¿Cómo ayuda la tecnología al acceso a la información en la gestión pública?

Es casi un axioma de la gobernanza democrática que solo una ciudadanía informada puede garantizar un gobierno responsable y comprometido con el bien común. Una condición necesaria (aunque no suficiente) para que los ciudadanos se mantengan al corriente del debate político y la acción de gobierno es que puedan acceder a información sobre los mismos de manera sencilla, confiable y oportuna.
Javier Crespán10 marzo 2020

El lema que desde el año 2017 The Washington Post incorpora a su cabecera, “democracy dies in darkness” (“la democracia muere en la oscuridad”), refleja bien esta forma de pensar. Pero si la prensa escrita ha jugado históricamente un rol clave en mantener a la ciudadanía informada, la revolución digital ha cambiado de forma radical la manera en que se consume información sobre asuntos públicos.

La facilidad con la que hoy en día se producen y distribuyen contenidos de alcance masivo ha multiplicado las fuentes de información que los ciudadanos tienen a su disposición. En cierto modo, esto supone una democratización informativa, en la medida en que las menores barreras de entrada permiten que opiniones antes marginadas en los grandes medios puedan llegar al público general.

Por otra parte, si bien la prensa tradicional no garantizaba necesariamente la calidad de la información política, al menos facilitaba la atribución de responsabilidad sobre los contenidos. Esto no es siempre sencillo en el mundo de Internet, ya que a menudo se difumina el origen de los mismos.

En cualquier caso, el propósito de este artículo no es sumarse al coro de voces que alertan sobre los peligros de la desinformación en la era digital. Más bien en positivo, y retomando la discusión sobre tecnologías cívicas donde la dejaba un artículo anterior, pretende destacar algunas ejemplos de herramientas digitales que buscan simplificar el acceso y/o interpretación de datos de gobierno y gestión pública, promoviendo así la transparencia.


La (incierta) promesa de las tecnologías cívicas


En un artículo del pasado septiembre, se desgranaban ejemplos de tecnologías cívicas que facilitan que los ciudadanos den a conocer a los poderes públicos sus necesidades, preferencias y opiniones. Quedaban fuera entonces las herramientas que apuntan a dinamizar la otra mitad del circuito de retroalimentación entre ciudadanía y autoridades. Es decir, aquellas que hacen más accesible a los ciudadanos la información sobre el actuar de los responsables públicos, de forma que puedan evaluar con mayor efectividad en qué medida se adecúa a sus expectativas y estándares de buen gobierno. Este artículo apunta a cerrar esa brecha.

Generalmente, las plataformas digitales que buscan favorecer el acceso ciudadano a información sobre el comportamiento de los representantes políticos y las administraciones públicas distan mucho de la controvertida página web de WikiLeaks. Lejos de las disputas legales que implica dar a conocer material secreto procedente de filtraciones no autorizadas, la mayoría de ellas trabaja a partir de información ya disponible públicamente, o de los mecanismos que la legislación de cada país ofrece para realizar solicitudes oficiales de información.

Muy adecuadamente, una de las innovaciones más interesantes en este campo han sido las plataformas que hacen más intuitivo y sencillo para el ciudadano de a pie dirigir solicitudes de información a los organismos públicos, simplificando este a menudo complicado proceso. La británica WhatDoTheyKnow destaca en ese sentido. No solo por haber facilitado esta labor a los ciudadanos del Reino Unido, sino también porque el software libre que utiliza, Alaveteli, ha servido de base para réplicas del servicio en más de una veintena de países.

Estas réplicas no siempre se han demostrado exitosas, y en el caso de España, por ejemplo, Tu Derecho a Saber dejó de funcionar en el año 2015. De acuerdo a las explicaciones de Civio, una de las organizaciones impulsoras, la decisión se debió a la negativa de la mayoría de las instituciones públicas a aceptar el correo electrónico como medio de presentación de solicitudes de información y de recepción de respuestas, lo que dificultaba enormemente mantener la automatización del proceso que ofrecía la herramienta.

