas e, incluso, campañas políticas.

Su expansión se debe al desarrollo de las nuevas tecnologías de la información (TICs) y la consolidación de Internet, que han permitido poner a disposición de los usuarios nuevas herramientas y métodos a través de plataformas online.

El origen del crowdfunding surge entre finales de la década de 1990 y los primeros años del 2000, cuando algunos artistas comienzan a utilizar este tipo de financiación para sus giras y eventos. Sin embargo, este sistema se convirtió en tendencia a partir de 2009, cuando empezaron a aparecer las primeras plataformas online que permiten financiar proyectos de manera conjunta.

En la última década, el número de plataformas de crowdfunding ha crecido a gran velocidad, siendo cada vez más común este tipo de financiación. Esto se refleja en los datos del informe Financiación participativa, de la consultora Universo Crowdfunding y la Universidad Complutense de Madrid, donde se muestra que en España existen aproximadamente 50 plataformas de crowdfunding y en 2018 se recaudó más de 159 millones de euros, lo que supuso un aumento de más del 60% de esta recaudación con respecto al año anterior.

Sin embargo, este sector en auge se enfrenta a importantes desafíos con el fin de ofrecer mayores garantías frente a posibles fraudes, como son los retrasos en el cumplimiento de las obligaciones entre beneficiarios y financiadores, el desconocimiento sobre códigos de buenas prácticas o la falta de transparencia sobre la valoración de los proyectos, los riesgos y los conflictos de interés de los inversores.

Revista Haz habla con miembros de la plataforma Kukumiku, dedicada al crowdfunding solidario y quienes han convertido el principio de transparencia en la clave de sus valores. Desde la organización afirman que el éxito de las actividades basadas en la solidaridad “es una apuesta decidida e incondicional por la transparencia para generar seguridad, confianza y apoyo social”.

Cómo funciona la transparencia en el crowdfunding

Uno de los elementos más importantes para generar confianza es garantizar al donante que el dinero recaudado será destinado para los fines anunciados. Luis Zeitouni, representante de Kukumiku, explica que en su caso tienen un mecanismo basado en el control durante todo el procedimiento de micromecenazgo, estableciendo un filtro previo de los proyectos, de manera que no se publiquen las campañas automáticamente y, una vez lanzada, hacen un seguimiento detallado durante la recaudación y la ejecución del pago.

Sobre este aspecto, Zeitouni afirma que el proceso previo de selección “es un factor fundamental para evitar la falta de transparencia y/o el fraude”, destacando que aproximadamente el 75% de las peticiones de campaña que reciben “no son aprobadas ni publicadas”.

Aproximadamente el 75% de las peticiones de campaña que recibe la plataforma de 'crowdfunding' solidario Kukumiku “no son aprobadas ni publicadas”, la mayoría por no cumplir con los requisitos de transparencia.

La mayoría de las propuestas –en torno al 70%-  son rechazadas principalmente porque no cumplen con los requisitos de transparencia o porque la naturaleza del proyecto “no permite mecanismos tangibles” que garanticen la veracidad de los hechos. Es en este proceso donde el equipo de la plataforma realiza el mayor filtrado, considerándolo como “un punto clave”, ya que analizan y contrastan la veracidad del proyecto, tratando de dar respuesta a las preguntas que pueden hacerse los posibles donantes.

En este sentido, Zeitouni afirma que ofrecer información de la manera más transparente, clara y detallada posible es un aspecto “fundamental” para el éxito de una campaña, puesto que “cualquier falta de información” puede generar duda o sospecha en el posible donante y esto “penaliza enormemente las posibilidades de éxito” del proyecto.

Además, durante la campaña de recaudación, la organización no permite cambios relevantes, salvo actualizaciones necesarias, pero sin llegar a alterar considerablemente el destino del dinero recaudado.

Otro mecanismo establecido es la posibilidad de que los propios usuarios de la plataforma denuncien cualquier anomalía o sospecha, aunque Zeitouni explica que solo se han dado un par de casos en los que paralizaron la campaña; en ninguna de ellas se habían realizado donativos. En caso contrario, su protocolo establece la devolución de los donativos o la posibilidad de cambiar el destinatario.

