Rayos de esperanza sobre la transparencia de la Iglesia

Desde la Fundación Haz, y esta revista ‘Revista Haz’, venimos prestando atención a las instituciones de la Iglesia católica desde hace tiempo.

En el año 2009 dedicamos el número de enero-febrero a analizar La contribución social de la Iglesia, y a lo largo de estos años hemos ido publicando diferentes artículos en los que hemos abordado distintas temáticas sobre la actividad de la Iglesia católica.

Ahora, desde la Fundación que dirijo, hemos publicado el primer análisis Rendición de cuentas y transparencia en la Iglesia 2019. Elaborar un informe de transparencia y buen gobierno sobre la Iglesia católica en España no ha sido una tarea sencilla.

A diferencia de nuestros informes anteriores, donde las instituciones analizadas eran fácilmente identificables, en el caso de la Iglesia tropezamos con una realidad muy difícil de delimitar. Solo en nuestro país la Iglesia católica está integrada por más de 40.000 instituciones muy heterogéneas en cuanto a sus dimensiones, naturaleza jurídica y funcionamiento.

Podíamos haber optado por analizar la transparencia de la Conferencia Episcopal Española (CEE) que es la institución que coordina e integra la actividad de los obispos en España, pero esta opción no nos pareció idónea por varias razones. En primer lugar, porque la transparencia de la CEE, aunque fuese relevante, no era representativa de la transparencia en toda la Iglesia, como tampoco la transparencia de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE) podía serlo de todas las universidades españolas. En segundo lugar, porque las prácticas de transparencia de la CEE, en general, cumplen ya con los estándares habituales.

Ante esta disyuntiva tomamos la decisión de tratar de entender a la Iglesia como ella se entiende así misma. Por esa razón elegimos la diócesis como la unidad de nuestra muestra, pues como declara el propio Código de Derecho Canónico, la diócesis constituye una “porción” de la Iglesia universal; en la diócesis, efectivamente, están presentes todas las instituciones que forman parte de la Iglesia católica.

Una vez elegida la muestra de las 69 diócesis españolas procedimos a la selección de indicadores. Para llevarla a cabo nos basamos en la experiencia de nuestros informes anteriores y adaptamos las áreas a las exigencias del Código de Derecho Canónico, así como a las prácticas de transparencia de las diócesis existentes en otros países.

El resultado final de este primer informe sobre la transparencia de las diócesis españolas arroja luces y sombras. Existen áreas en las que la información responde de manera aceptable a las expectativas de información y otras en las que el margen de mejora es importante.

Las diócesis de Bilbao y Burgos son el mejor argumento para deshacer todo tipo de reservas y mostrar que las prácticas de transparencia están al alcance de todas.

La buena noticia es que, como en otros informes similares, en este también hemos identificado algunas entidades (diócesis de Bilbao y diócesis de Burgos) que van unos pasos por delante y pueden actuar de tractores del resto. Estos ejemplos de las diócesis de Bilbao y Burgos son el mejor argumento para deshacer todo tipo de reservas y mostrar que las prácticas de transparencia están al alcance de todas.

Otra nota a destacar es la labor que viene impulsando la CEE a través de la Oficina de Transparencia y rendición de cuentas de entidades canónicas, dependiente de la Vicesecretaria de Asuntos Económicos. Aunque queda mucho por hacer, la CEE ha sido pionera en este campo, especialmente si la comparamos con sus homólogas de otros países.

Pero más allá de lo conseguido hasta la fecha, lo importante es el rol que puede jugar a la hora de definir estándares de información, impulsar buenas prácticas y aprobar normas y criterios contables aplicables a todas las diócesis.

Este papel es particularmente crítico en el caso de la Iglesia católica, que enfrenta cuestiones de técnica contable complejas a la hora de informar sobre su situación financiera y patrimonial, que exigen una respuesta adaptada a su naturaleza y actividad y que sea homogénea para todas las diócesis.

Igualmente crítico es que las diócesis sean conscientes que el impulso de las prácticas de transparencia no es una realidad que surja espontáneamente. Es necesario que cada diócesis gestione la transparencia, y eso supone fijar objetivos, asignar responsables y supervisar los avances. Sin estas medidas de impulso será difícil que las mejoras se produzcan.

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