Plataformas como Muckrock en Estados Unidos o FragDenStaat en Alemania siguen una lógica parecida a la de WhatDoTheyKnow, pero utilizando otros tipos de software. En ocasiones, son los propios gobiernos los que lanzan herramientas digitales para facilitar a la ciudadanía la presentación de solicitudes de información. El sitio web Rtionline.gov.in fue creado por el gobierno central de la India para canalizar solicitudes de información dirigidas a sus ministerios y agencias, y el Gobierno Federal de los Estados Unidos hizo algo similar con Foia.gov.

Muchas veces, existen datos de extraordinaria relevancia política y social que, a pesar de ser públicos, apenas sirven de utilidad a la ciudadanía por encontrarse dispersos o en formatos que ayudan poco a su comprensión. En este caso, el rol de las tecnologías cívicas y sus promotores es el de recopilar, limpiar, ordenar y presentarlos de forma amigable. Se trata de convertir los datos brutos en verdaderas fuentes de información. Las nuevas posibilidades que existen a nivel de búsqueda automatizada, geolocalización y visualización de datos, entre otros, ayudan mucho en este sentido.

La rendición de cuentas democrática requiere que los ciudadanos puedan evaluar cómo los legisladores que ellos eligen se comportan en su labor como tales.

En uno de sus niveles más básicos, la rendición de cuentas democrática requiere que los ciudadanos puedan evaluar cómo los legisladores que ellos eligen se comportan en su labor como tales. Esta no es una cuestión menor, dada la centralidad del poder legislativo en la aprobación de leyes y el control a la acción de los gobiernos.

The Public Whip permite a los ciudadanos del Reino Unido conocer de manera sencilla cómo vota cada miembro de su parlamento con respecto a los distintos asuntos que se someten a la institución. VoteWatch Europe hace algo similar con las votaciones del Parlamento Europeo y el Consejo de la Unión Europea. TheyWorkForYou ofrece fácil acceso a los textos de los debates legislativos que se dan en el parlamento británico, así como de las preguntas y respuestas que emanan de la función de control al gobierno que ejerce.

Otras herramientas se centran en el período electoral, poniendo a disposición de la ciudadanía información sobre la trayectoria, propuestas y posiciones políticas de los candidatos. Se encuentran por tanto a medio camino entre el objetivo de facilitar el acceso a la información de los ciudadanos, y el de promover que las necesidades y preferencias de estos se transmitan a los poderes públicos a través de la elección de candidatos alineados con las mismas. Dos ejemplos son las plataformas Poderes en El Salvador y #MeRepresenta en Brasil.

Una vez elegidos, los políticos no siempre cumplen sus promesas electorales, por eso es importante el seguimiento a su gestión. La página web chilena Del dicho al hecho es un ejemplo de cómo difundir los resultados de ese seguimiento de forma intuitiva y visualmente amigable.

El correcto uso de los recursos públicos es una de las cuestiones que más preocupa a los ciudadanos. Entre las muchas herramientas digitales que tratan de promover la transparencia y el control en ese campo se encuentran Funes, un algoritmo creado en Perú para analizar datos de contrataciones públicas de forma automatizada e identificar los casos con mayor riesgo de corrupción.

A veces son las propias instituciones públicas las que, por convicción o demanda ciudadana, buscan aplicar herramientas innovadoras para dar a conocer cómo se gasta el dinero de los contribuyentes. Lanzada desde el gobierno estatal de Ohio, la plataforma OhioCheckbook permite conocer hasta el nivel de gastos menores como las administraciones locales de este estado de los Estados Unidos se gastan los recursos.

Concluir subrayando que las tecnologías cívicas no son un sustituto para una sociedad civil dinámica. Más bien al contrario, en muchos casos es la propia sociedad civil la que las pone en marcha. En otros, aun no teniendo su origen las herramientas en organizaciones de la sociedad civil, serán estas las que les den vida a través de su uso.

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