Otro de los momentos delicados, es el pago y la ejecución de la campaña. Para un mayor control, la organización de Kukumiku custodia el dinero de los donativos en una cuenta de su Fundación y dependiendo de si se trata de un promotor particular o de una entidad o asociación, existen dos posibilidades, ya que en los casos de organizaciones promotoras, el destino suele ser la cuenta corriente de la entidad, siendo una “garantía de que el dinero recaudado se destinará al objetivo final”, mientras que en los promotores particulares, se ofrece la posibilidad de que sea Kukumiku quien realice directamente los pagos relativos al uso de la recaudación.

Zeitouni señala que esta opción suele ser bien acogida por los promotores de los proyectos porque, además de librarles de cualquier sospecha, les evita tener que tributar por un dinero del que no se van a beneficiar, puesto que es la propia plataforma la encargada de transferir el dinero “al centro médico, al veterinario, o a la empresa que presta los servicios” para los que se hizo la recaudación.

¿Crowdfunding o subvención pública?

A la hora de financiar determinados proyectos solidarios, el sistema público parece aportar mayores controles y garantías de transparencia gracias a los mecanismos establecidos por las normas de transparencia y rendición de cuentas de las instituciones públicas, aunque desde Kukumiku señalan que cada sistema tiene sus pros y sus contras.

A la hora de financiar determinados proyectos solidarios, el sistema público parece aportar mayores controles y garantías de transparencia, aunque desde Kukumiku señalan que cada sistema tiene sus pros y sus contras.

Haciendo una comparación, Zeitouni indica que para recibir una subvención pública se deben cumplir unos requisitos “estrictos y claros” que el solicitante ya conoce previamente, mientras que en el crowdfunding “todavía se tiene que generar y consolidar esa cultura de transparencia”. Sobre este aspecto señala que todos los participantes en crowdfunding no están “predispuestos o preparados” para cumplir con “engorrosos” requisitos como los de las subvenciones y, en ocasiones, tienen que hacer pedagogía en este sentido.

No obstante, los requerimientos del crowdfunding pueden resultar más flexibles, adaptándose mejor a la naturaleza de cada proyecto, mientras que las subvenciones suelen tener unas exigencias más rígidas, que algunos proyectos solidarios no pueden cumplir y, por lo tanto, no pueden ser beneficiarios de las subvenciones. En cambio, el crowdfunding y, en el caso particular de Kukumiku, la campaña puede adaptarse a la naturaleza de los proyectos, siempre que se respete el requisito “indispensable” de la transparencia y se garantice el uso del dinero recaudado.

El coste del fraude

Establecer los mecanismos de control y garantías adecuados no siempre es sencillo y como afirma Zeitouni “siempre va a existir fraude en la sociedad”, aunque explica que existe una gran diferencia entre el fraude de una empresa financiera que engaña a sus inversores, y un proyecto solidario que lo hace con sus donantes.

En este sentido, el daño del fraude de una campaña solidaria afecta a personas o colectivos “inocentes” que realmente necesitan ayuda y, por este motivo, desde la organización considera que es “fundamental” para todos los actores implicados asimilar que “la transparencia es indispensable”, puesto que no es una cuestión de un proyecto aislado, sino que afecta al sector en conjunto: “Cada caso descubierto es un misil en la línea de flotación de la solidaridad en general, porque si uno comete fraude el daño afecta a todos”, afirma Zeitouni.

En un estudio realizado por la Universidad de Pensilvania, en el 9% de los proyectos de la plataforma de crowdfunding Kickstarter, la más famosa a nivel internacional, los creadores o promotores no cumplen con la entrega del producto a sus financiadores.

Sobre este aspecto, el representante de Kukumiku señala que “la transparencia es un valor y un activo importante para una campaña”, puesto que juega un papel determinante en el propio beneficio del proyecto.

Los posibles donantes deben tener confianza y seguridad en que su apoyo económico se utilizará de la forma expuesta, pero esta premisa parece no estar asimilada por todo el mundo. Zeitouni concluye que es necesario hacer pedagogía y poco a poco inculcar que la transparencia “nos incumbe a todos, tanto a los promotores de campañas como a los intermediarios y los donantes”.


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